H¨¦roes y leyendas en la plaza del arte
El programa Los Divinos no es s¨®lo un divertimento televisivo. Es un acontecimiento cultural de primera magnitud que se imbrica en una serie de otros grandes programas proyectados por el mismo equipo con una idea de fondo: la alta cultura del espect¨¢culo puede ser abierta a una escala actual mucho m¨¢s amplia que la retrasmisi¨®n, en directo o diferido, recalifica en su destino final.Televisi¨®n Espa?ola ha ofrecido ya con anterioridad algunos de estos eventos, hechos siempre desde marcos incomparables como N¨¢poles, Trieste, Pisa o el Coliseo romano, con sus aforos a reventar y haciendo coincidir divas de siempre con talentos emergentes.
Ahora, por primera vez fuera de Italia, la sobria explanada de La Villa y Corte servir¨¢ de escenograf¨ªa a la danza, el canto y el texto teatral. Vittoria Cappelli y Vittoria Ottolenghi han abierto la tolerancia gen¨¦rica para que, por ejemplo, la palabra de Lorca discurra paralelamente al baile evocador de Escudero, o que el canto preclaro de Raimondi se enlace a los faralaes de Lola Greco. La idea tiene riesgos y usar¨¢ del factor sorpresa en m¨¢s de una ocasi¨®n. Los intermedios l¨²dicos de Moses Pendleton y sus chicos de Momix, con mucha imaginaci¨®n, pondr¨¢n el acento ir¨®nico y hasta surreal: para ello el Madrid nocturno del ca?¨ª a lo plateresco, del chulapo al herreriano, se presenta ideal.
Grandes virtuosos
Lo excepcional es que, por ¨²nica vez tambi¨¦n, se re¨²nen las tres m¨¢s grandes e importantes compa?¨ªas de danza de Espa?a: El Ballet Nacional, la Compa?¨ªa Nacional de Danza y el Ballet Victor Ullate, aderezados por un racimo de grandes virtuosos. La ¨²nica palabra capaz de encerrar este producto con m¨¢s es Fiesta.
Los Divinos de la Plaza Mayor de Madrid es, a continuaci¨®n de Las Divinas (que se hizo en una plaza renacentista italiana y donde las bailarinas espa?olas Pilar L¨®pez y Mariemma compartieron laurel y loa junto a Margot Ponteyn y Alicia Markova), un acercamiento a los valores perdurables de artistas y mitos; lo que nos queda, llega e inspira del baile para muchos lejano o desconocido de Vicente Escudero; de los trajes que pasionalmente dibuj¨® Picasso para El Sombrero de Tres Picos, del aire so?ador de Alonso Quijano o de la seducci¨®n de Don Juan.
Un hilo conductor interior invitar¨¢ a una degustaci¨®n variada de lo espa?ol fuera de los reclamos habituales. Esencia m¨¢s que tema, aire r¨ªtmico m¨¢s que folclor, frente a los arcos policromados de La Panader¨ªa se dar¨¢n la mano tradici¨®n y modernidad, una alianza que en el terreno de la danza esc¨¦nica cada vez se vuelve m¨¢s productiva y es quiz¨¢ la ¨²nica v¨ªa para apresar los vientos rapid¨ªsimos de nuestro tiempo. Ser¨¢ una oportunidad de ver tac¨®n, casta?uela y pirueta fuera del t¨®pico.
Por una vez vale la pena sugerir: si a usted le interesa la danza, prepare su aparato y grabe la noche del pr¨®ximo mi¨¦rcoles 30 el programa Los Divinos. Lo que contendr¨¢ la cinta de marras dif¨ªcilmente puede contarse con anticipaci¨®n.
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