Pobre, casto y precoz

Los vecinos de Baza sonr¨ªen cuando el forastero pregunta por las cuevas del Garfio, un barrio humilde pegado al cerro donde Esteban S¨¢nchez tiene su casa. El de Esteban es un caso peculiar entre la legi¨®n de curanderos, visionarios y adivinos que disparatan con ¨¦xito en consultas privadas o en programas de radio y televisi¨®n: es el m¨¢s joven. A los 13 a?os, el m¨¢s peque?o de una familia, de ocho hermanos se inici¨® en las milagrer¨ªas, pero el reconocimiento le vino a partir de los 15 o 16. Fue campe¨®n de rumbas en la ¨¦poca que frecuentaba las discotecas, y ahora no puede prescindir de la m¨²sica moderna mientras palmea y frota a los pacientes. Asegura que ha escogido libremente el voto de pobreza, que le impide lucir m¨¢s de un anillo de oro en los dedos, y sugiere que cumple el de castidad.Comprendi¨® que ten¨ªa poderes fant¨¢sticos jugando junto a las tapias donde su padre encerraba el ganado. Un tipo con las manos rajadas" apareci¨® en un c¨ªrculo de luz. Trata de "cerdos" a los medios de comunicaci¨®n que le culpan del incidente de las quemaduras y asegura que la Virgen le transmite peregrinos mensajes no exentos de cierta modernidad, como la pronta recuperaci¨®n de la capa de ozono.