Moda y vicio
A la vista de la actitud de la sociedad norteamericana frente al tabaco, es razonable pensar que los fumadores de hoy ver¨¢n el d¨ªa en que su h¨¢bito o su vicio sea ilegal en Estados Unidos.Los fumadores son ya una especie sospechosa en el mismo pa¨ªs que hace 40 a?os extendi¨® por el mundo la moda de fumar, y de fumar mucho, como hac¨ªan las estrellas del cine de entonces.
El t¨¦rmino "fumador en cadena" fue concebido en ingl¨¦s y en Estados Unidos. En otros pa¨ªses se fumaba antes un cigarrillo a media ma?ana o, los que pod¨ªan, alg¨²n puro despu¨¦s de comer. Pero la costumbre de empalmar un pitillo tras otro la ense?aron los norteamericanos, en perfecta armon¨ªa entonces con la industria del tabaco.
En los a?os ochenta ese h¨¢bito tan distinguido se torn¨® en pecado. En la misma medida en que crec¨ªa el c¨¢ncer de pulm¨®n, proliferaron las organizaciones antitabaco, que fueron ganando terreno con suma facilidad. En el cine ya s¨®lo fuma alg¨²n polic¨ªa esquizofr¨¦nico, alg¨²n ejecutivo con problemas y alg¨²n que otro traficante de drogas o delincuente de medio pelo. La gente educada, feliz y estable ya no fuma en las pantallas.
La moda de perseguir a los fumadores crece tan r¨¢pidamente como se promovi¨® esa pr¨¢ctica en el pasado. En 145 ciudades de Estados Unidos est¨¢ ya prohibido fumar en locales p¨²blicos. Diecinueve Estados est¨¢n considerando adoptar esas mismas medidas. En cualquier poblaci¨®n norteamericana es frecuente el esp¨¦ctaculo de cinco o seis maltratados fumadores que ceden, con cierta verg¨¹enza, a su vicio en las puertas del edificio de su trabajo.
Hasta la Casa Blanca ha sido declarada ¨¢rea de no fumadores, siguiendo la misma pauta que tantos restaurantes, los vuelos nacionales de las compa?¨ªas de EE UU y casi todos los aeropuertos del pa¨ªs.
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