Manos a la obra
HACE APENAS tres semanas, los mensajes electorales del partido del Gobierno anunciaban el pr¨®ximo final de la recesi¨®n. Ahora, el propio presidente en funciones admite, desde Copenhague, que la recuperaci¨®n tardar¨¢. Ese mayor realismo tiene su base en las desfavorables previsiones de crecimiento de la Comisi¨®n Europea y, desde luego, en las m¨¢s recientes conclusiones del ¨²ltimo Consejo Europeo de Copenhague sobre las consecuencias de la crisis en el empleo.A perfilar los rasgos de ese cuadro recesivo han contribuido la divulgaci¨®n, tambi¨¦n durante esta semana, del informe econ¨®mico del Banco de Espa?a, y en especial el discurso de su gobernador. Otras instituciones nacionales e internacionales tambi¨¦n han insistido en la significativa p¨¦rdida de capacidad competitiva de las empresas espa?olas y en las dificultades para paliar el deterioro del mercado de trabajo. Esa lamentable coexistencia de la recesi¨®n de la econom¨ªa, generadora de un ritmo de crecimiento del desempleo superior al de las restantes econom¨ªas industrializadas, con el mantenimiento de tensiones inflacionistas, obliga a que las acciones de pol¨ªtica econ¨®mica no se limiten al fomento del crecimiento, sino que atiendan con mayor prioridad a la eliminaci¨®n de los obst¨¢culos que se interponen a la reducci¨®n de los desequilibrios cl¨¢sicos de la econom¨ªa espa?ola: a la equiparaci¨®n con las condiciones de estabilidad presentes en los pa¨ªses con los que la econom¨ªa espa?ola mantiene un elevado y creciente grado de integraci¨®n. ?sa es la condici¨®n para garantizar avances efectivos en la competitividad de la econom¨ªa espa?ola.
Las reformas estructurales que precisa nuestra econom¨ªa no encuentran su mejor marco en la actual situaci¨®n pol¨ªtica. El pr¨®ximo Gobierno habr¨¢ de llevar a cabo sin demora las acciones que el anterior dej¨® enunciadas en un programa de convergencia cuyas orientaciones siguen siendo v¨¢lidas pese a que algunas de sus hip¨®tesis hayan quedado obsoletas. Incluso cabe decir que los efectos de la crisis hacen m¨¢s urgentes las reformas all¨ª planteadas en orden a eliminar las rigideces en el funcionamiento de los mercados, adecuar las regulaciones de algunos sectores protegidos, propiciar la adecuaci¨®n y formaci¨®n de los recursos humanos o reformar la Administraci¨®n p¨²blica, ejes de cualquier intento de recuperar competitividad. Un acuerdo con las fuerzas sociales y econ¨®micas que permita una contenci¨®n de las rentas y las necesarias reformas en el mercado de trabajo es otra de las prioridades de ese nuevo Gobierno que nadie pone hoy en duda. La actitud m¨¢s dialogante de los principales sindicatos, acorde con el agravamiento del paro, es una buena se?al al respecto.
La tercera tarea que habr¨¢ de acometer el nuevo Gobierno es el dise?o de una pol¨ªtica presupuestaria que permita atajar el r¨¢pido deterioro en las cuentas p¨²blicas. Se acaba de conocer que en los cinco primeros meses de este a?o el d¨¦ficit p¨²blico ha rebasado la cifra del bill¨®n de pesetas, magnitud equivalente al objetivo inicialmente establecido para el conjunto del a?o. El rigor en las finanzas p¨²blicas, adem¨¢s de una necesidad determinada por esa preocupante evoluci¨®n, constituir¨¢ la se?al que garantice la estabilidad de los mercados financieros y, en concreto, que permita los necesarios descensos en los tipos de inter¨¦s, sin volver a poner en peligro la estabilidad del tipo de cambio de la peseta.
Las reacciones de los mercados financieros -las importantes ventas de deuda p¨²blica y la depreciaci¨®n de la peseta, el viernes- tras las calabazas de Pujol a Gonz¨¢lez son suficientemente expresivas. Se hace dificil, en este contexto, comprender la actitud cuando menos ego¨ªsta de algunas fuerzas pol¨ªticas que niegan su contribuci¨®n a garantizar ya no la gen¨¦rica gobernabilidad del pa¨ªs, sino el apoyo a esas acciones prioritarias que habr¨ªan de constituir el denominador com¨²n de los programas de gobierno.
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