Dilema para Felipe

1. Si, en un periodo tan cr¨ªtico y decisivo para nuestra historia econ¨®mica y social (cuyas decisiones se har¨¢n sentir durante decenios), ¨¦l lo ha hecho tan bien que merece, aun a costa de desgarrar el partido y de burlarse del pa¨ªs, decretar que se le premie con el nombramiento de portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, ?por qu¨¦, entonces, quitarle como ministro de Econom¨ªa, impidi¨¦ndole que, en este nuevo periodo que ahora se abre, tan cr¨ªtico y angustioso como el anterior -si no m¨¢s-, siga haci¨¦ndolo tan bien y salv¨¢ndonos a todos, en beneficio de Espa?a?

2. Si, por el contrario, ¨¦l ha fracasado de tal modo en su responsabilidad anterior que resulta, ante el pa¨ªs entero y ante Europa, indispensable relevarle como ministro de Econom¨ªa, rompiendo con ello brutalmente una continuidad que, de no ser as¨ª, ser¨ªa inapreciable en periodo de crisis ("en tiempo de turbaci¨®n, no hacer mudanza", nos dec¨ªa sabiamente san Ignacio), ?por qu¨¦, entonces, contra toda l¨®gica y ejemplaridad, premiarle clamorosamente ahora de su fracaso, imponi¨¦ndole, frente a la mitad de la Ejecutiva y del Comit¨¦ Federal, nada menos que como portavoz del PSOE, partiendo as¨ª una vez m¨¢s en dos mitades al ya partido partido s¨®lo por el capricho de permitir a tan crispante y desafiante personaje que cree nuevas crispaciones en una C¨¢mara que ser¨¢ una verdadera cristaler¨ªa?

Felipe, por favor, para Espa?a y para todos nosotros, sus ciudadanos, un poco m¨¢s de l¨®gica, de ¨¦tica, de sentido com¨²n, de moderaci¨®n y de equilibrio.-