La gram¨¢tica y Schumpeter
En publicaciones o en secciones period¨ªsticas de econom¨ªa es frecuente el empleo del verbo deflactar, cuya invenci¨®n no parece muy afortunada.
Surge, entre nuestros auto res, por analog¨ªa con el verbo ingl¨¦s to deflate. Pero el ingl¨¦s —lengua no romance— respeta las formas latinas originales, y as¨ª como en lat¨ªn no se escribe deflactum, ni deflactus-a-um, ni deflactio-onis, tampoco en ingl¨¦s se escribe to deflacte. ?Y qu¨¦ raz¨®n puede haber para que nosotros no respetemos esas formas, aunque s¨®lo sea para no despreciar el buen ejemplo del respeto con que las tratan los ingleses?
Porque es el caso que la invenci¨®n del verbo deflactar constituye no s¨®lo un menos precio de nuestras fuentes latinas, sino tambi¨¦n una transgresi¨®n de las normas l¨®gicas m¨¢s elementales.
En efecto: deflaci¨®n no puede dar deflactar, de igual modo que, por ejemplo, sujeci¨®n no da sujectar, ni concreci¨®n da concrectar, ni objeci¨®n da objectar. La distorsi¨®n que el verbo de flactar introduce en nuestro lenguaje aparece claramente cuando regresamos del verbo al sustantivo, puesto que, una vez aceptado el verbo deflactar, ser¨¢ obligado el sustantivo deflacci¨®n, desaguisado en el que no hemos visto caer a ning¨²n autor.
Tenemos el proceso refracci¨®n-refractar-refracci¨®n, infecci¨®n-infectar-infecci¨®n, redacci¨®n-redactar-redacci¨®n, etc¨¦tera, y no tenemos ni podemos tener deflaci¨®n-deflactar-deflacci¨®n. Las dos cc constituyen, sencillamente, una falta ortogr¨¢fica, resultado del desprop¨®sito (ct) cometido en deflactar. Y el hecho de que este verbo se escriba con una frecuencia que viene dando ya en aut¨¦ntico menudeo no es raz¨®n suficiente para su perpetuaci¨®n.
Ciertamente, la invenci¨®n del verbo deflactar responde a una necesidad t¨¦cnica que es preciso atender, pero sin violentar el esp¨ªritu de nuestro idioma ni los sistemas que rigen su desarrollo. Podr¨ªa optarse por la forma deflacionar, que:
a) Aparece ya utilizada por los autores, aunque con menos asiduidad que el deflactar que da origen a estas notas.
b) No causa distorsi¨®n alguna con el sustantivo deflaci¨®n.
c) Cuenta con los precedentes de soluci¨®n-solucionar, evoluci¨®n-evolucionar, etc¨¦tera.
d) Est¨¢ incluida ya en el DRAE (1984 y 1993), bajo las formas de deflacionario y deflacionista, que parecen autorizaci¨®n suficiente para el empleo del verbo deflacionar.
e) En el diccionario Collins London & Glasgow, 1977, se registra deflate = deflacionar.
Es claro que el infinitivo deflacionar impondr¨ªa el sustantivo deflacionador, lo que tal vez resultase un poco engorroso, pero existen otras soluciones. Nos limitaremos a proponer s¨®lo una: la del verbo deflatar, que
a) Presenta una limpia analog¨ªa con el ingl¨¦s to deflate, de donde pretende derivarse el malhadado deflactar.
b) Se ajusta casi literalmente a la semejanza de relaci¨®n- relatar, delaci¨®n-delatar, etc¨¦tera.
e) Resuelve tambi¨¦n el problema del sustantivo deflacionador, porque, si tenemos relatar-relator y delatar-delator, nada se opone a que deflatar nos d¨¦ deflator.
Se trata, pues, de re-crear sencillamente las formas deflatar y deflator, que ya est¨¢n creadas, pero que deber¨¢n empezar a escribirse sin c; es decir, legitimadas normativamente y sin la falta de ortograf¨ªa. En su Capitalismo, socialismo y democracia se?ala Schumpeter que "la coincidencia del nacimiento del humanismo con el nacimiento del capitalismo es muy sorprendente. Inicialmente, los humanistas eran fil¨®logos, pero invadieron r¨¢pidamente los campos de la moral, de la pol¨ªtica, de la religi¨®n y de la filosof¨ªa. (...) Al mismo tiempo que las reglas de la gram¨¢tica, los humanistas comentaban la sustancia de las obras cl¨¢sicas, porque, de la cr¨ªtica de un texto a la cr¨ªtica de la sociedad, el camino es m¨¢s corto de lo que podr¨ªa creerse".
Pero, si el camino que va de la cr¨ªtica de un texto a la cr¨ªtica de la sociedad es tan corto como Schumpeter nos sugiere, bien podr¨ªa ocurrir que la cr¨ªtica de una palabra casi equivaliese a la cr¨ªtica de un texto, por donde vendr¨ªa a resultar que los textos de econom¨ªa en que tanto proliferan los deflactares y los deflactores est¨¦n dando p¨ªe a juicios de los que no podr¨¢n menos de salir malparados tales textos y la sociedad en que estos textos aparecen.
Marcial Su¨¢rez es escritor y premio de teatro Lope de Vega.
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