El fiscal cree que el soldado que mat¨® a dos compa?eros deber¨ªa estar en el psiqui¨¢trico
El fiscal Fernando Burgos tiene claro que Jos¨¦ Antonio Molero debe ir a un psiqui¨¢trico. As¨ª lo expres¨® ayer tras la sesi¨®n judicial contra ese soldado de 20 a?os que mat¨® a dos compa?eros en el acuartelamiento de Pe?agrande, en Puerta de Merro (Madrid). Lo que el tribunal analizar¨¢ hoy es por qu¨¦ se dio un Cetme a un muchacho como ¨¦l y se le oblig¨® a hacer guar dias. El acusado relat¨® ayer, en la primera jornada del juicio, que algunos veteranos le hab¨ªan gastado "novatadas" y asinti¨® ante el espeluznante relato de los hechos que hizo un abogado de los familiares.
Molero se sent¨® ayer ante el tribunal de la Audiencia con la misma cara ani?ada que ten¨ªa hace 16 meses, cuando dispar¨® casi a bocajarro contra Luis Rodr¨ªguez y Ricardo Olivo, ambos de 19 a?os, en el cuartel militar de Pe?agrande. Respuestas contradictorias, incoherentes o monosil¨¢bicas -s¨ª, no, no me acuerdo, no lo s¨¦- marcaron los primeros minutos del juicio.Los peritos difirieron sobre el grado de deficiencia mental del ex soldado, pero fueron un¨¢nimes en que es un psiqui¨¢trico y no la c¨¢rcel el medio adecuado para su reinserci¨®n. Las diferencias surgieron sobre el grado de imputabilidad. Para unos, Molero es "absolutamente inimputable". Sufre s¨ªntomas -ira, violencia...- que le acercan a la esquizofrenia. "Ha sufrido la burla de la sociedad (compa?eros de colegio, de servicio militar ... ). En cambio, otro grupo de psiquiatras razon¨® que "la conciencia y voluntad" del acusado se "vio muy afectada y rebajada, pero no abolida". "Es un pobre ser que ha sufrido muchas vejaciones de la sociedad" subray¨® uno ?te los peritos.
"Intent¨® suicidarse"
Con ayuda del abogado de la familia de uno de los fallecidos, Molero pudo reconstruir lo ocurrido durante la madrugada del 22 de enero de 1992 en el cuartel de Pe?agrande. Lleg¨® a la garita sobre las cinco de la madrugada. El fr¨ªo arreciaba. En un momento determinado, pens¨® en suicidarse. Por eso sac¨® la bala de fogueo del Cetme y meti¨® la cartuchera con munici¨®n real. Su idea era golpear la culata del Cetme en el suelo con el ca?¨®n apuntando hacia la garganta. El Cetine es muy sensible a los golpes.-?Qu¨¦ le angustiaba?, ?por qu¨¦ quer¨ªa usted suicidarse? -inquiri¨® el letrado. Casi todas las respuestas de Molero iban precedidas por un silencio largo con la cabeza agachada.
-La vida no me gustaba -dijo lac¨®nicamente.
-?Por qu¨¦ no se suicid¨®?
-No lo s¨¦.
Rechazada la opci¨®n del suicidio, Molero abandon¨® la garita y se encamin¨® hacia el barrac¨®n donde dorm¨ªan los veteranos. Pregunt¨® a uno de ellos d¨®nde dorm¨ªa Olivo (Ricardo Olivo). "Me acerqu¨¦ a su litera, era de noche y no se ve¨ªa, y comenc¨¦ a tontear con el Cetm, apunt¨¢ndole y desapunt¨¢ndole" [Ricardo Olivo, seg¨²n Molero, era uno de los veteranos que le insultaban y le pegaban]. "Entonces", evoc¨® Molero, "se dispar¨¦ el arma". "Escuch¨¦ como un trueno, y despu¨¦s caer la sangre; ¨¦l no se mov¨ªa".
Seguidamente, escuch¨® los gritos de otro compa?ero de la habitaci¨®n ("encended la luz"). "Estaos quietos y no os va a pasar nada", grit¨® Molero. Adormilado, Luis Rodr¨ªguez (el otro soldado asesinado) se incorpor¨® de su litera y se fue hacia ¨¦l, insistiendo a voces en que alguien encendiera la luz. "Vi una silueta que ven¨ªa hacia m¨ª. Dispar¨¦ hacia ella, o¨ª un quejido fuerte, pero la silueta segu¨ªa viniendo hacia m¨ª. Sent¨ª miedo y volv¨ª a disparar". El soldado Luis Rodr¨ªguez qued¨® tendido en el suelo en medio de un gran charco de sangre, casi al lado de la cama en la que estaba el cad¨¢ver de Olivo con la cabeza destrozada.
A pesar de la dificultad para sonsacarle una frase entera, (durante el juicio estaba sedado) Molero relat¨® despu¨¦s que acudi¨® a la habitaci¨®n dondedorm¨ªa el sargento de guardia y se entreg¨®. El p¨¢nico se hab¨ªa apoderado ya del cuartel. Los compa?eros de la habitaci¨®n donde cayeron abatidos Olivo y Rodr¨ªguez bloquearon con taquillas la puerta temiendo que Molero regresara. "Me qued¨¦ quieto en la cama. Por mi cabeza pas¨® de todo en ese momento: 'Ha matado a dos y lo mismo le da matamos a todos" recordaba ayer uno de los compa?eros de habitaci¨®n de las v¨ªctimas. "El Ej¨¦rcito tiene la culpa: si sab¨ªan que estaba mal, ?por qu¨¦ no le rebajaron de las guardias?".
Indemnizaci¨®n
?sa ser¨¢ probablemente la cuesti¨®n que centrar¨¢ la sesi¨®n de hoy. Esta ma?ana deben testificar altos mandos del Ej¨¦rcito. Los jueces han de ventilar si el Ej¨¦rcito (tal como ha entendido el juez que instruy¨® el caso) es responsable subsidiario y, por tanto, si debe indemnizar a los familiares de los soldados asesinados. "Un hecho claro es que el Ej¨¦rcito sab¨ªa, porque dispon¨ªa de un informe psicol¨®gico, que el muchacho sufr¨ªa trastornos mentales. ?Por qu¨¦, entonces, le dejaron hacer guardias y le dieron un Cetme?", cuestionan fuentes judiciales.La defensa, que sostiene que el procesado es absolutamente "inimputable" y que actu¨® movido por un serio trastorno mental, orient¨® su intervenci¨®n en poner de relieve las contradictorias declaraciones de Molero. Incluso intent¨® provocarle. El defensor quer¨ªa arrancarle alguna reacci¨®n airada ante el tribunal. Sabe que su defendido intent¨® agredir al psic¨®logo de la prisi¨®n de Meco (donde est¨¢ encarcelado). No soporta que le remuevan en su mente lo ocurrido en Pe?agrande." ?Le gustar¨ªa ahora mismo hacerme algo a m¨ª?", inquiri¨® su abogado con un tono provocativo. "Le dar¨ªa un tortazo" repuso el joven con aparente tranquilidad. "Est¨¢ sedado; de lo contrario, yo lo he visto, se habr¨ªa puesto desencajado".
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