El ONCE, gracias al belga Bruyneel, saborea su primer triunfo de etapa
El Tour reparte sus sobras a los aventureros del llano y el jersey de l¨ªder viaja, como un vagabundo, sin cuerpo fijo en el que posarse. La culpa es de las bonificaciones. Mario Cipollini sum¨® ayer m¨¢s segundos que Wilfried Nelissen, su gran rival, y la apetitosa prenda volvi¨® a su habitaci¨®n: es el encanto irresistible del italiano. Mientras los dem¨¢s se atizan, Miguel Indur¨¢in guarda fuerzas en la atalaya. El Banesto deja que los dem¨¢s controlen la carrera, consciente de que el verdadero trabajo comienza el lunes, en la contrarreloj individual de Madine. Del fuego cruzado de la etapa de ayer obtuvo premio el belga Johan Bruyneel, un tremendo rodador, que cruz¨® la meta de Amiens en solitario.El ONCE sabore¨® as¨¢ su primer triunfo de etapa en esta edici¨®n y el gusto a?adido de ver a cinco de sus hombres entre los diez primeros de la clasificaci¨®n general: Bruyneel, Jalabert, Z¨¹lle, Breukink y Louviot. La de ayer fue la etapa en l¨ªnea que mayor promedio de velocidad registra la historia del Tour: 49,417 kil¨®metros por hora. El r¨¦cord anterior correspondi¨® a 1988, a una etapa de 38 kil¨®metros, entre Tarbes y Pau, con 48,927 kil¨®metros por hora.
La carrera sigue un curso l¨®gico y la l¨®gica siempre est¨¢ de parte de Indur¨¢in. En el terreno de la normalidad, nadie puede con el espa?ol. El Banesto s¨®lo teme lo inesperado. Inesperado fue el abandono de Aitor Garmendia, v¨ªctima de una ca¨ªda que le produjo la fractura del escafoides de la mano derecha, e inesperado fue el desfallecimiento sufrido ayer por Jean Fran?ois Bernard, que cruz¨® la meta a 7m 19s del ganador. Jos¨¦ Manuel Ech¨¢varri era consciente de las carencias del franc¨¦s tras la lesi¨®n que le mantuvo inactivo durante un mes, pero en el seno del equipo exist¨ªa el convencimiento de que Bernard ir¨ªa a m¨¢s cada d¨ªa. Su futuro es una inc¨®gnita.
La jornada sufri¨® el habitual nerviosismo de una general tan apretada. El liderato tiene demasiados pretendientes como para gozar de una m¨ªnima estabilidad. Menudencias como las bonificaciones han adquirido un rango insospechado y el combate est¨¢ en manos de los sprinters, esos cazadores fugaces llamados a desaparecer en cuanto lleguen los Alpes. Cipollini y Nelissen mantienen un duelo de ri?ones atractivo, pero, al fin y al cabo, menor. Ninguno de ellos ganar¨¢ el Tour y lo ¨²nico que buscan es sustento para el invierno.
Cipollini y Nelissen van con la calculadora. El italiano cont¨® mejor ayer y sum¨® los segundos precisos en el ¨²ltimo sprint especial y en la llegada para arrebatar el jersey amarillo al belga. Durante los ¨²ltimos minutos cabalgaron con todos sus guarismos igualados, por lo que Jean Marie Leblanc, el director del Tour, tuvo que aclarar que, de acabar as¨ª la etapa, el l¨ªder se decidir¨ªa atendiendo a las cent¨¦simas de segundo obtenidas por ambos en la etapa pr¨®logo. No fue necesario. Son las cosas del ciclismo moderno: mandan unos d¨ªas los especialistas en las llegadas y el caj¨®n alto de la general tiene que decidirse con operaciones aritm¨¦ticas. Es un dolor pasajero: los verdaderos caudillos del Tour no tardar¨¢n en pedir la voz, justo el tiempo que la carrera se demore en abandonar el llano.
Las aventuras
La etapa vivi¨® de una escapada de 98 kil¨®metros, propiedad de tres furtivos: Jacky Durand (Castorama), Flavio Vanzella (GB) y Steve Bauer (Motorola). Los chicos llegaron a disponer de m¨¢s de cinco minutos de ventaja, pero el Novemail, muy pendiente de proteger a Nelissen, el l¨ªder en ese momento, tir¨® del pelot¨®n hasta acabar con la aventura. A 38 kil¨®metros de la llegada, lleg¨® la definitiva. Un grupo comandado por Bruyneel aprovech¨® el fraccionamiento del pelot¨®n para lanzar un ataque impresionante. El paquete, controlado en esos momentos por el Banesto, s¨®lo pudo atrapar a ocho. Breyneel huy¨® solo.
Tres hombres, Ghirotto, Peron y Museeuw, intentaron darle caza, pero para ese momento el belga ya hab¨ªa adquirido el golpe de pedal necesario para abrir los metros suficientes. La exhibici¨®n de Bruyneel fue soberbia, aunque insuficiente para alcanzar el liderato, un dulce que estos d¨ªas est¨¢ m¨¢s al alcance que de costumbre. Su premio fue la victoria, un bocado en absoluto amargo. Su equipo tiene el liderato a mano. Tampoco est¨¢ mal.
Dedicatoria especial
"Dedico este triunfo a mi padre, que muri¨® hace apenas un mes", fue la confesi¨®n de Johan Bruyneel, el corredor belga de 28 a?os, momentos despu¨¦s de ganar ayer la etapa.Bruyneel disfrut¨® ayer de su rato en la gloria. Una escapada inteligente, una excelente condici¨®n de rodador y victoria en el Tour en la etapa m¨¢s corta y m¨¢s r¨¢pida de la ronda de este a?o, la cuarta que consigue el equipo ONCE en la ronda francesa. Ahora, a trabajar para sus jefes de fila, que no son pocos. "Mi objetivo no es figurar en la clasificaci¨®n general. Hab¨ªa so?ado con la posibilidad de ganar una etapa, y hoy lo he conseguido. Me siento muy safisfecho, aunque soy consciente de que ahora he de seguir trabajando para mis jefes de fila".
Ganador de una etapa en la ¨²ltima edici¨®n de la Setmana Catalana y vigente campe¨®n del Gran Premio de las Naciones, Bruyneel posee un total de 20 victorias en su palmar¨¦s. Es, ante todo, un corredor de enorme clase. "Hace dos a?os todos me definieron en mi pa¨ªs como la gran esperanza del ciclismo belga. Nunca me gust¨® esa condici¨®n. Prefiero estar aqu¨ª, en el ONCE, sin tanta responsabilidad. Es mejor para m¨ª".
Sobre la etapa de ayer, coment¨®: "Durante unos instantes pens¨¦ en el jersey de l¨ªder, pero era consciente de que los sprinters luchar¨ªan en la llegada por las bonificaciones, lo que me impedir¨ªa abrir grandes diferencias".
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