Reino Unido presenta un plan de convergencia que ignora la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria
El Reino Unido descarta rotundamente su incorporaci¨®n a la moneda ¨²nica europea, como m¨ªnimo en la primera cita marcada por el Tratado de Maastricht para el 1 de enero de 1997. Esto es lo que se desprende del programa de convergencia presentado por el Gpbierno de John Major al Comit¨¦ Monetario de la CE el pasado 29 de junio, que ser¨¢ discutido de nuevo por el Consejo de Ministros de Econom¨ªa y Finanzas (Ecofin) el pr¨®ximo lunes. Dicho programa, que cubre hasta el a?o 1996, no hace ni una sola referencia a los criterios de convergencia
El plan ni siquiera considera la posibilidad de que la libra esterlina regrese a la disciplina del mecanismo de cambio del SME (Sistema Monetario Europeo) de la que se sali¨® en setiembre pasado, cuestiones todas ellas imprescindibles para que exista la posibilidad meramente te¨®rica de participar en la UEM (Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria).La actitud brit¨¢nica ante la UEM no es ninguna novedad y est¨¢ recogida en el propio Tratado, en el que se reconoce el opt-out (o posibilidad de acogerse a una derogaci¨®n) de Londres ante la moneda ¨²nica. Hasta ahora s¨®lo significaba el compromiso del Gobierno brit¨¢nico a consultar al Parlamento antes de emprender el camino de la UEM. Pero ahora, este "programa de divergencia" (tal como ha sido calificado en medios comunitarios) significa que el Reino Unido ha tomado ya el camino contrario y que, adem¨¢s, no piensa prestar ning¨²n entusiasmo a la puesta en marcha de la segunda fase de la UEM, que debiera empezar el 1 de enero de 1994 con la inauguraci¨®n del futuro banco central de la CE, el Instituto Monetario Europeo (IME).
El plan de convergencia presentado por el nuevo canciller del Exchequer, Kenneth Clarke, no ofrece ning¨²n flanco d¨¦bil para los euroesc¨¦pticos del partido conservador. Los criterios de convergencia acordados en Maastricht, y que vienen constituyendo las tablas de la ley del comportamiento econ¨®mico de los Doce no son ni siquiera mencionados. Nada se dice de la reducci¨®n del d¨¦ficit por debajo del 3%, ni de la deuda p¨²blica por debajo del 60% del PIB. La inflaci¨®n se mantendr¨¢ en una horquilla entre el 1% y el 4%, lo cual revela la ambig¨¹edad y flexibilidad de la pol¨ªtica de contenci¨®n de precios propuesta.
El regreso de la libra
No se dice nada tampoco del regreso de la libra al SME, condici¨®n imprescindible para que exista la posibilidad de que se decida la incorporaci¨®n a la UEM. El plan abarca hasta 1996, por lo que es impensable que el Reino Unido regrese a la banda estrecha del SME antes de diciembre de 1994, condici¨®n que deber¨¢n cumplir los pa¨ªses que quieran intentar la obtenci¨®n de la moneda ¨²nica el 1 de enero de 1997. Esta decisi¨®n se tomar¨¢ a finales de 1996 si hay una mayor¨ªa de pa¨ªses que cumplen los criterios de convergencia.
Siendo la segunda cita para la UEM a finales de 1998, el plan de convergencia brit¨¢nico marca claramente el a?o 1996 como el decisivo para la libra esterlina. S¨®lo durante este a?o ser¨¢ posible para los brit¨¢nicos el cambio de pol¨ªtica monetaria, en caso de que hasta entonces sigan el programa de convergencia sin UEM que acaban de presentar ahora. Efectivamente, las monedas que durante 1996 no se vayan incorporando a la banda estrecha del SME no podr¨¢n decidir para el 1 de enero de 1999 la formaci¨®n, esta vez ya sin mayor¨ªa, de la moneda ¨²nica.
Posici¨®n belga
En contraste con la actitud brit¨¢nica, la presidencia semestral belga del Consejo de Ministros de la CE ha expresado su voluntad de armonizar y hacer m¨¢s estrictos los planes de convergencia, en criterios y en fechas y plazos. Desea tambi¨¦n acelerar la puesta en marcha de la segunda fase de la UEM, para lo que cuenta con la colaboraci¨®n de la Comisi¨®n Europea, que ha preparado un paquete normativo para la instalaci¨®n del IME (entre otras cosas, sobre reparto de capital, procedimientos de consulta a los Estados, limitaci¨®n del acceso de entidades p¨²blicas a su financiaci¨®n y financiaci¨®n monetaria de los d¨¦ficits).
"Es muy preocupante la actitud del Reino Unido respecto al SME porque puede contribuir a retrasar la segunda fase", asegur¨¦ ayer una fuente comunitaria. B¨¦lgica ha apuntado la posibilidad de convocar una cumbre extraordinaria en octubre, despu¨¦s de la ratificaci¨®n completa del Tratado de Maastricht, para poner en marcha la segunda fase con el nombramiento del presidente del IME y la designaci¨®n de la sede.
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