Asi muri¨® Durruti
El m¨ªtico lider anarquista fallecio por un accidente, y no en combate, segun los testigos
El m¨ªtico dirigente anarquista Buenaventura Durruti muri¨® al dispar¨¢rsele fortuitamente su propio fusil mientras discut¨ªa con uno de sus ayudantes.El testimonio de quien fuera su ch¨®fer, Clemente Cuy¨¢s, contradice la versi¨®n oficial mantenida durante a?os de su muerte en combate en la defensa de Madrid, a los pocos meses de comenzar la guerra civil. Cuy¨¢s, de 78 a?os, asegura ahora que ¨¦l y los otros siete testigos del accidente se juramentaron entonces para mantener el secreto y no desmerecer el mito de uno de los l¨ªderes m¨¢s carism¨¢ticos de la CNT.El d¨ªa de su muerte, Durruti (Le¨®n, 1896-Madrid, 1936) se encontraba en una v¨ªa de la Ciudad Universitaria de Madrid, a pocos metros de la l¨ªnea de fuego, empenado en evitar que los milicianos arrancaran las traviesas de los ferrocarriles para hacer fuego.
"El compa?ero Durruti estaba muy enojado con su centuri¨®n Bonilla por los destrozos en las v¨ªas, ya que cre¨ªa que se comet¨ªa un sabotaje in¨²til a nuestros propios intereses", dice Cuy¨¢s. "Era media ma?ana del 19 de noviembre de 1936. En un momento de la discusi¨®n alz¨® el fusil y golpe¨® la culata contra el estribo de nuestro coche, son¨® un tiro y cay¨® redondo al suelo, herido mortalmente". La bala le penetr¨® por el pecho y le sali¨® por la espalda. Durruti muri¨® al poco tiempo en el hospital y la CNT traslad¨® su cuerpo en avi¨®n a Barcelona, donde se celebr¨® un multitudinario funeral.
Cuy¨¢s afirma que los testigos que presenciaron el accidente, en contacto con el cuartel de la columna, acataron la recomendaci¨®n de ser discretos para siempre. "Durruti muri¨® en acto de guerra", explicaron para mantener su aureola y no erosiortar la moral de las tropas republicanas. El ch¨®fer de Durruti, que despu¨¦s de la victoria de las tropas de Franco pas¨® ocho a?os entre campos de concentraci¨®n, c¨¢rceles y destierro, visit¨® a?os despu¨¦s en Le¨®n a los padres de Durruti. "Se encontraban en una situaci¨®n deplorable", comenta, "en la m¨¢s absoluta miseria. La CNT nunca contact¨® con e].los".
En plena guerra, en muchas publicaciones hist¨®ricas, el suceso qued¨® sumido en una tormenta de dudas y versiones contradictorias. Clemente Cuy¨¢s, el mec¨¢nico catal¨¢n que serv¨ªa de ch¨®fer a Durruti, estaba a cuatro metros de ¨¦l cuando cay¨® herido de muerte por una bala que sali¨® del ca?¨®n de su arma. Cuy¨¢s llevaba m¨¢s de dos meses al lado del l¨ªder cenetista, tras sumarse en Arag¨®n a la columna anarquista. Durruti pretend¨ªa arrasar en la defensa de Madrid. Afincado en su casa de Palma de Mallorca, Clemente Cuy¨¢s cree que ahora, casi 60 a?os despu¨¦s, han desaparecido las causas del silencio y se pueden negar las versiones que atribu¨ªan la muerte a un tiro disparado por rivales de su propio bando.
Cuy¨¢s, conocido entonces como Manitas, acompa?¨® m¨¢s adelante a otro gran personaje de la Rep¨²blica, Indalecio Prieto. Fue un viaje corto, pero importante, el del camino del exilio final. Explica el ex conductor anarquista que Prieto se pele¨® con Juan Negr¨ªn en Barcelona y tom¨® un avi¨®n hacia el extranjero. En el aeropuerto, Prieto invit¨® a Cuy¨¢s a partir con ¨¦l, y antes de marchar le dio todo el dinero que ten¨ªa. Cuy¨¢s no ha mitificado la figura de Durruti le trat¨¦ m¨¢s como amigo que como camarada"-, pero admira su autoridad moral sobre los cenetistas, su dureza de car¨¢cter -"una vez salv¨® de un fusilamiento a un cura ante unas hordas"- y, ante todo, su generosidad en las trincheras. "Se quitaba los zapatos para d¨¢rselos a los soldados si era preciso", agrega.
Al volante de un autom¨®vil Ford de ocho cilindros para recorrer el frente y un Packard para la ciudad, Clemente Cuy¨¢s comparti¨® muchas horas de las gestas de Buenaventura Durruti.
Se sentaba a mi lado y, como curiosidad, s¨®lo recuerdo que, a veces, por una carretera abierta, disparaba su arma por las ventanillas de ambos lados apuntando a los troncos de los ¨¢rboles y al regreso verificaba su punter¨ªa".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.