'Ley y orden', una nueva serie policiaca en La 2
No es la serie policiaca de dise?o, a la manera de Corrupci¨®n en Miami, pero tiene su propio estilo, documental, que encaja con la televisi¨®n de una ¨¦poca entregada al realismo. Ley y orden, la nueva serie que comienza a emitir hoy La 2 a las 22.00 horas, es una visi¨®n escasamente complaciente de la polic¨ªa y del sistema judicial de EE UU, aunque no se prive de fabricar sus propios h¨¦roes.
Influyentes medios, como los diarios The New York Times o The Washington Post, la declararon la mejor serie presentada en la temporada 1990-1991. Y aunque tiene tambi¨¦n sus detractores, Ley y orden es uno de los raros programas que han resistido, desde 1990, el s¨ªndrome de muerte prematura que ha aquejado a casi todas las series recientes de las cadenas norteamericanas.La acci¨®n transcurre en Nueva York, y la ciudad es la estrella invitada de esta serie h¨ªbrida donde polic¨ªas y fiscales trabajan sobre casos sacados de los titulares de los informativos. Ley y orden funciona en dos partes bien diferenciadas. En la primera los polic¨ªas asignados al caso -George Dzundza y Christopher Noth- gastan la suela de sus zapatos y mueven la mierda hasta conseguir echar un poco de luz sobre el suceso. En la segunda, los fiscales -Michael Moriarty y Richard Brookstoman el relevo conduci¨¦ndonos por los intr¨ªngulis del procedimiento judicial.
Los temas tratados son comprometidos, extra¨ªdos directamente de los titulares de los informativos: casos de violaci¨®n, sida, aborto, abusos sexuales. Su creador, Dick Wolf, admite esta vinculaci¨®n con la realidad inmediata de casos divulgados por los medios -algo que se niega en el r¨®tulo final-, pero s¨®lo, dice, "para ofrecer las dos caras de un argumento".
No hay las consabidas y costosas persecuciones de coches, con las que acab¨® la recesi¨®n. Tampoco extravagancias como las de los polic¨ªas cantantes (Cop rock), de Steven Bochco, un fracaso en Estados Unidos y en Antena 3. Hay recursos como la c¨¢mara en mano que recuerdan a ilustres predecesoras (Canci¨®n triste de Hill Street y Corrupci¨®n en Miami), pero la textura granulosa del filme, la iluminaci¨®n natural, las angulaciones forzadas e incluso la actuaci¨®n enf¨¢tica de los actores buscan el tono duro, seco, de los reportajes period¨ªsticos de los informativos. Por el tratamiento del color, uno dir¨ªa que ha visto una filmaci¨®n en blanco y negro. Hay muy poca m¨²sica de fondo y una parquedad en expresi¨®n y movimientos. O, lo que es lo mismo, una vuelta al esp¨ªritu de los viejos polic¨ªacos de la televisi¨®n. La serie no oculta su esp¨ªritu justiciero, tan caracter¨ªstico de la mayor¨ªa de las series de los ¨²ltimos a?os. Una actitud de cinismo respecto a las figuras de autoridad que deja muy mal paradas a la clase pol¨ªtica y a las instituciones p¨²blicas.
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