"Reducir a Guerra a jefe de una minor¨ªa ser¨ªa mezquino"
Bestia negra todav¨ªa para muchos dirigentes andaluces, Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla, de 46 a?os, est¨¢ participando de forma activa en el proceso de renovaci¨®n del PSOE en Sevilla y Andaluc¨ªa. Seg¨²n ¨¦l, el guerrismo ha pasado a la historia, y propone superar las camarillas y un debate de los contenidos de la renovaci¨®n, sobre la que, afirma, nadie tiene la patente. El ex presidente andaluz cree que el gran defecto del PSOE ha sido esperar todo de Felipe Gonz¨¢lez y s¨®lo de Felipe Gonz¨¢lez. Ahora anuncia el protagonismo de los mandos intermedios y de los militantes.Pregunta. En una entrevista de hace un a?o dec¨ªa usted que el PSOE de Andaluc¨ªa no era monol¨ªticamente guerrista y que alg¨²n d¨ªa se ver¨ªa con claridad. ?Se sent¨® a esperar?
Respuesta. En el partido se ha producido la maduraci¨®n de la tercera generaci¨®n y de los cuadros intermedios. En la etapa que dejamos atr¨¢s ha habido un d¨¦ficit de referentes pol¨ªticos: s¨®lo exist¨ªa Gonz¨¢lez; de ah¨ª para abajo, nada. Ahora se ha evidenciado que la apariencia de unidad era s¨®lo eso, apariencia. Hay que contar m¨¢s con la gente y no utilizar los mismos procedimientos.
P. Pero el sector renovador andaluz es hoy una especie de amalgama ininteligible.
R. Conforme las ideas se concreten en propuestas, se ir¨¢n consolidando las solidaridades pol¨ªticas y superando las afinidades personales, secundarias y artificiales. Es verdad que en el impulso de la renovaci¨®n hay mucha gente de trayectorias diversas que no ha trabajado nunca junta, pero es necesario discutir sobre esa base com¨²n.
P. ?Qu¨¦ piensa de los renovadores de ¨²ltima hora, de los que hasta ayer eran guerristas?
R. La situaci¨®n ha cambiado en d¨ªas; ya no se trata de guerristas o renovadores de primera y segunda. Los t¨¦rminos del debate son: renovaci¨®n s¨ª o no. Lo dem¨¢s pertenece al pasado. Hay posibilidades de que se integre casi la totalidad de los militantes y, en t¨¦rminos de futuro, lo importante es saber de qu¨¦ contenidos se llena la renovaci¨®n y hasta d¨®nde se llega.
P. Pero los conflictos siguen avanzando despu¨¦s de la declaraci¨®n formal de hostilidades. ?Cree que en algunos casos las luchas son meras revanchas?
R. Siempre es posible hacer juicios de intenci¨®n, pero no comparto este procedimiento en pol¨ªtica. En un libro que estoy leyendo sobre los pa¨ªses del Este, un viejo polaco al que le preguntaban por el pasado dice: "Los hay obsesionados con los comunistas, ahora que ¨¦stos no pintan nada; a m¨ª me preocupaban antes, ya no". Es el momento del realismo, de la generosidad y la s¨ªntesis. Gonz¨¢lez ha abierto un extraordinario espacio para la renovaci¨®n, y cada qui¨¦n tiene que jugar en ese campo, intentando no apropiarse de Gonz¨¢lez ni contraponerse. Y en este nuevo tiempo, liquidar al adversario no puede ser el primer objetivo de la cultura de la renovaci¨®n.
P. ?Gonz¨¢lez es incuestionable?
R. ?l ha. indicado el terreno, no es ni de unos ni de otros. Los que defienden distintas ideas tienen que enfrentarse con las armas de las propuestas y las iniciativas. Despu¨¦s vendr¨¢ la integraci¨®n; Gonz¨¢lez no debe pertenecer a una de las partes, sino hacer de sintetizador.
P. ?Puede haber revoluci¨®n desde arriba?
R. Este partido ha tenido siempre un defecto: esperar todo de Gonz¨¢lez y s¨®lo de Gonz¨¢lez. Otro de los errores ha sido estar dispuesto a ir detr¨¢s de alguien, pero nunca dar pasos cada uno por su cuenta. Ahora toca que los segundos y terceros niveles hagan juegos coordin¨¢ndose, pero no formando ej¨¦rcitos para pelearse por ver qui¨¦n ocupa el puesto de vicemariscal de campo.
P. Usted fue una de las v¨ªctimas m¨¢s sonadas de Alfonso Guerra, quien tras varios a?os de acoso consigui¨® que no repitiera de candidato a la presidencia de la Junta.
R. Mis vicisitudes pol¨ªticas son fruto de mis decisiones; si hubiera actuado de otra forma, seguramente todo hubiera sido distinto. No tengo nada que reprocharle a. nadie en el plano pol¨ªtico, aunque s¨ª en el personal.
P. ?Es conveniente reducir el protagonismo de Alfonso Guerra para culminar la renovaci¨®n con facilidad?
R. El sitio en que tenga que estar cada uno habr¨¢ que decidirlo entre todos. Y lo digo tal como lo siento: nadie puede pensar que el papel de Alfonso Guerra tiene que quedar reducido al de l¨ªder de una minor¨ªa en el partido, al de dirigente de una oposici¨®n interna. Ser¨ªa bastante mezquino.
P. Si el guerrismo es ya pasado, diga qu¨¦ es lo que ha sido.
R. Guerrismo es una definici¨®n simplificadora. Ha habido una cierta cultura del aparato -riesgo que corren todos los partidos-, una tendencia hacia la burocratizaci¨®n, el encerramiento y la deformaci¨®n de la vida interna. Bueno, dicho as¨ª parece... Alfonso Guerra no es s¨®lo eso; es tambi¨¦n una gran capacidad de organizaci¨®n, de liderazgo. Hay que sumar todo.
P. ?Existe el riesgo de la escisi¨®n?
R. Eso es un falso debate; es mentira la dicotom¨ªa entre izquierda y derecha en el partido en t¨¦rminos de guerrismo y renovaci¨®n. Ser¨ªa un error pol¨ªtico ahondar en eso porque contribuir¨ªa a crear divisiones.
P. En Sevilla se ha forzado que haya un debate con la convocatoria de un congreso extraordinario a medio plazo.
R. Hay quien pretend¨ªa que todo fuera muy r¨¢pido y que s¨®lo se centrara en la sustituci¨®n de la ejecutiva, pero esto contradice lo que he dicho hasta ahora porque hace falta tiempo para las propuestas y para que se superen los clanes y camarillas, sin vetos ni exclusiones de ning¨²n tipo.
P. Pero en los medios contin¨²an apareciendo graves ataques entre los socialistas con acusaciones concretas.
R. Ahora mismo, insisto, el problema no son los guerristas, sino la renovaci¨®n y c¨®mo. Yo personalmente estar¨¦ encantado en ir en una nueva etapa con la misma gente con la que he trabajado antes y con la que me he enfrentado despu¨¦s.
P. Algunos de sus compa?eros han intentado excluirle de la renovaci¨®n de Sevilla.
R. Aqu¨ª la situaci¨®n es abierta, y desde luego que nadie caiga en la tentaci¨®n de pensar que hay un consejo de denominaci¨®n de origen en la renovaci¨®n; nadie tiene la marca registrada ni la patente.
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