El rebelde m¨¢s buscado por EE UU
Est¨¢ anocheciendo al d¨ªa siguiente de que los marines de Estados Unidos aterrizaran en Mogadiscio. Dos helic¨®pteros Cobra cruzan fugaces la ciudad y sobrevuelan en c¨ªrculos la residencia del general Mohamed Far¨¢ Aidid desatando un ventarr¨®n tormentoso mientras sus ca?ones giran incesantemente.El general Aidid resid¨ªa en una vistosa mansi¨®n al sur de Mogadiscio. Enfrente se alzaba la Conaco House, d¨®nde Robert Oakley, el representante especial de EE UU, se hab¨ªa instalado la v¨ªspera. A su llegada hab¨ªa sido escoltado por soldados de Aidid hasta la casa en la que ahora era protegido por miembros de la guardia de Aidid. El propio Aidid le dio la bienvenida a Mogadiscio. En un edificio vecino, Hasan Al¨ª Atto, mano derecha de Aidid, imprim¨ªa panfletos: "Estados Unidos es un amigo; la ONU, un invasor".
?Estaban los Cobra garantiz¨¢ndole a Oakley que sus sue?os estar¨ªan bien protegidos, o estaban desplegando ante al general Aldid el poder¨ªo militar norteamericano por si acaso decid¨ªa enfrent¨¢rseles? Si le hubieran conocido mejor sabr¨ªan que hac¨ªa falta mucho m¨¢s que eso para acobardarle.
Aidid es un soldado duro, inteligente, que ha sufrido seis a?os de c¨¢rcel pr¨¢cticamente aislado bajo el mandato de Siad Barre. Hombre corpulento, de mirada fr¨ªa, Aidid es temido por su car¨¢cter explosivo y dominante. Hay constancia de que ha ordenado asesinar a varios opositores. Asimismo, desat¨® la guerra en Mogadiscio contra su rival Al¨ª Mahdi Mohamed y el clan Abgal, que ha desencadenado la muerte de miles de mujeres y ni?os. Su enfrentamiento con los seguidores de Siad Barre en Somalia occidental en 1991 y 1992 provoc¨® la hambruna que acab¨® con la vida de decenas de miles de personas. Si hubiera ganado la batalla por Mogadiscio, se habr¨ªa convertido en presidente y habr¨ªa sido homenajeado en Washington y Nueva York.
Pero ocurri¨® que esa batalla acab¨® en tablas y que llegaron los marines estadounidenses. Oakley oblig¨® a Al¨ª Mahdi y a Aidid a estrecharse las manos en p¨²blico mientras ¨¦l se erig¨ªa en pacificador.
Al parecer, la prioridad estadounidense durante los desembarcos era salvar vidas norteamericanas, y si ello implicaba fuertes apretones de mano con Aidid, pues adelante. El desarme no figuraba entonces en. el orden del d¨ªa de Estados Unidos, y, al parecer, se le dijo a Aidid que pod¨ªa quedarse con sus armas siempre y cuando no las usara contra los norteamericanos.
Aldid proviene de un clan peque?o y d¨¦bil. Su exitosa rebeli¨®n contra Siad Barre ha extendido el poder de su clan m¨¢s all¨¢ de su zona tradicional. Aidid no pretende ceden pol¨ªticamente lo que ha obtenido mediante las armas. Acept¨® desarmarse, pero no lo hizo.
Cuando Estados Unidos atac¨® el mes pasado su polvor¨ªn y su casa, Aldid par¨® el fuego, pero su emisora sigui¨® denunciando a la ONU. Cuando tropas paquistan¨ªes sitiaron la emisora el 5 de junio, en busca de arimas, sus hombres se tomaron la revancha y 23 personas murieron. Se lanz¨® una orden de captura contra ¨¦l y Aidid se convirti¨® en el. hombre m¨¢s buscado por la ONU.
El general Aidid encarna al t¨ªpico militar del hemisferio sur, entrenado en las academias de las superpotencias para garantizarse aliados y la estabilidad global durante la guerra fr¨ªa.
Aidid naci¨® en 1934 en la zona somal¨ª controlada por Italia. Su clan es Hawiye; su subclan, Habr Gadir, duros camelleros n¨®madas. Se alist¨® en el ej¨¦rcito controlado por los italianos y en 1954 viaj¨® a Italia para estudiar en la Academia Militar y realizar un curso de polic¨ªa. En 1958 fue nombrado jefe de la polic¨ªa de Mogadiscio, pero, tras realizar otro curso en Roma, dirigi¨® el Centro de Entrenamiento Militar de Mogadiscio. En 1963 realiz¨® un curso de tres a?os en la Academia de Estrategia Militar de la URSS.
En 1969, Siad Barre, otro soldado y polic¨ªa entrenado por los italianos, se hizo con el poder. Dado que Aidid era un militar popular y eficaz, Barre lo encarcel¨® durante seis a?os sin juicio previo. Fue liberado debido a que sus aptitudes militares eran imprescindibles en la guerra contra Etiop¨ªa. Barre nunca se fi¨® de ¨¦l y, tras numerosas vicisitudes, Aidid huy¨®, fund¨® el Congreso Unido Somal¨ª con otros clanes y march¨® sobre la capital.
Si Estados Unidos hubiera comprendido la estructura de clanes existente en Somalia, sabr¨ªa que Aidid no es un se?or de la guerra como otro cualquiera encabezando una pandilla de matones. H¨¢bil manipulador del sistema de clanes, Aldid est¨¢ construyendo una s¨®lida alianza con los fiandamentalistas isl¨¢micos. Asimismo, cada vez tiene m¨¢s adeptos en los clanes restantes gracias a las crecientes relaciones entre Estados Unidos y Mohamed Abshir Musa, l¨ªder de una facci¨®n del Frente Democr¨¢tico de Salvaci¨®n y aliado de Al¨ª Mahdi. El problema de Abshir es que pertence al clan Darod, el mismo del ex presidente Barre, cuya triste memoria a¨²n levanta la ira de los otros clanes. Y, por ello, la figura de Aidid como salvador se consolida d¨ªa a d¨ªa. "Mientras pretendan detenerle, seguiremos luchando", proclama un anciano de un clan amigo.
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