Las instituciones prometen realojar a 1.155 familias chabolistas para 1995
Los poblados de Los Focos, La Celsa y el Cerro Mica desaparecer¨¢n a finales de 1994 si las instituciones cumplen su palabra. Ayuntamiento y Gobierno regional se comprometen a que en dos a?os 1.155 familias chabolistas vivir¨¢n en pisos o casas bajas. Son las censadas por el Consorcio para el Realojamiento de la Poblaci¨®n Marginada, con las que en reiteradas ocasiones se ha incumplido lo pactado. Pero a¨²n no hay nada firmado: s¨®lo el despido de 32 trabajadores del consorcio, negociado con los sindicatos, que ha levantado ampollas.
El primer paso es liquidar los mayores poblados chabolistas de la ciudad: Los Focos, con 268 casetas censadas en los distritos de Vic¨¢lvaro y San Blas; Cerro Mica, con 217, en Latina, y La Celsa, con 109, en Puente de Vallecas. Unas 328 familias de estos asentamientos podr¨ªan pasar a vivir en pisos. El gerente del Consorcio, Julio Fern¨¢ndez Mato, asegura: "En ning¨²n caso vamos a alojar a m¨¢s de tres familias gitanas por escalera, para evitar los conflictos".El proceso ser¨ªa as¨ª. Algunos chabolistas pasar¨¢n a casas bajas ocupadas actualmente por personas que deber¨¢n ser realojadas en pisos. Otras familias ir¨¢n directamente de la chabola a la vivienda en altura. Y a¨²n habr¨¢ un ¨²ltimo grupo que deber¨¢ alojarse en los cuatro nuevos asentamientos de prefabricados y casetas que est¨¢ previsto construir: uno en la Ca?ada Real, otro en la carretera de Extremadura y otros dos en suelos a¨²n sin concretar.
El de La Celsa, ya medio acabado, lleva ocho meses paralizado por problemas entre instituciones. Existe el compromiso de reiniciar ya las obras.
La segunda fase del plan supondr¨¢ desmontar aquellos Poblados que se construyeron con car¨¢cter provisional y que llevan a?os en pie. El mayor es el de Los M¨®dulos, en la avenida de Guadalajara de San Blas, con 224 familias. Otros son el Ca?averal, en Vic¨¢lvaro, con 82 familias; San Ferm¨ªn, en Usera, con 74, y Las Liebres, en Fuencarral, con 75.
Mismo censo
El censo de familias a¨²n pendientes de vivienda se mantiene. Hace un mes, el delegado del Gobierno y presidente en funciones del Consorcio, Miguel Solans, hablaba de que algunos chabolistas han mejorado su nivel de renta. "No les vamos a dar casa porque sigan en la caseta", aseguraba. Pero no se ha hecho ninguna investigaci¨®n m¨¢s, aparte de los datos con que cuentan ya los trabajadores sociales.
Una de las condiciones que pon¨ªan el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid para continuar con el Consorcio era el recorte de la plantilla, formada por 100 empleados: 29 en gerencia y 71 en los poblados. Eso ha significado 32 despidos. Con ellos se elimina el ¨¢rea de educaci¨®n de j¨®venes y adultos y se reduce el personal de gerencia y de trabajo social.
A partir de ahora, en los poblados se mantienen las escuelas infantiles para ni?os de hasta tres a?os. Pero se prescinde de las clases especiales de alfabetizaci¨®n y del carn¨¦ de conducir, que se prestar¨¢n en los locales dependientes del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia en cada distrito.
Seg¨²n la consejera de Educaci¨®n, Elena V¨¢zquez, "si en otros programas hay un trabajador social por cada 100 familias no ten¨ªa sentido que en el Consorcio hubiera uno cada 15 familias".
Aguas turbias
Los 32 despidos han enturbiado a¨²n m¨¢s las ya revueltas aguas del Consorcio de Realojamientos. Los empleados afectados por la medida critican que el comit¨¦ de empresa -formado CC OO, mayoritario, y UGT, que han actuado por unanimidad- "ha presentado los despidos en bandeja". Y se preguntan por qu¨¦ "entre los expulsados hay 14 afiliados de UGT, 17 no sindicados y ning¨²n afiliado o simpatizante de CC OO".Estos trabajadores no entienden c¨®mo han ido a la calle veteranos en el proyecto y han quedado otros reci¨¦n llegados. "No es normal que echen a seis coordinadores, entre ellos los de La Celsa, Ca?averal y Jauja", explican.
Los recortes han dejado a medio gas las unidades de trabajo social de poblados como La Celsa, con un realojamiento en ciernes, o La Quinta y Las Liebres, en Fuencarral. El sentimiento entre! los afectados es que se han producido favoritismos. El ambiente se ha ido enrareciendo desde que, en el oto?o de 1991, un grupo de trabajadores encabezados por Rosa Molina, jefa del ¨¢rea social del Consorcio, cort¨® la carretera M-40 para protestar por los incumplimientos institucionales con los chabolistas.
Los empleados que participaron en el corte de tr¨¢fico se sintieron perseguidos por el entonces gerente, Jos¨¦ Luis G¨®mez. Hubo tres despidos. Las relaciones G¨®mez-Molina empeoraron. G¨®mez dimiti¨® hace dos meses. Y ahora, con el recorte, vuelven a explotar las disensiones internas.
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