Desbarajuste con samba
A diferencia de la II Cumbre Iberoamericana, de Madrid, que dio cierto impulso a la consolidaci¨®n democr¨¢tica de Am¨¦rica Latina, haciendo sentir a las dictaduras de la regi¨®n la repulsa de los gobiernos democr¨¢ticos, la III, celebrada en el alegre caos o desbarajuste con samba de San Salvador de Bah¨ªa de Todos los Santos, s¨®lo ha servido a Fidel Castro.El comandante en jefe fue la estrella de la reuni¨®n, una vez m¨¢s. Pero esta vez no s¨®lo por la inconmensurable frivolidad de los gacetilleros del mundo, a quienes el amo y se?or de la dictadura m¨¢s longeva del Continente -34 a?os-, con su rid¨ªculo disfraz de guerrillero, sus barbas matusal¨¦nicas y su silueta de Hombre de Cromagnon atrae como la miel a las moscas, sino porque la diplomacia cubana se las arregl¨® para que los 21 Jefes de Estado y de Gobierno consintieran en poner un peque?o p¨¢rrafo, en el Documento final, que la propaganda castrista podr¨¢ utilizar hasta la n¨¢usea como prueba de la solidaridad de "los gobiernos hermanos de Am¨¦rica Latina" en la lucha de "la peque?a Cuba que no se rinde" contra el ignominioso "bloqueo" estadounidense, ¨²nica causa y raz¨®n, por supuesto, de que los cubanos est¨¦n ahora comiendo flores y ra¨ªces y las cubanas prostituy¨¦ndose en masa con los turistas para no morirse de hambre.
El p¨¢rrafo en cuesti¨®n -punto 66 de las conclusiones de la III Cumbre- es un monumento a la cobard¨ªa, la moral farisea y el ponciopilatismo, y justifica a aquel poeta que recomendaba abstenerse de leer todo texto gubernamental por razones est¨¦ticas. Dice as¨ª: "Tomamos nota de las resoluciones recientes en foros internacionales sobre la necesidad de eliminar la aplicaci¨®n unilateral, por cualquier Estado, con fines pol¨ªticos, de medidas de car¨¢cter econ¨®mico y comercial, contra un Estado". Sensu strictu, esta ch¨¢chara no dice nada, o dice una idiotez m¨¢s vac¨ªa que la nada: que los dignatarios se han enterado de algo que ellos, ni aprueban ni desaprueban. Pero, aunque evite mencionar las palabras "bloqueo", "embargo", "Cuba", "Estados Unidos" y lo disimule bajo afanosas hipocres¨ªas sint¨¢cticas, la estre?ida frase exhala, entre sus dobleces, un h¨¢lito de algo que puede interpretarse (as¨ª lo ha hecho la prensa de todo el planeta) como una condena del "bloqueo".
De este modo, la III Cumbre ha desperdiciado la ocasi¨®n de prestar una verdadera ayuda al desgraciado pueblo cubano, cuyos padecimientos parecen no tocar nunca fondo, encarando con valent¨ªa y claridad el problema m¨¢s urgente de Iberoam¨¦rica: c¨®mo acelerar el lent¨ªsimo desplome de una tiran¨ªa dinosauria que, luego de reducir los niveles de vida de la poblaci¨®n cubana a extremos africanos, amenaza, en su cerraz¨®n gran¨ªtica, con esterilizar de tal modo a la isla que no podr¨¢ ya recuperarse jam¨¢s, incluso liberada.
?Piensan nuestros jefes de Estado y de Gobierno que la manera m¨¢s efectiva e inmediata de salvar a Cuba es levantando el embargo norteamericano? Pues hay que decirlo de este modo, con todas sus letras, y hac¨¦rselo saber a Washington. Y si no lo piensan, y aprueban las medidas de coacci¨®n econ¨®mica contra Fidel Castro, proclamarlo tambi¨¦n y hacer suya esta pol¨ªtica. El escamoteo de los asuntos graves y controvertidos es un p¨¦simo antecedente para este nuevo grupo de pa¨ªses que, unidos, podr¨ªan, gracias a su n¨²mero, potencialidad econ¨®mica, cohesi¨®n cultural y pol¨ªtica -con apenas dos excepciones ahora- desempe?ar un rol importante en las relaciones internacionales y conseguir m¨²ltiples beneficios rec¨ªprocos a sus miembros. Lo que est¨¢ en juego es demasiado serio para que las Cumbres Iberoamericanas se conviertan en fiestas folkl¨®ricas y ejercicios de ret¨®rica insulsa y evasiva, como ha sucedido en Bah¨ªa.
El "bloqueo" es un mito -una ficci¨®n- de estirpe soreliana, ama?ado, con su inagotable capacidad manipulatoria de la opini¨®n p¨²blica internacional, por ese maestro supremo de la hechicer¨ªa y el cinismo pol¨ªticos que es Fidel Castro, quien, en la III Cumbre, ha aceptado sin el menor empacho un Documento final en el que los gobernantes iberoamericanos manifiestan su "pleno compromiso con la democracia representativa, el respeto, la defensa y la promoci¨®n de los Derechos Humanos y de las libertades fundamentales". Imposible no recordar el delicado manifiesto que, desde la prisi¨®n de la bastilla, donde estaba encerrado por torturar prostitutas y sirvientas, escribi¨® el Marqu¨¦s de Sade contra la pena de muerte.
La verdad sobre el "bloqueo" la expuso de manera inmejorable, en Bah¨ªa, Inocencio Arias, secretario de Estado espa?ol de Cooperaci¨®n Internacional: "Cuba no est¨¢ bloqueada", declar¨®. "S¨®lo lo estuvo por unos d¨ªas en 1962. S¨®lo est¨¢ embargada por el pa¨ªs m¨¢s importante de la Tierra. Espa?a, por ejemplo, invierte capitales all¨ª, env¨ªa turismo y practica cooperaci¨®n. Si la isla caribe?a estuviera bloqueada no hubi¨¦semos podido hacer llegar, como hicimos hace unos d¨ªas, cien millones de pesetas en leche en polvo" (y a?adi¨®: "Dicho esto, no nos gusta el embargo norteamericano", algo que afirm¨®, tambi¨¦n, Felipe Gonz¨¢lez al partir de Bah¨ªa).
En efecto, con la excepci¨®n de unos cuantos d¨ªas de noviembre de 1962, que yo recuerdo bien, pues los Sabres norteamericanos me pasaban sobre la cabeza en el malec¨®n de La Habana -estaba all¨ª como periodista de la Radio-Televisi¨®n francesa-, cuando Kennedy orden¨® a la Marina impedir el desembarco de armas at¨®micas sovi¨¦ticas en la isla, Cuba no ha estado jam¨¢s bloqueada. Salvo con Estados Unidos, ha podido comerciar libremente con todos los pa¨ªses de la tierra, cuyos barcos y aviones nunca fueron estorbados por nadie de llegar a puertos y aeropuertos cubanos a descargar mercader¨ªas. E, incluso, el embargo norteamericano ha sido muy relativo, pues los productos de Estados Unidos, mientras pudo pagarlos, Cuba los obten¨ªa a trav¨¦s de terceros -sobre todo, M¨¦xico, Panam¨¢ y Canad¨¢- sin dificultad. (El ex-ministro de Hacienda cubano Manuel S¨¢nchez P¨¦rez, ahora en exilio, ha contado c¨®mo pudo tener en su despacho de La Habana, la misma tarde del d¨ªa en que por una revista se enter¨® de su existencia, un nuevo tipo de ordenador norteamericano que encarg¨® a trav¨¦s de una firma paname?a.)
El Congreso de Estados Unidos aprob¨® la enmienda Torricelli, precisamente con el objeto de hacer menos inaplicable este embargo, extendiendo la prohibici¨®n de comerciar con Cuba a las filiales de empresas estadounidenses en el extranjero. Pero, aun en el caso remoto de que esta disposici¨®n no fuera burlada -hay miles de maneras de hacerlo-, quedar¨ªan al r¨¦gimen castrista, para proveerse de lo que le haga falta, las industrias y comercios de todo el resto de pa¨ªses del mundo, de Jap¨®n a Espa?a, de Canad¨¢ a Francia, de Alemania a M¨¦xico, de Suecia a Singapur. ?Por qu¨¦ pues, en vez de empecinarse en ese ¨²nico proveedor -el demonio imperialistano recurrir a esos otros mercados ¨¢vidos de vender a quien sea desde alimentos y medicinas hasta sofisticados equipos de inform¨¢tica? ?Por qu¨¦ no adquirir all¨ª todo aquello que falta, y de manera tan dram¨¢tica, a ese pueblo cubano al que la servidumbre totalitaria va retrocediendo cada d¨ªa a la prehistoria?
Porque Cuba es un pa¨ªs que-
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brado, que no puede comerciar con nadie pues no tiene con qu¨¦. Tres d¨¦cadas de comunismo han reducido a la naci¨®n que, a finales de los a?os cincuenta, era la tercera econom¨ªa m¨¢s s¨®lida de Am¨¦rica Latina -aunque hubiera all¨ª una muy injusta distribuci¨®n de la riqueza- a un fantasma de pa¨ªs, con un aparato productivo desintegrado por el dirigismo estatal, la burocracia y la corrupci¨®n, sin una sola industria que funcione, salvo la censura y la represi¨®n policial, ellas s¨ª eficient¨ªsimas. Esta desintegraci¨®n de Cuba por obra del sistema castrista, es todav¨ªa m¨¢s escandalosa cuando se piensa que el r¨¦gimen se benefici¨®, durante cerca de treinta a?os, de subsidios y cr¨¦ditos -en verdad, donativos- de miles de millones de d¨®lares -entre cinco mil y diez mil millones anuales se calcula- de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, una ayuda m¨¢s elevada que la que recibi¨® ning¨²n otro pa¨ªs del Tercer Mundo.
?En qu¨¦ se dilapidaron estos gigantescos recursos? En equipar a las Fuerzas Armadas m¨¢s poderosas de Am¨¦rica Latina, en entrenar y financiar organizaciones terroristas que pusieron a sangre y fuego a decenas de pa¨ªses, en costosas aventuras militares en varios continentes -sobre todo en ?frica- que satisfac¨ªan los delirios mesi¨¢nicos del Jefe M¨¢ximo, en grotescos proyectos agroindustriales sin la menor sustentaci¨®n t¨¦cnica, que nadie se atrev¨ªa a objetar pues los ordenaba yo, el supremo, y en mantener los altos niveles de vida de una nomenclatura par¨¢sita, mientras los de los cubanos del com¨²n se degradaban hasta lo indecible. Son estas pol¨ªticas, m¨¢s el asfixiante verticalismo y el aplastamiento sistem¨¢tico de toda forma de libertad individual, no "el bloqueo", lo que ha hecho de Cuba el pa¨ªs mendigo que es ahora. Porque ¨¦sa es la amarga verdad: lo que la isla necesita no es que le permitan comerciar con Estados Unidos -?con qu¨¦ lo har¨ªa?-, sino que Estados Unidos la subvencione y la ayude a sobrevivir, como lo hac¨ªa antes la URSS.
Hay personas y gobiernos muy respetables que se oponen a las medidas de penalizaci¨®n econ¨®mica, como el embargo, contra las dictaduras, por razones humanitarias. No se debe castigar a las v¨ªctimas, dicen, por las fechor¨ªas de los victimarios. Es una posici¨®n razonable, siempre que sea coherente y valga para todos los casos. No admito que valga s¨®lo para Cuba y que el embargo s¨ª est¨¦ bien para combatir a la dictadura militar de Hait¨ª (a la que oblig¨® a ceder y pactar su retirada) o que fuera admisible en el caso de Africa del Sur (donde contribuy¨®, de manera decisiva, a debilitar al r¨¦gimen racista) y en el de Sadam Husein.
Pero no recuerdo haber le¨ªdo ning¨²n manifiesto de intelectuales, religiosos, profesionales, etc¨¦tera, contra el "bloqueo" surafricano, ni he sabido todav¨ªa que alg¨²n alcalde, ministro o presidente vaya a Hait¨ª a protestar por la hambruna de los ni?os haitianos, a abrazarse con el general Cedrars y a que ¨¦ste le regale unos cuantos presos como coartada, y estoy esperando que alguna luminaria de las canchas de f¨²tbol anuncie que se traslada a Puerto Pr¨ªncipe para "romper el bloqueo" como ha hecho el pibe Maradona (versi¨®n ¨²ltima de eso que un gran luchador por la libertad de Cuba, Carlos Alberto Montaner, llama el "Idiota latinoamericano"). Todo lo cual me hace pensar que muchos de aquellos que protestan contra "el bloqueo" de Cuba no quieren en verdad ayudar a los hambreados cubanos, sino apuntalar a su verdugo.
Para quienes, como el autor de este art¨ªculo, consideran que cualquier dictadura -comunista, fascista o integrista- es el mal absoluto para un pueblo, la fuente principal de todas las desgracias, la mejor manera de mostrar solidaridad y compasi¨®n por este es ayud¨¢ndolo, por todos los medios posibles, a acabar cuanto antes con aqu¨¦lla. Las sanciones econ¨®micas de los pa¨ªses democr¨¢ticos contra las dictaduras han mostrado su eficacia relativa en los casos de Hait¨ª y de ?frica del Sur, como la mostraron, en el pasado, en el caso de Nicaragua. Y la mejor prueba de que ellas sirven es que, siempre, sin una sola excepci¨®n, las reclaman los disidentes y resistentes que se juegan la libertad y la vida combati¨¦ndolas.
Eso lo supe yo, de manera muy directa, los tres a?os en que fui presidente internacional del PEN. Tuve entonces ocasi¨®n de conocer de cerca la heroica lucha de muchos intelectuales v¨ªctimas de distintas autocracias y totalitarismos -polacos, chilenos, checos, rusos, surafricanos, cubanos, argentinos, serbios, chinos, et¨ªopes y podr¨ªa seguir mucho rato- y siempre, todos, coincid¨ªan en una convicci¨®n: las sanciones econ¨®micas internacionales son un instrumento valios¨ªsimo para doblegar a una dictadura y un gran aliciente psicol¨®gico y moral para quienes las combaten. Dichas sanciones contra los reg¨ªmenes desp¨®ticos no deben afectar, por supuesto, la ayuda humanitaria, a trav¨¦s de organizaciones no gubernamentales -como Oxfam y C¨¢ritas- para aliviar los sufrimientos de la poblaci¨®n civil. Esta pol¨ªtica, adem¨¢s, tiene un efecto preventivo, sirve para desalentar los intentos golpistas en las d¨¦biles democracias de nuevo cu?o.
Por estas razones ped¨ª que la comunidad internacional penalizara al gobierno de Pinochet y a la dictadura castrense argentina, apoy¨¦ el embargo comercial contra ?frica del Sur y Hait¨ª, el bloqueo de Irak y de la ex Yugoslavia y he pedido sanciones contra quien destruy¨® el Estado de Derecho en el Per¨². Y por eso apoyo el embargo estadounidense contra la satrap¨ªa comunista de Cuba.
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