Golpes de efecto contra el crimen en M¨¦xico: los intentos de Sheinbaum de controlar la agenda de seguridad
Las diferentes crisis de violencia que vive el pa¨ªs dejan ver un cambio en las din¨¢micas del Gobierno, con Garc¨ªa Harfuch instalado en Sinaloa, a la espera de que las cifras muestren un cambio contundente
El periodo de gracia del Gobierno de Claudia Sheinbaum frente a la inseguridad en M¨¦xico se agota poco a poco. Para ello, trata de mostrar avances, de vender algunos brotes verdes como grandes logros, convirtiendo al mensajero en mensaje. Es el papel ahora mismo de Omar Garc¨ªa Harfuch, secretario de seguridad federal y coordinador de la estrategia en la materia, garante, a ojos de su jefa, de que el Ejecutivo enfrenta la situaci¨®n con seriedad y diligencia. A la espera de cambios contundentes, Sheinbaum conf¨ªa el presente al funcionario y a una variada gama de golpes de efecto, como grandes decomisos de droga, operativos contra la corrupci¨®n pol¨ªtica y policial y riadas de detenciones.
La Navidad ha dado un respiro al Ejecutivo, no tanto por un armisticio pactado desde las trincheras de las guerras que asolan al pa¨ªs, sino por el cansancio instalado en la sociedad, de tantos a?os de violencia desatada. M¨¦xico aguarda un descenso significativo de la criminalidad despu¨¦s de casi dos d¨¦cadas, piedra de toque para Sheinbaum, cuyo gobierno cumple tres meses el 1 de enero. Todo ¨¦xito o fracaso de su administraci¨®n pasa necesariamente por atajar este problema.
La situaci¨®n es cr¨ªtica en varios de los 31 estados del pa¨ªs. En Guerrero, Morelos, Guanajuato, Baja California o Sinaloa, la violencia homicida est¨¢ por las nubes. Eso en un pa¨ªs que este a?o contar¨¢ de nuevo m¨¢s de 30.000 asesinatos, situaci¨®n que se repite desde 2017. La extorsi¨®n, un crimen que rara vez se denuncia, no da tregua. El Gobierno reconoci¨® antes de Navidad que las investigaciones abiertas por este delito aumentaron un 15% en el ¨²ltimo a?o. La capacidad de fuego creciente de la delincuencia, dedicada a m¨²ltiples actividades m¨¢s all¨¢ del narcotr¨¢fico, reta a las diferentes esferas del Estado, acostumbrado a un esquema de laissez faire, en el mejor de los casos, con diferentes graduaciones.
En medio de todo eso, la presidenta ha enviado a Garc¨ªa Harfuch a Sinaloa, donde vive desde hace semanas. En el lugar en que antes hab¨ªa una funcionaria sobria, de perfil bajo, como Rosa Icela Rodr¨ªguez, que en esta administraci¨®n ha cambiado la cartera de Seguridad por la de Gobernaci¨®n, ahora hay un popular polic¨ªa de carrera, con varios tiros en el cuerpo, que se mueve mejor en el terreno que en los despachos. Los buenos resultados contra la delincuencia en Ciudad de M¨¦xico durante el sexenio pasado, con Sheinbaum y Garc¨ªa Harfuch al frente, avalan de momento al funcionario.
La mandataria manda un mensaje doble con la presencia de Harfuch en Sinaloa, donde distintas facciones del cartel que toma el nombre del Estado, batallan desde septiembre, sin tregua, por el control de la econom¨ªa criminal. Con Harfuch en Sinaloa, Sheinbaum muestra a la sociedad que la batalla contra el crimen y los generadores de violencia, expresi¨®n preferida en Palacio Nacional, va en serio, que no hay pactos, treguas, ni negociaciones, aspecto en que ella misma ha insistido varias veces en sus conferencias de prensa. Por otro lado, la presidenta ense?a al Gobierno de EE UU, ahora con Joe Biden, pero sobre todo al futuro inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, que jura el cargo en unas semanas, que la pelea contra el Cartel de Sinaloa, gran enemigo de la administraci¨®n vecina, es una prioridad.
Los movimientos de uno y otro en Sinaloa estas semanas dibujan bien la estrategia del Gobierno. Casi cada d¨ªa, la Secretar¨ªa de Seguridad y Protecci¨®n Ciudadana, cuando no el mismo Harfuch en sus redes sociales, informa de detenciones, decomisos y operativos varios. El d¨ªa de Navidad, sin ir m¨¢s lejos, la dependencia informaba de la detenci¨®n de cuatro sujetos, presuntos integrantes de un grupo de criminales vinculado a Los Chapitos, una de las facciones en pugna del Cartel de Sinaloa. Junto a los detenidos, las autoridades se incautaron de ¡°cuatro armas largas, una ametralladora Minimi y un aditamento lanza granadas¡±, se?al¨® la secretar¨ªa.
Es el escenario, Sinaloa, de la apuesta narrativa del Gobierno. La misma Sheinbaum estuvo hace unos d¨ªas en Mazatl¨¢n, en el sur del Estado, tratando de imponer un mensaje de esperanza, centrado en aspectos amables de su mandato, la construcci¨®n de un hospital, la optimizaci¨®n de miles de hect¨¢reas de cultivos de regad¨ªo¡ Todo se mezcla, porque apenas dos semanas antes, Harfuch anunciaba el decomiso de fentanilo m¨¢s grande de la historia, tonelada y media de pastillas, en Los Mochis, en el norte del Estado. Y, mientras tanto, detenciones, detenciones y m¨¢s detenciones.
Enjambre
El Gobierno destaca esa palabra, detenciones, continuamente. Antes de Navidad, Harfuch, de paso por Ciudad de M¨¦xico, informaba en conferencia de prensa de que el Gobierno hab¨ªa realizado 6.745 desde el inicio de la administraci¨®n, el 1 de octubre. Sin decirlo, el funcionario destacaba un aumento respecto a los a?os de Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, una manera sutil de diferenciarse. El problema es que, de momento, las capturas realizadas no parecen reflejarse en la estad¨ªstica. En octubre y noviembre, M¨¦xico registr¨® m¨¢s de 2.500 asesinatos, un claro reflejo del periodo anterior.
Si los decomisos y detenciones en Sinaloa iluminan el rumbo y el relato del Gobierno, los operativos del Estado de M¨¦xico los completan. La entidad, la m¨¢s poblada del pa¨ªs, ha sido escenario estos meses del denominado Operativo Enjambre, un supuesto gran golpe contra la corrupci¨®n pol¨ªtica y policial en la entidad, en la que conviven cantidad de grupos criminales, algunos, incluso, con intereses en Ciudad de M¨¦xico, Guerrero, Morelos y otros Estados cercanos. Apoyado en militares, marinos y autoridades locales, el equipo de Harfuch ha detenido a jefes de polic¨ªa de varios municipios, adem¨¢s de altos funcionarios.
El corredor que forman Morelos, Estado de M¨¦xico, Guerrero y Michoac¨¢n ejemplifica la dificultad para cambiar las cosas. En muchos municipios de esos estados, diferenciar al crimen del poder pol¨ªtico es complicado. Los grupos delincuenciales ven en el control de presupuestos y jerarqu¨ªas municipales una oportunidad de negocio, sin el riesgo y el gasto que conlleva el transporte y la producci¨®n de drogas. La pelea por estos rubros es brutal en muchas ocasiones. El asesinato en octubre del alcalde de Chilpancingo, en Guerrero, lo demuestra. El control y cobro de peajes en actividades econ¨®micas l¨ªcitas, caso de la enorme producci¨®n agr¨ªcola de Michoac¨¢n, completan la imagen.
Todav¨ªa anecd¨®tico, centrado en un pu?ado de pueblos de un solo estado, el ¨¦xito de operativos como el Enjambre pasa por su extensi¨®n y profundidad. La corrupci¨®n del Estado de M¨¦xico ocurre en Michoac¨¢n, Guerrero, etc¨¦tera. En algunos casos, los mismos grupos criminales golpeados en territorio mexiquense trabajan tambi¨¦n en regiones vecinas. Si Enjambre no trasciende fronteras, es dif¨ªcil que el crimen resienta el golpe. Luego est¨¢n los procesos penales. Muchas veces, operativos rutilantes se desinflan en los juzgados. El reto de Sheinbaum y Harfuch es que esto no ocurra y que la justicia, por fin, sea completa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.