El Gobierno brit¨¢nico se resigna a perder otro esca?o
El Gobierno conservador brit¨¢nico se mostr¨® ayer resignado a perder un nuevo esca?o en la C¨¢mara de los Comunes y quedar, con casi cuatro, a?os de legislatura por delante, con una mayor¨ªa parlamentaria de s¨®lo 17 diputados. Los electores de Christchurch, una circunscripci¨®n. de la costa sur inglesa, acudieron a las urnas para elegir el sustituto del conservador Robert Adley, fallecido en marzo. Adley logr¨® una arrolladora mayor¨ªa de 26.000 votos en las generales de 1992. Ayer, sin embargo, las encuestas pronosticaban un desastre para los tories y un vuelco electoral en favor de los liberal-dem¨®cratas.
El presiderite conservador, Norman Fowler, concluy¨® la campa f¨ªa en tono triunfal: "Vamos a ganar", dijo. Pero har¨ªa falta un milagro para que Fowler no tu viera que tragarse hoy sus pala bras. En la oficina local de los tories se daba por descontada la derrota y s¨®lo se confiaba en que ¨¦sta fuera menos escandalosa de lo que se?alaban los sondeos. Los colaboradores m¨¢s cerca nos del primer ministro, John Major, tampoco cre¨ªan que existiera la menor posibilidad de ¨¦xito para su candidato. Desde el principio, Downing Street re nunci¨® al esca?o, y se concentr¨® en limitar los efectos de la derrota. Incluse, la fecha de la vota ci¨®n, a finales de julio y en v¨ªsperas de vacaciones, fue elegida para amortiguar da?os: este fin de semana empiezan las vacaciones, la gente se olvidar¨¢ del resultado y a la vuelta, en septiembre, la cat¨¢strofe quedar¨¢ lejana.Lo m¨¢s preocupante para los conservadores no es tanto perder otro esca?o, por escasa que sea su mayor¨ªa, como perder precisamente ese esca?o: Christchurch fue siempre uno de los m¨¢s s¨®lidos bastiones tories. Se trata de una zona tur¨ªstica, sin grandes problemas de delincuencia o desempleo, refugio de pensionistas acomodados en busca de una vida relajada y un clima benigno. Esos pensionistas tuvieron que opinar ayer sobre un Gobierno dividido (la filtraci¨®n del bastardgate no fue precisa mente oportuna), que piensa en carecerles la calefacci¨®n (el a?o que viene se cargar¨¢ IVA sobre el gas) y baja demasiado los tipos de inter¨¦s (al contrario que el res to de la poblaci¨®n, los jubilados no invierten, sino que viven de ahorros y rentas). La respuesta hab¨ªa de ser, seg¨²n todos los indicios, un may¨²sculo no.
El principal partido de la oposici¨®n, el laborista, tampoco esperaba salir bien librado de Christchurch. Ten¨ªa la derrota segura y s¨®lo confiaba en evitar la m¨¢xima humillaci¨®n: obtener menos del 5% de los votos y perder el dep¨®sito (unas 100.000 pesetas) que se exige a los candidatos. Perder el dep¨®sito ser¨ªa un demoledor golpe moral para el laborismo, que se esfuerza en ganar adeptos en el conservador sur de Inglaterra.
Las aguas revueltas benefician claramente a los terceros en discordia, los liberales-dem¨®cratas de Paddy Ashdown. Aunque la tendencia de voto en una elecci¨®n parcial. no puede extrapolarse a unas elecciones generales, est¨¢ cada vez m¨¢s claro que los centristas de Aslidown son la ¨²nica alternativa posible para el electorado tradicionalmente conservador.
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