Elecciones libres en Guinea Ecuatorial
El pasado d¨ªa 15 de julio el presidente Obiang convoc¨®, mediante un decreto, elecciones legislativas para el pr¨®ximo 12 de septiembre. Al d¨ªa siguiente, 12 de los 13 partidos legalizados presentes en Guinea (aparte del partido del Gobierno) daban a conocer su decisi¨®n de no participar. La orientaci¨®n del ¨²nico partido que dio su aquiescencia a Obiang es sobradamente conocida, puesto que su l¨ªder fue el que a finales del pasado a?o realiz¨® una denuncia p¨²blica que llev¨® a la detenci¨®n y apaleamiento de m¨¢s de cien miembros de la oposici¨®n. En los ¨²ltimos d¨ªas, dos partidos m¨¢s parecen haberse decidido a cambiar su posici¨®n, tentados por la ayuda financiera ofrecida por el Gobierno a los que participen (unos dos millones de pesetas por partido).Hasta el momento, el resto de los partidos se han mantenido firmes en su negativa, han multiplicado los llamamientos al Gobierno de Guinea para que reconsidere la convocatoria, con peticiones tan radicales como reabrir el di¨¢logo o celebrar un debate televisado sobre el tema de las elecciones, y han alertado a la opini¨®n p¨²blica internacional sobre las maniobras de Obiang para perpetuarse en el poder. Desde el Gobierno se ha respondido a estas peticiones amenazando a los partidos que finalmente no concurran a las elecciones.
El lapso de tiempo que va desde estos momentos hasta el 12 de septiembre, y en especial hasta el inicio de agosto -momento en que se cierran las posibilidades t¨¦cnicas de participaci¨®n-, es crucial para el futuro democr¨¢tico de Guinea. Por una parte, el Gobierno de Obiang ha lanzado un desaf¨ªo a la oposici¨®n democr¨¢tica de Guinea y a toda la comunidad internacional, buscando las mejores condiciones para su perpetuaci¨®n en el poder a trav¨¦s de la realizaci¨®n de unas elecciones fraudulentas. Por otra, las dif¨ªciles condiciones en que lucha la oposici¨®n democr¨¢tica en Guinea y la lentitud -quiz¨¢ por perplejidad- en la respuesta de la comunidad internacional pueden permitir que el proceso iniciado hace tiempo acabe en farsa electoral, a mayor gloria y beneficio del dictador.
Merece la pena repasar brevemente los antecedentes. En marzo de este a?o, Gobierno y oposici¨®n firman el pacto nacional, por el que se determinaba un conjunto de acuerdos, sometidos a la supervisi¨®n de una comisi¨®n de vigilancia y seguimiento, que deb¨ªan desembocar en la realizaci¨®n de unas elecciones libres y democr¨¢ticas. En el curso del proceso, sucesivos informes de expertos destacados por las Naciones Unidas exponen las condiciones para que el proceso electoral pueda considerarse democr¨¢tico. La Ayuda-memoria (7 de abril) pone el acento en la necesidad de establecer un clima total de respeto a los derechos humanos. El Informe de los consultores electorales (17 de abril) revisa exhaustivamente los requerimientos para que el proceso electoral sea democr¨¢tico.
En la dram¨¢tica situaci¨®n financiera de Guinea Ecuatorial, una de las claves es qui¨¦n est¨¢ dispuesto a pagar el proceso. Se constituye una mesa de donantes, presidida por el representante en Guinea del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, con la participaci¨®n, entre otros, de Espa?a, Francia, Estados Unidos y la Comunidad Econ¨®mica Europea. Esta mesa, de acuerdo con los informes previos, adopta un conjunto de cinco puntos que considera garant¨ªas m¨ªnimas a exigir al Gobierno para considerar el apoyo. Estos puntos consisten en la evaluaci¨®n por la comisi¨®n de seguimiento y vigilancia del grado de cumplimiento del pacto nacional, la revisi¨®n del censo electoral, la revisi¨®n consensuada de la Ley Electoral, la aceptaci¨®n de unos plazos electorales acorde con la estimaci¨®n de los expertos (celebraci¨®n m¨¢s de seis meses despu¨¦s de la revisi¨®n de la Ley Electoral) y la aceptaci¨®n de observadores internacionales durante las elecciones.
Pero la mesa queda bloqueada por la falta de respuesta del Gobierno. S¨®lo el embajador franc¨¦s, al margen de la mesa, pero sin romper tampoco expl¨ªcitamente con ella, hace entrega de cierta cantidad de dinero a Obiang. De esta manera, Francia enlaza con una triste tradici¨®n que le ha llevado, dentro de este mismo a?o, a proporcionar a Obiang desde consejo jur¨ªdico hasta material y entrenamiento antidisturbios para su guardia. A inicios de julio comienza a percibirse en el ambiente la amenaza de una convocatoria unilateral.
La oposici¨®n alega hoy varias razones de peso para no participar. En primer lugar, el clima de inseguridad e intimidaci¨®n que existe en el pa¨ªs. Una muestra reciente de la continuaci¨®n de la represi¨®n antidemocr¨¢tica fue la detenci¨®n y maltrato, a finales de junio, de cuatro trabajadores de la compa?¨ªa el¨¦ctrica Segesa y un funcionario del Ministerio de Industria. Dos de ellos lo fueron como militantes de un partido legalizado; otros dos por fotocopiar La Verdad, ¨²nico peri¨®dico pol¨ªtico de Guinea, que se difunde ciclostilado y a trav¨¦s de fotocopias y que es, te¨®ricamente, legal; otro fue detenido acusado como responsable del apag¨®n que dej¨® sin luz la ciudad tras la entrada de Obiang en la C¨¢mara de Representantes (en Malabo puede haber varios apagones en un solo d¨ªa). Para entender plenamente el significado de estos hechos es preciso tener en cuenta que s¨®lo son ejemplos de Malabo, donde reina un clima de cierta apertura. Algo que es inexistente en el resto del pa¨ªs, donde los incidentes causados por las autoridades y la seguridad son sencillamente incontables, y a menudo no llegan a conocerse hasta despu¨¦s de mucho tiempo. En palabras del embajador de Estados Unidos, pronunciadas el pasado d¨ªa 3 de julio: "Es evidente que las fuerzas de seguridad nacional, bajo el liderazgo de sus oficiales de m¨¢s alta graduaci¨®n, han cometido virtualmente todos los abusos de los derechos humanos registrados en el pa¨ªs durante el pasado a?o".
En segundo lugar, que el incumplimiento de los acuerdos contenidos en el pacto nacional ha desembocado en una situaci¨®n preelectoral sin garant¨ªas. En contra de lo acordado, la oposici¨®n sigue sin tener acceso a la televisi¨®n, utilizada en exclusiva por el Gobierno, y que, debe recordarse, es mantenida y operada por t¨¦cnicos de la cooperaci¨®n espa?ola. En contra de lo pactado, la revisi¨®n del viejo censo electoral (que vio la luz en una operaci¨®n de censamiento simult¨¢neo de los militantes del entonces partido ¨²nico gubernamental), se est¨¢ llevando a cabo en dos semanas, en s¨®lo parte del territorio, utilizando como medio de identificaci¨®n los carn¨¦s del partido gubernamental y sin expedir ning¨²n justificante. En contra de lo previsto, la Ley Electoral permanece intacta, con, por ejemplo, sus cl¨¢usulas de control gubernamental de las juntas electorales.
Ante la gravedad de la situaci¨®n, resulta extra?o que hasta este momento todav¨ªa no se haya producido en nuestro pa¨ªs ninguna declaraci¨®n p¨²blica procedente de alguna instancia oficial. La persistencia de Obiang en el empe?o en conducir a Guinea a una farsa electoral para su perpetuaci¨®n en el poder constituir¨¢ una desgracia para este pa¨ªs, pero tambi¨¦n ser¨¢ una fuente de dificultades a?adidas a las ya dif¨ªciles relaciones pol¨ªticas y de cooperaci¨®n de Espa?a.
Los asuntos que ata?en a esta peque?a rep¨²blica africana, sobre la que Espa?a acumula varias responsabilidades (hist¨®rica, cultural, pol¨ªtica), parecen ser lamentablemente objeto de mucha menos atenci¨®n que la que podr¨ªa argumentarse por el reducido tama?o del pa¨ªs y su lejan¨ªa geogr¨¢fica. Buena parte de la responsabilidad reside en la historia de actitudes vacilantes e inhibitorias que los sucesivos Gobiernos espa?oles han ido acumulando. Sin embargo, la oposici¨®n democr¨¢tica de Guinea, al igual que la mayor¨ªa del pueblo, tienen precisamente como principal punto de referencia a la democracia espa?ola.
No parece exagerado pedir una actitud en¨¦rgica del Gobierno espa?ol frente al Gobierno guineano, dando a conocer p¨²blicamente la exigencia de las garant¨ªas democr¨¢ticas, y una posici¨®n decidida y p¨²blica que busque la coordinaci¨®n de las acciones de la comunidad internacional para intentar su cumplimiento y la realizaci¨®n de unas elecciones verdaderamente libres y democr¨¢ticas. A la vez, debe considerarse un deber inexcusable la solidaridad moral y material con una oposici¨®n democr¨¢tica que lucha en condiciones verdaderamente duras y dif¨ªciles y representa el futuro democr¨¢tico de Guinea Ecuatorial.
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