Padres por confusi¨®n

Hace 14 a?os en la, maternidad de un peque?o pueblo de Florida, Kimberly Mays fue confundida con otro beb¨¦ y entregada a unos padres que no eran los suyos. Ma?ana,, ya convertida en una adolescente, Kimberly acudir¨¢ a un tribunal para romper todos los lazos con sus padres biol¨®gicos y permanecer con la familia que la ha criado. A su lado estar¨¢ su abogado, George Russ, que tiene experiencia en este nuevo tipo de separaciones de menores, ya que es el nuevo padre de Gregory K. , el primer ni?o de la historia que consigui¨® divorciarse de su madre.Kimberly proseguir¨¢ el mismo camino que Gregory para librarse de una pesadilla que la persigue desde hace cinco a?os. Cuando la ni?a ten¨ªa nueve a?os, su padre la sent¨® en el sof¨¢ de la sala de estar y le comunic¨® que ni ¨¦l ni su difunta madre eran en realidad sus padres biol¨®gicos. Como si de un mazazo se tratara, Kimberly conoci¨® que en realidad sus padres eran Ernest, y Regina Twigg, una pareja de Pennsylvania a la que no hab¨ªa visto jam¨¢s.

La noticia que cambi¨® su vida llegaba a trav¨¦s de los Twigg. La pareja descubri¨®, al fallecer su hija Arlena de una deficiencia cardiaca, que los test gen¨¦ticos no coincid¨ªan con los suyos. Tras una investigaci¨®n, los Twigg descubrieron el error hospitalario y localizaron a Kimberly, a quien empezaron a considerar como una sustituta de su hija y no se conformaron con visitarla a menudo.

"La gente mitifica en exceso sobre la importancia de los lazos biol¨®gicos", ha dicho Kimberly. "Una familia es la que te cuida y te da su amor y Robert es mi padre", asegur¨® la joven.

El juez de Sarasota, Stephen Dakan, ha decidido que el juicio sea p¨²blico, en contra de los deseos de los Twigg.