El problema de la droga
Me dirijo a este peri¨®dico y a esta secci¨®n para abordar el enorme problema llamado droga. Primero porque, por desgracia, es un problema personal, y segundo, porque no se trata de un caso aislado, sino que es uno entre los miles de personas j¨®venes con, Adern¨¢s de la droga, graves problemas familiares, de paro y un largo etc¨¦tera.Como he se?alado al comienzo, soy una joven de 29.a?os con el a?adido de ser portadora del virus del sida. Con los a?os de estar involucrada en esta historia, creo tener la suficiente experiencia personal como para decir algo al respecto. Lo m¨¢s importante es actuar con la mayor rapidez y de un modo coherente, desde el momento en que un joven, por voluntad propia, decide algo tan importante y dif¨ªcil como es dejar la droga. Es ah¨ª cuando viene el problema que nos ocupa, es decir, la cada vez mayor incompetencia de los llamados profesionales en el tan nombrado y cacareado plan nacional de drogas. En mi caso particular, que, como digo, por desgracia, no es el ¨²nico, despu¨¦s de peregrinar de un lado para otro, de interminables citas, charlas, etc¨¦tera, durante casi tres meses, para mi interminables, no he conseguido otro resultado que desanimarme cada vez m¨¢s y a¨²n todav¨ªa sin ninguna respuesta concreta, y ni hablar siquiera de la subvenci¨®n que he requerido para poder acceder a una comunidad terap¨¦utica, pues el para m¨ª la ¨²nica v¨ªa efectiva despu¨¦s de haber probado todos los sistemas habidos y por haber que me han propuesto los psic¨®logos y terapeutas.
No s¨®lo mi familia, sino tantas en la misma situaci¨®n aqu¨ª, en Madrid, tenemos o deber¨ªamos tener, seg¨²n el plan regional, derecho a una ayuda material, el decir, a una subvenci¨®n de, al menos, seis meses, puesto que carecemos de medios econ¨®micos para acceder a una comunidad terap¨¦utica de car¨¢cter privado. Aclarar que hasta que conceden la subvenci¨®n, si es que llega, en la mayor¨ªa de los casos pasan m¨¢s de cuatro meses (t¨¦rmino medio), lo que se traduce en una situaci¨®n insostenible tanto para el propio afectado como para la familia, y, por extensi¨®n, para la sociedad en general, en beneficio de nadie. Lo que pedimos los afectados es una mayor y m¨¢s r¨¢pida atenci¨®n, mayor afectividad y profesionales que realmente lo sean y les interese y preocupe el problema de una forma m¨¢s humana. En la actualidad, tanto los CAD como los centros de d¨ªa (ambos, centros de primera acogida) se han convertido en una especie de centros de amiguismo o caridad, donde no se atiende a todos los toxic¨®manos como ciudadanos con un derecho tan b¨¢sico como es la atenci¨®n sanitaria en un plazo de tiempo razonable, ya que las listas de espera se hacen interminables por la ineficacia del propio centro, y en ning¨²n caso es responsabilidad ¨¦sta del toxic¨®mano, quien lo ¨²nico que desea es resolver su problema cuanto antes. A?adir, por ¨²ltimo, como toxic¨®mana, pero tambi¨¦n como persona, que solamente desear¨ªa que esta carta y este testimonio no vayan a la papelera sin m¨¢s y que al menos alguien capte el mensaje, que no estamos pidiendo caridad, sino el derecho a una atenci¨®n digna, como integrantes, que, tambi¨¦n lo somos, de esta sociedad, la de todos-
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