La diosa de la danza
Dec¨ªan que sus piernas eran las m¨¢s hermosas de Hollywood. En los a?os sesenta la entonces joven cr¨ªtica independiente espa?ola la llamaba la imperial Cyd. Nada m¨¢s justo. Su arte incomparable, su deslumbrante belleza, atravesaron la historia del cine musical sentando c¨¢tedra de genialidad. Hoy es una dama extremadamente gentil, de aspecto apacible, en quien se hace dif¨ªcil reconocer a aquella vampiresa morena que tentaba a Gene Kelly en la danza m¨¢s trepidante de Cantando bajo la lluvia. La imperial Cyd se permite el lujo de dar lecciones de serenidad. Coincidi¨® con Antonio, quien durante su estancia en Hollywood bail¨® en una pel¨ªcula donde interven¨ªa su marido, Tony Martin (Ziegfield Girl). Los recuerdos se desataron, pero tambi¨¦n la admiraci¨®n entre artistas. La leyenda de Cyd Charisse saltaba de las pel¨ªculas de la Metro a los ¨¢mbitos de la danza m¨¢s exigente. Y tanto Antonio como yo coincidimos en una apreciaci¨®n:-Esas piernas legendarias contin¨²an estando en su sitio.
-Por fortuna -exclam¨® Cyd, riendo- De lo contrario, andar¨ªa coja.
A los 68 a?os su forma f¨ªsica es impresionante. Igual que su preparaci¨®n t¨¦cnica. Ni el paso del tiempo ni el miedo a las cr¨ªticas le impidieron presentarse en Broadway, hace dos temporadas, con el musical Grand Hotel. Incorporaba a la bailarina Grushenkaia, que en el cine interpret¨® Greta Garbo. Curiosamente, no era la primera vez que Cyd se hac¨ªa cargo de un papel inmortalizado por la Divina.
Terenci. En La bella de Mosc¨² interpretaba el papel de Ninotchka. ?No le pareci¨® un desaf¨ªo muy grande enmendarle la plana a la propia Garbo?
Charisse. Lo era, por supuesto, pero al mismo tiempo representaba una oportunidad excepcional, porque en aquellos d¨ªas los musicales no ten¨ªan grandes argumentos y ¨¦ste, en cambio, era una delicia, con una buena base literaria y adem¨¢s una partitura divina de Cole Porter.
T. ?En qu¨¦ consist¨ªa la magia de Cyd Charisse?
C. No creo que fuese cuesti¨®n de magia, sino de entrenamientos muy duros y una intensa preparaci¨®n previa en la Russian Ballet Company. Me dio una formaci¨®n cl¨¢sica de la que carec¨ªan la mayor¨ªa de bailarinas cinematogr¨¢ficas de aquel tiempo, aunque debo decir que las hab¨ªa maravillosas, como Ginger Rogers, Ruby Keeler, Eleanor Powell y la gran Anne Miller, que bailaba el tap como nadie.
T. Reconozca que, al principio, fue una carrera muy desigual.
C. Es cierto. Me ten¨ªan encasillada como belleza latina. Alguien me dijo que era una Ava Gardner juvenil, y no me gust¨®, porque Ava era inimitable.
T. ?Era el estudio el que eleg¨ªa los materiales o le permit¨ªan elegirlos a usted?
C. ?Elegir yo? ?Eso nunca, nunca! En MGM te dec¨ªan lo que ten¨ªas que hacer, y c¨®mo y en qu¨¦ tiempo. Si te negabas, te suspend¨ªan moment¨¢neamente. A m¨ª no me ocurri¨® nunca, pero s¨¦ de otras estrellas que estuvieron apunto de arruinar su carrera por negarse a hacer un papel.
T. En cualquier caso le dieron papeles imposibles. ?Incluso lleg¨® a hacer de india en una pe l¨ªcula titulada Norte salvaje, junto a Stewart Granger!
C. Es cierto. Era un desatino. De todos modos, me permit¨ªan bailar de vez en cuando en las pel¨ªculas de aquella adorable star que era Esther Williams.
T. Ella se cuidaba de las piscinas y usted de las pistas de baile. Por cierto, ten¨ªa como pareja a Ricardo Montalb¨¢n.
C. ?Ricardo! Un amigo entra?able. Le veo a menudo. ?l no era bailar¨ªn, pero se mov¨ªa con gran distinci¨®n y agilidad; ten¨ªa un ritmo muy personal. Los dos ¨¦ramos nuevos en el estudio y ten¨ªamos que demostrar nuestra val¨ªa. Creo que algunos de nuestros n¨²meros se conservan muy bien. Me gusta mucho el baile apache de En una isla contigo.
T. En la Espa?a de la posguerra se hizo muy popular La raspa, que ustedes bailaban en la pel¨ªcula Fiesta Brava.
C. No lo sab¨ªa, pero me parece l¨®gico porque lo mismo ocurri¨® en Am¨¦rica. Todo el mundo enloquec¨ªa por los ritmos latinos. Viv¨ªamos tiempos de guerra y necesit¨¢bamos evasi¨®n. Lo malo es que, cuando pas¨® la moda, la Metro continuaba encasill¨¢ndome como latin beauty. Nos prestaron a Ricardo y a m¨ª a la Universal para hacer El signo del renegado, una aventura no musical que se parec¨ªa mucho a las del Zorro. Todav¨ªa hoy no me explico qu¨¦ pint¨¢bamos en aquella historia.
T. Cuando dice que la prestaron, ?qu¨¦ quiere decir?
C. Exactamente lo que digo. El estudio ten¨ªa la opci¨®n de prestarnos a cambio de los actores de otro estudio.
T. ?Y usted segu¨ªa sin protestar?
C. Yo era muy buena chica (r¨ªe).
T. A partir de Cantando bajo la lluvia su baile evolucion¨® hacia un estilo m¨¢s moderno, mucho m¨¢s sofisticado.
C. Sin duda alguna. Yo siempre intent¨¦ expresar algo a trav¨¦s del movimiento y Gene Kelly me hizo ser consciente de ello. Me hizo comprender que nuestros n¨²meros musicales ten¨ªan un argumento, contaban algo sobre unos personajes; por tanto yo ten¨ªa que ser distinta seg¨²n si aparec¨ªa como ingenua o como mujer fatal. Ya no pod¨ªa bailar sin tener en cuenta la peque?a historia contenida en cada n¨²mero.
T. En cierto modo, eran una forma de narrativa.
C. M¨¢s o menos. Recuerde el ballet de Melod¨ªas de Broadway 1955: era exactamente igual que un thriller de Mickey Spillane. Una historia potenciada por la variedad y riqueza de elementos que s¨®lo pod¨ªa dar el musical.
T. ?C¨®mo explicar¨ªa la perfecci¨®n alcanzada por los musicales MGM de aquellos a?os?
C. En primer lugar, dispon¨ªamos de mucho tiempo para ensayar y el estudio ten¨ªa bajo contrato a los mejores equipos, especialmente el que se conoc¨ªa como la Freed Unit. Hollywood no ha dado despu¨¦s nada comparable al formidable conjunto que consigui¨® aglutinar Arthur Freed. Pod¨ªa usted encontrar a Porter, Berlin, Lerner, grandes m¨²sicos que hicieron partituras inolvidables: core¨®grafos excepcionales, los mejores decoradores... Gracias a todos ellos nacieron pel¨ªculas que se convirtieron en cl¨¢sicos. Fue el triunfo de un equipo perfecto.
T. ?Eran ustedes conscientes de que estaban contribuyendo a crear nuevas formas de la expresi¨®n cinematogr¨¢fica?
C. ?Oh, no! Cuando te encuentras inmersa en un musical de aquella categor¨ªa, te limitas a esforzarte para dar lo mejor de ti misma. A veces ni siquiera eres consciente de un fracaso, porque te falta perspectiva. Adem¨¢s, las esperanzas no son realistas. No olvide el caso de musicales que fueron fabulosos en teatro y que, trasladados al cine, no han funcionado.
T. Usted hizo sus mejores pel¨ªculas junto a Gene Kelly y Fred Astaire.
C. Fui muy afortunada de bailar con ellos. Eran dos aut¨¦nticos genios. Fred era el m¨¢s perfecto caballero que he conocido. Elegante, encantador, educado, un deleite. Siempre nos compenetramos a la perfecci¨®n. ?Sabe una cosa? A ¨¦l no le gustaba visionar las pruebas de rodaje diario, lo que llamamos rushes. Se pon¨ªa muy nervioso. Pero cada d¨ªa me llamaba a casa y me ten¨ªa 20 minutos al tel¨¦fono, cont¨¢ndole c¨®mo hab¨ªa salido todo. En cuanto a Gene, era un genio total. Mientras Fred s¨®lo aspiraba a estar delante de la c¨¢mara, ¨¦l prefer¨ªa estar detr¨¢s. Le gustaba ocuparse de todo. Era tremendamente creativo. Trabajar con ¨¦l era muy excitante. Eran dos personalidades completamente opuestas. Y ambos encantadores.
T. Sus n¨²meros deb¨ªan necesitar muchos ensayos.
C. Much¨ªsimos. Los prepar¨¢bamos durante varias semanas. Eran horas de ejercicio f¨ªsico, pero tambi¨¦n de discusi¨®n, de trabajo de mesa previo.
T. ?C¨®mo se siente al verlos ahora?
C. Me siento muy orgullosa al comprobar que se conservan maravillosamente, pasados tantos a?os. Y me divierto como si, en lugar de verme a m¨ª misma, estuviese viendo a otra persona.
T. ?Qu¨¦ ocurri¨® al terminar la ¨¦poca dorada del musical Metro?
C. Fue un golpe tremendo. Los equipos se desmantelaron, a los actores no se les renov¨® el contrato, todo se dispers¨®. Hab¨ªa muchas causas para un final tan dram¨¢tico. El estudio cambi¨® de manos, qued¨® al cuidado de ejecutivos que empezaron a pensar como negociantes. Ya sabe que el glorioso historial de la M.G.M. termin¨® con una gran subasta p¨²blica. Fue demasiado triste. Fue un epitafio miserable.
T. Despu¨¦s de aquellos sucesos, usted tuvo que hacer pel¨ªculas no musicales, como El crep¨²sculo de los audaces, junto a Rock Hudson, o Dos semanas en otra ciudad, con Kirk Douglas... ?No sent¨ªa nostalgia de la danza?
C. Siempre la he sentido: la danza es mi primer amor. Pero aunque la Metro se hund¨ªa, yo continu¨¦ bailando. Hace pocos a?os hice en Londres el musical Charlie Girl; recientemente, Grand Hotel, en Nueva York. Adem¨¢s, con mi marido, Tony Martin, he recorrido medio mundo haciendo un show en el que ¨¦l cantaba y yo bailaba.
T. Llevan ustedes casados desde 1949. Esto es todo un r¨¦cord para Hollywood.
C. Y para cualquier lugar. Tony siempre dice que como ¨¦l se ha pasado la mitad de la vida fuera de casa, y yo la otra mitad, hemos compensado la vida de un matrimonio normal. Pero hay algo de lo que el tiempo no podr¨¢ compensarnos: la ausencia de Cyd y el final de unos grandes estudios que permit¨ªan la aparici¨®n de t¨ªtulos como Brigadoon, Cantando bajo la lluvia y Siempre hace buen tiempo. ?Maravillas de un g¨¦nero incomparable!
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