Cita con Altamira
Barcel¨® visit¨® ayer por la ma?ana las cuevas de Altamira, las pinturas prehist¨®ricas por excelencia. Era la primera vez que lo hac¨ªa, y ya horas antes confesaba su estado, de excitaci¨®n. No es para menos. La piel se eriza cuando el pintor muestra las fotograf¨ªas de sus ¨²ltimos trabajos realizados en Par¨ªs, en los que ha aprovechado todas las posibilidades de la pintura sobre una tela dura y arrugada. "Casi desde el inicio", dice Barcel¨®, "mi pintura ha sido el antirreduccionismo, y ahora me doy cuenta de que es as¨ª y es asi siempre. Esto lo intento llevar hasta sus ¨²ltimas consecuencias. Llevaba muchos a?os empe?ado en eliminar toda referencia, todo juego de citaci¨®n. Era como barrer todo todo lo que quedara de posmodernismo, que lo odio, como un intento de quedarme con lo m¨ªo. Despu¨¦s de empezar estos cuadros, con los que me he excitado mucho, me di cuenta de que ten¨ªan mucho que ver con Altamira. Me dio una alegr¨ªa muy grande porque pens¨¦ que era la ¨²nica citaci¨®n. Ha sido como volver al principio, que es el sitio m¨¢s f¨¦rtil".Al igual que la vejez de las pinturas rupestres, Barcel¨® proclama que "la pintura es un oficio de viejos". "La juventud como virtud es algo m¨¢s propio del deporte que del arte". Barcel¨® fue acompa?ado de su mujer, Cecil; su galerista espa?ola, Soledad Lorenzo, y la coordinadora del seminario por la UIMP, Cristina Fad¨®n. La visita normal de las cuevas dura diez minutos. Sin embargo Barcel¨® consigui¨® meterse en los dos grupos posteriores. y as¨ª observar las pinturas con m¨¢s detenimiento. El gu¨ªa de la visita, ante el inter¨¦s de este ilustre visitante, se volc¨® en sus explicaciones.
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