Zelanda quiere firmar la paz
La provincia holandesa ha permanecido en guerra con Espa?a desde hace 350 a?os
Cuando Walter van Gelder, comisario (gobernador) de la reina Beatriz en la provincia holandesa de Zelanda, al suroeste del pa¨ªs, accedi¨® en 1992 al cargo, ignoraba que se pon¨ªa al frente de un territorio que contin¨²a en guerra con Espa?a. Hace casi 350 a?os y despu¨¦s de ocho d¨¦cadas de luchas, Felipe IV y la Rep¨²blica de las Siete Provincias Unidas, predecesora de la Holanda actual, firmaron la paz de Westfalia. El acuerdo no fue ratificado por los zelandeses, contrarios al "muy cat¨®lico reino peninsular" que los hab¨ªa ocupado. La verdad era, sin embargo, otra. Con su negativa trataban de proteger sus asaltos a buques mercantes espa?oles, as¨ª como el mercado negro con las colonias espa?olas en Am¨¦rica. Van Gelder est¨¢ ahora dispuesto a "reanudar las negociaciones de paz" y poner fin a una situaci¨®n que califica de intolerable "en una Europa que tiende a unirse".Las nuevas conversaciones tendr¨¢n un car¨¢cter mucho m¨¢s l¨²dico que las protagonizadas por los antepasados del monarca espa?ol y los representantes de Zelanda. "En realidad, hemos pensado en invitar al embajador de Espa?a en La Haya, Antonio Fournier, a que visite la provincia. Ser¨¢ un recorrido arnistoso", afirman encantados los portavoces de la Diputaci¨®n Provincial de Zelanda.
Seg¨²n sus colaboradores, Walter van Gelder estudia tambi¨¦n la posibilidad de sellar una suerte de nuevo tratado en un acto oficial. "Se trata a¨²n de un proyecto. Para hacerlo realidad, habr¨¢ que revisar primero el derecho internacional. Pero ser¨ªa muy emocionante poder celebrar una especie de conferencia de paz ahora que las tensiones pertenecen al pasado".
En Middelburg, capital de la provincia, le aguarda al diplom¨¢tico espa?ol una ciudad rodeada de canales y fosos, recuerdo de sus antiguas fortificaciones. El mar donde pirateaban los zelandeses de 1648 no ha perdido su importancia. Formada por cuatro islas y un pedazo de continente que linda con B¨¦lgica, Zelanda estaba separada de la naci¨®n. Deb¨ªa arregl¨¢rselas sola y de ah¨ª que sus negociadores calificaran una paz con Espa?a de "uni¨®n con el anticristo".
Pero la furia de las aguas ha mostrado tambi¨¦n otras facetas de los zelandeses. En 1953 olas de tres metros lanzaron toda la fuerza del mar del Norte contra sus ciudades abriendo un centenar de brechas en los diques. Cuando la tormenta cedi¨®, hab¨ªa 1.835 cad¨¢veres, 46.000 casas destrozadas y 200.000 hect¨¢reas de tierra inundadas. Con el tes¨®n que caracteriza al resto de sus compatriotas, desde entonces han sido construidas seis presas y dos barreras a lo largo de la costa. El proyecto se denomin¨® Plan Delta y fue inaugurado en 1987 por la reina Beatriz.
Los zelandeses de hoy ya no se aventuran en busca de naves espa?olas. Prefieren aprovechar los remansos de agua y las playas creadas por los diques.
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