Religi¨®n a la americana
Los 59 millones de cat¨®licos en Estados Unidos interpretan a su modo los preceptos de su Iglesia
La ¨²ltima cruzada del papa Juan Pablo II no es luchar contra los infieles, sino contra la permisividad de los cat¨®licos que viven la religi¨®n a la americana. Si en Jamaica conden¨® la esclavitud y en M¨¦xico los excesos del colonialismo, el Pont¨ªfice reserv¨® para su tercera visita a Estados Unidos el discurso contra el aborto. A pesar de que pronunci¨® pocas veces la palabra, quiz¨¢ por respeto al presidente Bill Clinton, que es un claro partidario de este derecho, Juan Pablo II dej¨® claro que no se puede ser un buen cat¨®lico si se ignoran las ense?anzas morales y sexuales de la Iglesia. Fue una llamada de atenci¨®n a los fieles.Los 59 millones de cat¨®licos que residen en Estados Unidos, en su mayor¨ªa descendientes de irlandeses, italianos o de pa¨ªses latinoamericanos, parecen querer acomodar su religi¨®n a la sociedad en la que viven. El deseo del Vaticano es que se constituyan en una fuerza social capaz de cambiar leyes como la que defiende el derecho al aborto. Una encuesta de Gallup revela que el 79% de los cat¨®licos estadounidenses reconocen que la religi¨®n es algo fundamental en su vida, pero cuando se enfrentan a dilemas morales prefieren seguir su conciencia antes que los preceptos de la Iglesia.
Los feligreses norteamericanos interpretan a su manera el catolicismo, sin sentirse por ello culpables. En otra encuesta, ¨¦sta publicada por The Washington Post, m¨¢s de un 70% de los cat¨®licos se confiesan partidarios del divorcio y del control de natalidad. En porcentajes superiores al 60% consideran que las relaciones sexuales no son un asunto del Papa y en la misma medida de sean que la Iglesia se mantenga al margen del debate nacional sobre el aborto.
En Estados Unidos, a los ciudadanos les cuesta comprender que mientras tienen a una mujer dirigiendo la Fuerza A¨¦rea de EE UU el p¨²lpito de un Iglesia sea todav¨ªa un coto exclusivo de los hombres. Como el pueblo pr¨¢ctico que es, algunos proponen que, aunque s¨®lo sea como medio para luchar contra el descenso de las vocaciones sacerdotales, se deb¨ªa, aceptar la entrada de la mujer en el sacerdocio. Otros, como Andrew Greely, un cura que ense?a Ciencias Sociales en la Universidad de Chicago, proponen que se modifique el sacerdocio para convertirlo en un servicio temporal a la Iglesia, de manera que se permita una mayor libertad de los sacerdotes.
La Iglesia estadounidense, afectada por una cadena de detenciones de sacerdotes acusados de abusar sexualmente de ni?os, consigui¨® hace un par de meses que el Papa reconociera y condenara p¨²blicamente este tipo de pr¨¢cticas. Este tipo de esc¨¢ndalos se han multiplicado en los ¨²ltimos meses con casos espeluzhantes que han minado la confianza de muchos padres cat¨®licos a dejar que sus hijos vayan solos a la iglesia. La publicidad de las detenciones ha arrojado luz y datos que apuntan que desde 1982 se han descubierto al menos 400 casos en los que curas cat¨®licos han abusado de ni?os.
Si la enc¨ªclica de 1968 Humanae vitae, en la que Pablo VI condenaba el control de natalidad, motiv¨® la separaci¨®n de la Iglesia de decenas de miles de personas, la actual posici¨®n del Vaticano en asuntos como el aborto o el SIDA puede ocasionar una segunda oleada. Varias organizaciones humanitarias y de homosexuales rechazan ¨¦sta pol¨ªtica papal, y en especial la que proh¨ªbe el uso de los preservativos. En una ¨¦poca en la que la prevenci¨®n m¨¢s segura contra el SIDA es la utilizaci¨®n de condones, el Papa los rechaza.
El Pont¨ªfice, que tambi¨¦n se opone a la pena de muerte que Clinton defiende, coincide, sin embargo, con el dem¨®crata en su inter¨¦s com¨²n por los programas sociales y de ayuda a los ni?os. Juan Pablo II espera con su viaje despertar la conciencia de Estados Unidos y, por contagio, influir en el mundo, aunque para ello tenga que repetir casi la misma frase que ya dijo ante Ronald Reagan en 1987. "La ¨²ltima prueba de vuestra grandeza [Norteamerica] es la manera en la que trat¨¢is a cada ser humano, pero en concreto a los m¨¢s d¨¦biles e indefensos, aquellos que no se pueden defender. Si. quer¨¦is justicia para todos y verdadera libertad y una paz duradera ?Am¨¦rica, defiende la vida!", volvi¨® a repetir esta semana el Santo Padre. El p¨¢rrafo es id¨¦ntico al de su segunda visita, excepto que en esta ocasi¨®n elimin¨® el final, que dec¨ªa: "desde la concepci¨®n hasta la muerte natural".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Maltrato infantil
- Aborto ilegal
- Juan Pablo II
- Posiciones antiaborto
- Pederastia
- Violencia dom¨¦stica
- Preservativos
- Despoblaci¨®n
- Aborto
- Malos tratos
- Anticonceptivos
- Problemas demogr¨¢ficos
- Anticoncepci¨®n
- Infancia
- Estados Unidos
- VIH SIDA
- Integridad personal
- Iglesia cat¨®lica
- Violencia
- Reproducci¨®n
- ETS
- Enfermedades infecciosas
- Delitos sexuales
- Enfermedades
- Sucesos