Juan Pablo II prepara una enc¨ªclica que remacha la absoluta infalibilidad del Papa
El borrador de la 'Veritatis splendor' cierra toda opci¨®n de interpretaci¨®n teol¨®gica
El reforzamiento de la autoridad del Papa en materia de moral, sin posibilidad alguna de contestaci¨®n o discrepancia por parte del resto de la Iglesia, obispos y te¨®logos incluidos, es el objetivo fundamental de la nueva enc¨ªclica Veritatis splendor (El esplendor de la verdad), que Juan Pablo II firm¨® el pasado 6 de agosto, 250 aniversario de la Humanae Vitae, de Pablo VI y que ver¨¢ la luz en oto?o. Enc¨ªclica m¨¢s dirigida a los mandos intermedios -obispos y te¨®logos- que al pueblo llano, el documento, remacha la autoridad ¨²nica, indiscutible e infalible del Pont¨ªfice.
La nueva enc¨ªclica, dividida en tres cap¨ªtulos -ense?anza moral en la Sagrada Escritura, fundamentos de la ense?anza moral y teolog¨ªa moral en la misi¨®n de la Iglesia deja bien claro que, adem¨¢s de todos los temas en los que el Papa es infalible, exige la obediencia absoluta t incontestada en las cuestiones morales o doctrinales no sujetas al marchamo de la infalibilidad y el dogma.Las afirmaciones contenidas en el texto -del que se conoce el borrador facilitado por la agencia Adista y que el portavoz vaticano calific¨® de "texto parcial y no aut¨¦ntico que se refiere a un borrador muy primitivo de hace tres a?os"- no son nuevas, especialmente en este Papa, poco dado a colegialismos o a compartir riendas en su concepci¨®n del gobierno de la Iglesia; pero est¨¢n, quiz¨¢, expresadas con mayor rotundidad.
Juan Pablo II tiene mando en plaza como sucesor de Pedro a la cabeza de la Iglesia, y las ¨²ltimas oleadas de opiniones en materia de moral, especialmente de te¨®logos norteamericanos, podr¨ªan haber llevado a pensar que no todos est¨¢n de acuerdo con ello. La enc¨ªclica Veritatis splendor, que ha sido seguida muy de cerca por el cardenal Josef Ratzinger, guardi¨¢n de las esencias doctrinales de la Iglesia desde su cargo de prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe (el ex Santo Oficio), quiere disipar cualquier g¨¦nero de dudas sobre qui¨¦n decide en el ¨¢mbito de la moral cat¨®lica.
El Papa deja claro que no acepta el relativismo moral, que no cabe subjetivismo en la interpretaci¨®n de las normas y que la doctrina de la Iglesia tiene verdades absolutas que la conciencia no puede explicar a su manera. Es decir, que s¨®lo las interpreta ¨¦l, que es quien ejerce el Magisterio, aunque la constitutici¨®n de la Iglesia quiera que ¨¦ste sea llevado en comuni¨®n con los obispos, sucesores de los ap¨®stoles.
Si hace cuatro a?os muchos te¨®logos europeos pidieron que se aflojara la presi¨®n sobre los fieles dej¨¢ndoles mayor arbitrio en la aplicaci¨®n pr¨¢ctica de las ense?anzas morales, Wojtyla cierra la puerta a. cualquier devaneo al respecto enunciando "el car¨¢cter vinculante de la ense?anza moral de la Iglesia". Por si quedan dudas, afirma, seg¨²n el borrador: "La obediencia debida al Magisterio del Papa y de los obispos en las cuestiones ¨¦ticas y de fe se refiere tambi¨¦n a aquellas ense?anzas que todav¨ªa no han sido definidas con car¨¢cter definitivo"; es decir, a¨²n no incluidas en la materia dogm¨¢tica.
Tampoco da cabida la enc¨ªclica a los te¨®logos que, desde posiciones progresistas, han pedido la reducci¨®n de las prohibiciones, haciendo mayor hincapi¨¦ en los preceptos positivos de la moral. Juan Pablo Il tampoco acepta estos matices, y dice que "las normas morales negativas, aquellas que proh¨ªben determinados actos y comportamientos concretos, por malos en s¨ª mismos, no admiten ninguna leg¨ªtima excepci¨®n".
Uno de los aspectos en que el texto se detiene con mayor atenci¨®n es la discrepancia, el disenso, que hoy "viene exteriorizado, adem¨¢s p¨²blicamente y en modo inoportuno, incluso amplificado, y busca justificarse con argumentos pol¨ªticos, eclesiol¨®gicos y pastorales". "Esto no es admisible", sigue la enc¨ªclica. La divergencia con la ense?anza de la Iglesia queda como lo que es; o sea, como un disenso. "Como tal, no puede ser presentado y considerado en el mismo plano que la concordancia con la aut¨¦ntica ense?anza de la Iglesia".
Obispos guardianes
"Contrastes y conflictos", remacha la enc¨ªclica, "pueden ser una normal expresi¨®n de la vida pol¨ªtica en una sociedad democr¨¢tica. En cualquier caso, la ense?anza moral no exige ning¨²n modo de proceder ¨¦tico': ¨¦ste no se establece sobre reglas consolidadas democr¨¢ticamente y sobre procedimientos. El disenso por falta de adhesi¨®n o por opini¨®n diversa se contradice con la unidad de la Iglesia y con la exigencia de su constituci¨®n jer¨¢rquica con el pueblo de Dios".El texto papal, que no entra a puntualizar cuestiones concretas de moral, como la eutanasia, los anticonceptivos o el aborto, llama a los obispos a vigilar y controlar directamente instituciones, universidades y publicaciones, incluso cuando a ¨¦stas les hayan sido cedidas ciertas, responsabilidades.
El hecho de que Juan Pablo II considere que s¨®lo ¨¦l tiene la ¨²ltima palabra en la Iglesia ha empezado a suscitar reacciones. La publicaci¨®n de la enc¨ªclica promete traer un oto?o pol¨¦mico.
Los te¨®logos, vistos como comparsas
La enc¨ªclica Veritatis splendor, especialmente la parte sobre la obediencia y disciplina que los te¨®logos deben al Magisterio de la Iglesia, ha hecho decir a uno de ellos, el alem¨¢n Bernhard Haering, de 81 a?os, consejero sobre moral para Pablo VI, y durante muchos a?os profesor de la pontificia Universidad Alfonsiana de Roma: "No creo que el Papa quiera hacer una cosa as¨ª. Pero temo que alg¨²n obispo tenga la tentaci¨®n de imponer su voluntad recurriendo a medios similares".Porque Juan Pablo II reduce claramente el papel de los te¨®logos al de comparsas del Magisterio-encarnado por ¨¦l- con p¨¢rrafos como ¨¦ste, que figura en el borrador de la enc¨ªclica: "El Magisterio de la Iglesia recibe auxilio de los te¨®logos mientras ¨¦stos lo siguen, lo acompa?an y van adelante con la b¨²squeda de nuevos horizontes y caminos".
Y m¨¢s adelante: "Por respeto a la verdad y por atenci¨®n al pueblo de Dios, el te¨®logo renunciar¨¢ a una 'inoportuna manifestaci¨®n p¨²blica' de su opini¨®n divergente, particularmente en un ¨¢mbito no preparado para una valoraci¨®n ponderada. Si el te¨®logo persiste en su opini¨®n divergente", contin¨²a el texto, "entonces su deber es esconder su opini¨®n, quedar abierto a la verdad que un d¨ªa se afirmar¨¢, ser tolerante en el silencio y en la oraci¨®n por esa verdad que, por el momento, le queda velada de modo inexplicable".
El texto llama a la teolog¨ªa moral a dar "en el ejercicio de su oficio, el ejemplo. de una obediencia leal, ¨ªntima y externa hacia el Magisterio, tanto en el campo moral como en el dogm¨¢tico", y advierte que "la teolog¨ªa moral no es una ciencia que pueda subordinarse a los resultados de una observaci¨®n emp¨ªrico-formal o a una comprensi¨®n fenomenol¨®gica".
"El te¨®logo moral", sigue m¨¢s adelante la enc¨ªclica, "debe sustraerse a una cultura t¨¦cnica y cient¨ªfica que inclina hacia el pragmatismo y el positivismo".
"El esplendor de la verdad,- anunciado por Karol Wojtyla, corre el peligro de transformarse en un encontronazo de verdad, sobre ¨ªodo en su afirmaci¨®n del v¨ªnculo de obediencia a la doctrina moral como la exponen los romanos pont¨ªfices", ha dicho el padre Haering, quien desde hace tiempo ha expresado su preocupaci¨®n por el rumbo que el Papa actual est¨¢ dando a la Iglesia. Y el anciano te¨®logo, que se dice preocupado por lo que el nuevo texto papal pueda perjudicar al di¨¢logo ecum¨¦nico, ha a?adido: "Espero que esta enc¨ªclica no se publique jam¨¢s, porque el Papa sufrir¨¢ por las pol¨¦micas y las contestaciones que le dirigir¨¢n. El Papa es un hombre enfermo, me da pena".
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