Las obras del nuevo Congreso exigen el derribo parcial de un edif¨ªcio, terminado hace 13 a?os
Al Parlamento le sobran tres pisos. El proyecto de ampliaci¨®n del Congreso de los Diputados, que ha entrado en su ¨²ltima fase de obras, ha obligado a derribar parcialmente un edificio construido en 1980. El fin es que todos los inmuebles del complejo tengan la misma altura. El Ayuntaimiento de Madrid ha criticado la "imprevisi¨®n" por la cual se derriba ahora parte de un inmueble en el que en su d¨ªa el Estado invirti¨® unos 700 millones de pesetas. En oto?o de 1994 terminar¨¢n los trabajos, y los diputados podr¨¢n instalarse en sus nuevos despachos individuales.
Las obras, iniciadas hace pocos d¨ªas, consisten en eliminar los tres forjados superiores del edificio que se construy¨® en 1980 dentro de una primera ampliaci¨®n de las oficinas del Congreso. El inmueble quedar¨¢ as¨ª igualado en altura al que se ha construido a su vera y al original neocl¨¢sico de 1850, en el cual se ubica el hemiciclo.La ampliaci¨®n del Congreso levant¨® un fuerte debate urban¨ªstico desde que en 1986 se fall¨® el concurso arquitect¨®nico. La pol¨¦mica se reanuda ahora. ?Por qu¨¦ se aprob¨® un proyecto que come tres plantas de un edificio inaugurado en 1980? F¨¦lix Pons, presidente del Congreso de los Diputados, indica que todos los proyectos que se presentaron al concurso de 1986 igualaban las alturas del con junto, para que no destacase un edificio de cinco plantas sobre uno hist¨®rico, el palacio del Congreso decimon¨®nico.
Aprobaci¨®n municipal
Enrique Villoria, concejal de Obras del Ayuntamiento de Madrid, se?ala que "alinear las alturas es una buena idea, ya que evita que la ampliaci¨®n de 1980 destaque sobre el resto". Villoria advirti¨® en 1988, cuando el pleno municipal (con mayor¨ªa socialista) aprob¨® el proyecto, que se alterar¨ªa la fisonom¨ªa de la zona.Villoria critica ahora la demolici¨®n: "Hubo una imprevisi¨®n, o bien antes o bien despu¨¦s", se?ala en referencia al primer edificio. "Cost¨® dinero hacerlo y ahora derribarlo. Antes de 1980 se pens¨® que la ampliaci¨®n era suficiente y se apuraron los vol¨²menes, y eso fue un mal c¨¢lculo".
F¨¦lix Pons contesta que cuando se plane¨® la primera ampliaci¨®n (iniciada en 1974 e inaugurada seis a?os despu¨¦s, cuando era presidente del Congreso Landelino Lavilla, de UCD) no se, pensaba que se iba a quedar peque?a. Incluso, a?ade Pons, se hizo con la finalidad de trasladar el Consejo Nacional del Movimiento. "Adem¨¢s, cuando Gregorio Peces Barba propuso en 1982 que cada diputado tuviese un despacho, a todos los grupos con representaci¨®n en la C¨¢mara les pareci¨® necesario", concluye tajante Pons.
De hecho, sus se?or¨ªas carecen de medios para trabajar en la C¨¢mara fuera de las horas de pleno, comisi¨®n o ponencia. El nuevo edificio contiene 350 dependencias y otras tantas plazas de garaje.
Floridablanca, defenestrado de nuevo
El conde de Floridablanca, valido de Carlos III en el siglo XVIII, perdi¨® posteriormente la confianza de Carlos IV por las intrigas de Godoy en 1792 y fue encarcelado en la ciudadela de Pamplona. El pueblo de Madrid tuvo el detalle de restaurar su memoria con una calle qu¨¦ desapareci¨® tras la ampliaci¨®n del Congreso. Fue la segunda ca¨ªda del reformista ilustrado.Esta cort¨ªsima calle, que une la carrera de San Jer¨®nimo con la calle de Zorrilla, las v¨ªas que flanquean el Congreso, se convirti¨® en 1980 en un patio con un puente elevado para conectar el primitivo palacio con el inmueble sobre el que en estos d¨ªas act¨²a la piqueta.
El Estado compr¨® al Ayuntamiento el pasaje, hasta entonces p¨²blico, por 90 millones de pesetas y puso una verja. Madrid perdi¨® una calle. Constituye uno de los sacrificios urban¨ªsticos de lo que en la legislatura de 1982 a 1986 se denomin¨® zona parlamentaria.
La segunda pol¨¦mica urban¨ªstica surgi¨® porque la ampliaci¨®n obligaba a la demolici¨®n y expropiaci¨®n forzosa de los inmuebles situados en el tri¨¢ngulo que limitan las calles de Zorrilla, carrera de San Jer¨®nimo y la extinta Floridablanca. Se trataba de edificios protegidos seg¨²n el cat¨¢logo del Ayuntamiento.
Las ¨²ltimas cr¨ªticas por el impacto urbano surgieron al conocerse el proyecto de ampliaci¨®n, de 1986, de los arquitectos Mar¨ªa Rubert de Vent¨®s, Oriol Clos y Josep Parcerisa. El complejo incluye una fachada-pantalla de cristal y aluminio de una altura muy superior a la del conjunto, que no dialoga ni en dimensiones ni en materiales con los nobles edificios de piedra. El actual concejal de Obras, Enrique Villoria, se?al¨® en 1988, en la oposici¨®n, que habr¨ªa que oponerse al proyecto por razones hist¨®ricas, art¨ªsticas, est¨¦ticas y formales.
Misteriosa factura
Las ampliaciones del Congreso son suma y sigue en los Presupuestos del Estado. Algo m¨¢s de 700 millones cost¨® la de 1980. En 1984 se rehabilit¨® por 580 millones un inmueble vecino para sede de los grupos parlamentarios. La ampliaci¨®n que termina el pr¨®ximo a?o iba a costar 2.590 millones. Luego subi¨® a 3.079 y dado los retrasos (debi¨® terminar en febrero de 1992) sigue creciendo. Pero nadie quiso precisar cu¨¢nto.
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