Servicio civil
HAY UN sector de la ciudadan¨ªa que tiende a considerar el servicio militar como un impuesto especial aplicado por el Estado a los varones entre 18 y 30 a?os. Seg¨²n esa teor¨ªa, los alistados aportar¨ªan su trabajo gratuitamente -a cambio de la manutenci¨®n-, y la sociedad se ver¨ªa perjudicada por la p¨¦rdida temporal de una parte de su fuerza de trabajo potencial. A diferencia de los impuestos directos, cuya legitimidad social va en aumento -a despecho de la moda ¨¢crata-conservadora-, el servicio militar es cada vez m¨¢s contestado por un sector de la sociedad. Resulta sintom¨¢tico que la juventud actual, tan desideologizada, haya convertido el rechazo a la mili en una de sus se?as de identidad.Este mes ha entrado en vigor el nuevo reglamento de reclutamiento y se ha decidido el pase a r¨¦gimen abierto de los insumisos presos. El nuevo reglamento endurece los requisitos para librarse de la mili o aplazarla. El principio es que nadie que pueda desarrollar una actividad laboral debe quedar eximido del servicio. El r¨¦gimen abierto aplicado a los insumisos viene a reconocer de forma impl¨ªcita que no son delincuentes, aunque lo diga el C¨®digo Penal.
De otro lado, la intervenci¨®n de militares espa?oles en Bosnia demuestra que las nuevas misiones asignadas a las Fuerzas Armadas requieren una tropa profesional, motivada, preparada y bien remunerada; no una milicia de aluvi¨®n, mal pertrechada y peor adiestrada. Pero la profesionalizaci¨®n del Ej¨¦rcito es un proceso lento y costoso -se espera llegar a un 50% de profesionales en el a?o 2000-, mientras que la crisis del servicio militar avanza a ritmo galopante.
La Constituci¨®n contempla tres posibilidades -el servicio militar, la prestaci¨®n sustitutoria y el servicio civil-, de las que s¨®lo las dos primeras se han desarrollado. Parte del fracaso de la prestaci¨®n de los objetores cabe atribuirla a la filosof¨ªa que la inspira: la b¨²squeda de una prestaci¨®n sustitutoria. Como si los incendios forestales de cada verano no fueran elocuentes sobre las carencias que tiene Espa?a en materia de protecci¨®n civil; suficientes para ocupar a mucho m¨¢s que los 40.000 objetores que ser¨¢n reconocidos este a?o. Ni la defensa militar es la ¨²nica defensa, ni la amenaza militar la ¨²nica amenaza para una sociedad desarrollada. La ley del servicio civil, pendiente desde hace 15 a?os, es una ocasi¨®n para plantearse todas estas preguntas e intentar responderlas.
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