El gran giro
La declaraci¨®n com¨²n de intenciones que deben hacer p¨²blica las delegaciones israel¨ª y palestina es tan importante, al menos desde el punto de vista simb¨®lico, como el apret¨®n de manos entre Nixon y Mao en 1972, como la visita de Sadat a Jerusal¨¦n en 1977 y como la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn en noviembre de 1989.Todo induce a pensar que este siglo no acabar¨¢ sin que se instaure en Oriente Pr¨®ximo una paz verdadera entre Israel y todos sus vecinos ¨¢rabes, entre Israel y un nuevo Estado palestino. Habr¨¢ quien diga que de aqu¨ª al a?o 2000 todav¨ªa faltan siete a?os, y que me concedo un buen margen. Pero el primer enfrentamiento entre jud¨ªos y ¨¢rabes en Palestina se produjo en 1929. ?Hace 64 a?os! Entre la creaci¨®n del Estado de Israel (1947) y la guerra del Golfo ha habido cinco guerras. Cinco, ni m¨¢s ni menos. As¨ª que ?no es leg¨ªtimo pensar que har¨¢n falta unos cuantos a?os para conseguir la paz anunciada?
Quiero decir en primer lugar lo que me lleva a ser optimista: sencillamente, el hecho de que Rabin y Arafat, sean injuriados, vilipendiados y amenazados por los suyos. Desde Churchill hasta Mend¨¦s France, todos los verdaderos hombres de Estado nos han ense?ado que la autoridad se mide ante todo por la manera en que se dominan los conflictos dentro del propio bando. Y ¨¦sa es tambi¨¦n la prueba de que los acuerdos son serios.
?stas son las razones.
La din¨¢mica iniciada en Madrid en octubre de 1991, tras los primeros encuentros israel¨ªes-¨¢rabes, se desarroll¨® con la victoria de los laboristas en julio de 1992 y se despliega hoy en las conversaciones directas entre el Gobierno israel¨ª y el Gobierno en el exilio de Yasir Arafat. Recordemos que la palabra din¨¢mica fue utilizada por James Baker, cuando era secretario de Estado norteamericano y brazo derecho del presidente George Bush. Estaba convencido y los acontecimientos le han dado la raz¨®n.
James Baker, antes de abandonar su puesto, dijo a Bor¨ªs Yeltsin: "Por primera vez desde la creaci¨®n del Estado de Israel, hay menos obst¨¢culos en el camino de la paz que en el camino de la guerra". Esta opini¨®n ha sido tenida en cuenta por todos los estrategas y por todos los inversores del mundo. Se han visto se?ales de ello hasta en China. Hay pron¨®sticos que no enga?an, cuando los que los hacen corren riesgos.
El progreso logrado estos d¨ªas es considerable. Es una revoluci¨®n de las mentalidades. Es una ruptura espectacular con la actitud de instalarse en la l¨®gica de guerra que, desde hace medio siglo, no ha dejado de modelar y de estructurar a todos los Estados de la regi¨®n. Y sobre todo a Israel y a sus vecinos ¨¢rabes.
Desde 1967, desde la guerra de los Seis D¨ªas, Israel ha condicionado todo al mantenimiento de su soberan¨ªa en los territorios ocupados. Uno de los consejeros de Isaac Shamir, antiguo primer ministro del partido conservador Likud, resum¨ªa bien, hace poco, esta actitud. "Despu¨¦s de todo", dec¨ªa, "el Reino Unido prueba que se puede vivir con un problema irland¨¦s; ?por qu¨¦ no ¨ªbamos a poder vivir nosotros con un problema palestino?". Shamir agregaba que llegar¨ªa el d¨ªa en que, por cansancio, los palestinos se someter¨ªan o se marchar¨ªan. Estar¨ªan hartos de hacer matar a sus hijos. ?Acaso no se estaba viendo c¨®mo todos los ¨¢rabes los abandonaban? Etc¨¦tera.
Algunos palestinos, cada vez m¨¢s numerosos, acababan por volverse, por su parte, hacia la nueva esperanza islamista. Lo que los ¨¢rabes no han logrado hacer, dec¨ªan, acabar¨¢ consigui¨¦ndolo el islam en Ir¨¢n, en Sud¨¢n y otros pa¨ªses. Bastaba. con esperar. Egipto caer¨ªa antes o despu¨¦s que Argelia. El islam dispone del n¨²mero de personas, del espacio y del tiempo. Es cierto que eso es exactamente lo que dec¨ªa el presidente argelino Bumedian al hablar, no del islam, sino de los ¨¢rabes.
Es esta l¨®gica, a la vez extrema y natural, la que acaba de romperse con una voluntad pol¨ªtica com¨²n. Rabin ha declarado que sus irlandeses ascend¨ªan a dos millones y que ten¨ªan aliados en el exterior. Suponiendo que alg¨²n d¨ªa quisieran someterse, eso supondr¨ªa dos millones de musulmanes israel¨ªes.
El pasado noviembre, durante una entrevista que mantuve con Isaac Rabin, me impresion¨® la importancia que el ministro israel¨ª daba a la situaci¨®n internacional. Hay tres cosas que le sorprend¨ªan. En primer lugar, tras el fin de la guerra fr¨ªa, los ¨¢rabes hostiles a Israel han perdido su principal apoyo. As¨ª que se puede hacer las paces con ellos. Por otro lado, aunque la inmigraci¨®n masiva de los jud¨ªos sovi¨¦ticos en Israel aporta fuerzas nuevas indispensables, agrava la crisis econ¨®mica y el desempleo. Por ¨²ltimo, el hecho de que un pa¨ªs ¨¢rabe estuviera a punto de anexionarse otro pa¨ªs ¨¢rabe (Irak a Kuwait) muestra que entramos en una era en la que a cualquiera puede sucederle cualquier cosa. Dicho de otro modo: 1 La paz con Siria es posible; 2 conviene librarse de la carga de unas ocupaciones que resultan demasiado costosas; 3 hay que preparar la seguridad de toda la regi¨®n con nuevas alianzas. Rabin no es el mejor analista de pol¨ªtica extranjera, pero es consciente de la evidencia hist¨®rica.
Es un gran giro. Para los palestinos, a quienes no les costar¨¢ pasar de la autonom¨ªa a la independencia en menos tiempo del que figure en los acuerdos. Pero sobre todo para los israel¨ªes, que tendr¨¢n que hacer el aprendizaje de la paz, cuando el Ej¨¦rcito ha sido el crisol de su naci¨®n. Los palestinos vienen de lejos. Ya se han acabado los tiempos en que eran el fermento y la punta de lanza de la revoluci¨®n ¨¢rabe y del progresismo tercermundista. Expulsados de todas partes, sin suscitar ya en los dem¨¢s ¨¢rabes ese complejo de culpabilidad que les procuraba riquezas, ya no exist¨ªan m¨¢s que a trav¨¦s de la guerra a pedradas, la Intifada y el sacrificio de los ni?os. El Hezbol¨¢ de L¨ªbano y el movimiento Ham¨¢s de Gaza no les ofrecen m¨¢s soluci¨®n que la de una guerra sin fin, a la espera del estallido general del mundo isl¨¢mico.
En cuanto a los israel¨ªes, mi idea personal es que iniciaron un gran giro desde la guerra del Golfo. Desde que descubrieron su vulnerabilidad ante unas armas que no ven¨ªan de sus vecinos. Y desde que aceptaron dejar en manos de los estadounidenses y sus aliados la tarea de defenderlos. Por mucho que despu¨¦s se dedicaran a absurdos y sangrientos bombardeos en el sur de L¨ªbano para afirmar su fuerza, ya no se les considera como la ¨²nica potencia militar v¨¢lida de la regi¨®n. Se dieron cuenta de que los estadounidenses hab¨ªan trabado fuertes afianzas con algunos pa¨ªses ¨¢rabes, con Egipto en particular, y de que no quer¨ªan perderlas. Fue sobre todo por oponerles resistencia, por haberse atrevido a enfrentarse a Estados Unidos, aliado incondicional de Israel hasta entonces, por lo que Shamir cay¨®. Mientras tanto, Rabin y Sim¨®n Peres se compromet¨ªan con los estadounidenses y los europeos a elegir otra pol¨ªtica.
?Qu¨¦ hacer cuando ocurre un acontecimiento que se ha esperado durante mucho, much¨ªsimo tiempo, tanto que hasta se llega a perder la esperanza de que se produzca alguna vez? En primer lugar, no ponerle mala cara. No creer que llega demasiado tarde con el pretexto de que uno ya no tiene la frescura suficiente para acogerlo. Despu¨¦s, protegerlo. Las opiniones p¨²blicas tienen tanta importancia en este asunto, su presi¨®n ha demostrado ser tan determinante, que cada cual puede atribuirse un papel.
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