El p¨¢rroco de San Onofre Anacoreta pasa factura
Un pueblo pacense se enfrenta a su cura por cobrar 15.000 pesetas por una misa
A los vecinos de La Lapa (Badajoz) les parece "desproporcionadas" las tarifas que cobra el p¨¢rroco por los diferentes oficios religiosos: 15.000 pesetas, la misa del patr¨®n; 5.000, una boda; 3.000, un entierro. El obispado, que calla ante la petici¨®n de traslado que han formulado un grupo de vecinos, reconoce que en la di¨®cesis no hay tarifas establecidas "sino la voluntad de los feligreses". Y el sacerdote, Manuel Toro suspendi¨® recientemente una misa, con los feligreses ya dentro del templo, porque la presencia de periodistas de EL PA?S le pon¨ªa nervioso.
Manuel Toro lleva 24 a?os como p¨¢rroco del pueblo. Vive en Zafra y se desplaza cada domingo a oficiar la misa en La Lapa. Mar¨ªa Toro, cat¨®lica y practicante, y hasta hace 15 d¨ªas secretaria de la Asociaci¨®n Hijas de los Dolores, ha decidido no acudir los domingos a la iglesia parroquial de San Onofre Anacoreta, de La Lapa (380 habitantes), y se desplaza hasta Zafra para escuchar misa. "No ir¨¦ mientras ¨¦l siga en el pueblo", afirma. Actitud tan radical la tom¨® tras una fuerte discusi¨®n con el sacerdote. Mar¨ªa Toro y su hija protestaron ante las 15.000 pesetas que el cura "pretend¨ªa cobrar" a la asociaci¨®n por los servicio s prestados un viernes de Dolores. "Por supuesto, no lo hemos pagado", afirma Mar¨ªa Toro mostrando un recibo donde el p¨¢rroco reclama esa cantidad. "Me levant¨® la mano y me ech¨® de la iglesia".
"La gente se cabrea pero al final siempre paga", dice Andr¨¦s Santos, para quien "los problemas vienen de atr¨¢s".
Al lado mismo del templo parroquial vive Mar¨ªa Mac¨ªas; desde los a?os treinta su familia guardaba las llaves del templo. Ya no. "Le ped¨ª unos libros para que los ni?os preparasen un concurso de televisi¨®n. Fue a la escuela a dar Catecismo, los vio all¨ª y me quit¨® las llaves diciendo a voces que se las llevaba porque yo daba los libros parroquiales a todo el mundo".
El alcalde no opina
"A m¨ª el cura no me estorba, pero la gente no le quiere aqu¨ª. Las mujeres le tienen miedo", afirma Gabriel Mu?oz, un pensionista que recuerda que "problemas siempre ha habido, pero nunca tanta protesta como ahora". "Si ¨¦l viene a decir misa, van 10 personas; si viene el arcipreste de Zafra, somos, 40", asegura Mar¨ªa Toro.Achacan al sacerdote un car¨¢cter irascible, distante y prepotente. "Los j¨®venes no entran en misa", dice Guadalupe. "No s¨¦ de qu¨¦ va por la vida", apunta Manolo sentado sobre su moto. "Los j¨®venes no van a la iglesia porque a la hora de misa est¨¢n mejor en la cama", trata de interpretar pragm¨¢ticamente Mar¨ªa Josefa Santos, que defiende al p¨¢rroco. En lo que hay coincidencia un¨¢nime es en que las tarifas por misas, bautizos, bodas o entierros son excesivas.
Jos¨¦ Rodr¨ªguez, el alcalde socialista de La Lapa, prefiere quedarse "al margen de los asuntos de la iglesia", dejar bien clara la separaci¨®n Iglesia-Estado, consciente de "que si le doy la raz¨®n a unos o a otros, malo". Cree que el asunto se ha desproporcionado: "Hombre, que se molesten porque suba el pan, pero por una misa...".
Luc¨ªa Dom¨ªnguez se queja: "No quiso dar la comuni¨®n a mi hijo". Y puntualiza que los feligreses "no dan la voluntad, sino que ¨¦l pide el dinero".
Manuel Toro no quiere hablar y Enrique Cruz Barrientos, vicario episcopal de las Comunidades Cristianas, declara que quien deber tomar una decisi¨®n sobre el sacerdote es el obispo, cuando regrese de vacaciones y se re¨²na el Consejo Episcopal. Cruz Barrientos a?ade: "De lo ¨²nico que se trata es de educar a los fieles en el sentido de decirles: mire, usted ha recibido unos servicios y colabora con una aportaci¨®n econ¨®mica a la iglesia".
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