"Maastricht es una imposici¨®n desde arriba
Steffen Heitmann, ministro de Justicia del land de Sajonia, de 49 a?os, es un perfecto desconocido en comparaci¨®n con otros posibles candidatos a la presidencia de Alemania, como el ex ministro de Exteriores, Hans-Dietrich Genscher, de los liberales del FDP, o el presidente del land de Renania Westfalia, el socialdem¨®crata Johannes Rau. Tanto mejor para Helmut Kohl. El canciller ha sufrido m¨¢s de un tir¨®n de orejas del actual presidente, Richard von Weizs¨¢cker, una personalidad muy independiente. As¨ª que considera tentador colocar un pol¨ªtico de segunda fila en el primer sill¨®n del pa¨ªs. Heitmann, por otra parte, est¨¢ lejos de suscitar la unanimidad con la que tradicionalmente se ha elegido al presidente federal. Su candidatura est¨¢ s¨®lo respaldada por la CDU de Kohl. "Al principio era pura especulaci¨®n: yo estaba igual de sorprendido que todos los dem¨¢s", asegura con una sonrisa de disculpa en una conversacion con periodistas espa?oles celebrada en su despacho en el Ministerio de Justicia en Dresde, la capital del land, en v¨ªsperas del congreso de la CDU en Berl¨ªn que lo ha elegido candidato.
"Estoy dispuesto a concurrir en la elecci¨®n presidencial". Los gestos suaves y la sonrisa comedida con los que envuelve sus puntos de vista, conservadores incluso para la democristiana CDU, a la que pertenece tan s¨®lo desde 1991, son muestra de ello.
A pesar de que su coincidencia con su mentor en temas pol¨ªticos es casi total, hay un punto que le puede acarrear dificultades con Kohl, un europe¨ªsta convencido: el proceso de uni¨®n de los Doce. "El tratado de Maastricht no es el resultado de un gran debate sobre la unidad de Europa, sino que es una imposici¨®n desde arriba", asegura tranquilamente Heitmann, sin perder en ning¨²n momento la sonrisa.
Una opini¨®n cuando menos heterodoxa si se tiene en cuenta que Helmut Kohl fue uno de los pilares del Tratado de Maastricht. Una opini¨®n, tambi¨¦n, que no deja de causar preocupaci¨®n en boca del que puede convertirse en el primer presidente que elige la Alemania reunificada.
La cuesti¨®n, entonces, es c¨®mo reconducir el proceso de uni¨®n europea: "Europa tiene que crecer desde abajo, desde sus ciudadanos. No se puede imponer. Es imposible conseguir la unidad europea a base de apretar unos pa¨ªses contra otros contra su voluntad", afirma. La vaguedad de las respuestas de Heitmann alcanza su m¨¢ximo cuando se le preguntasobre las consecuencias que una relajaci¨®n del fervor europe¨ªsta en Alemania puede tener sobre la uni¨®n monetaria y la estabilidad del Sistema Monetario Europeo (SME): "Es un tema de una gran complejidad, que hay que dejar estudiar con tiempo a los t¨¦cnicos". Por lo dem¨¢s, sus opiniones sobre los temas que se paran profundamente a la CDU y a los socialdem¨®cratas del SPD -Estado del bienestar y utilizaci¨®n de tropas alemanas fuera del terreno de la OTAN- se alinean ortodoxa mente con los conservadores. "Alemania tiene que hacer su aportaci¨®n a la ONU como cualquier otro pa¨ªs", sentencia firme Heitmann.
Su explicaci¨®n es bien sencilla. "Con la reunif¨ªcaci¨®n alemana ha acabado la posguerra. Alemania no tiene ya ninguna posici¨®n especial en el mundo". Heitmann considera peligrosa la posici¨®n de los que siguen defendiendo un cierto aislacionismo de su pa¨ªs. "Alemania no puede reclamar una posici¨®n singular en Europa. Una posici¨®n tan singular como la que hemos tenido en los ¨²ltimos decenios. Es imposible para un pueblo tan grande como nosotros".
"Hay que empezar a ahorrar". Con esta sentencia resume el candidato conservador a la presidencia alemana toda la discusi¨®n en torno a las propuestas de la CDU de recortar el generoso sistema social alem¨¢n. "El Estado del bienestar ha alcanzado un l¨ªmite, tanto en Alemania como en toda Europa. Considero imprescindible que se ahorre y que no se vea como objetivo principal un incremento generalizado y continuo del Estado del bienestar".
Su critica a la sociedad materialista choc¨® a sus colegas occidentales de la CDU desde sus primeras visitas. Algo que Heitmann no deja de ver con sorpresa: "Ya est¨¢ en la Biblia: no s¨®lo de pan vive el hombre". Un argumento en el que no hab¨ªan reparado sus colegas occidentales en la discusi¨®n sobre el recorte de prestaciones sociales que les enfrenta con socialdem¨®cratas y sindicatos.
No es una casualidad, pues, que un crucifijo cuelgue en la pared, detr¨¢s de su sill¨®n. Heitmann estudi¨® teolog¨ªa y desempe?¨® labores de pastor en la iglesia evang¨¦lica antes de comenzar estudios de Derecho. Su tard¨ªa adhesi¨®n al movimiento ciudadano que en oto?o de 1989 se enfrent¨® al r¨¦gimen, comunista no permite a Kohl presentarle como un h¨¦roe del cambio. Pero por lo menos, puede presentar un pasado limpio de la sospecha colaboracionista. "Los h¨¦roes son la excepci¨®n", asegura. Y a?ade, sonriendo levemente: "Yo no fui ning¨²n h¨¦roe".
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