"No hay forma de hacer tortillas sin cascar huevos"
El poderoso ministro de pulso firme est¨¢ dispuesto a convertirse en el dirigente socialista m¨¢s negociador, e influyente, desde su puesto de presidente del Grupo Parlamentario Socialista. Si le prohibieran polemizar se morir¨ªa, confiesa.
Pregunta. ?Aceptar¨ªa usted quedar relegado en la lista de espera de un hospital por ser fumador?
Respuesta. Creo que no. No me parece razonable que una persona, llegue como llegue y cualesquiera que sean los pecados que haya cometido, no sea atendida.
P. Cuando se puso a fumar en la ejecutiva del PSOE, donde casi nadie hab¨ªa contravenido la abstinencia impuesta por Guerra, ?le pudo la afici¨®n al tabaco o a la provocaci¨®n?
R. No s¨¦ si porque yo fum¨¦ o porque ya lo hac¨ªan antes, pero he observado que algunos miembros fuman durante las reuniones, al menos desde que yo asisto.
P. Chillida suele decir que hay que jug¨¢rsela, porque sin riesgo no hay creaci¨®n. ?Usted, por qu¨¦ se la juega?
R. Hombre, yo hago lo posible por no jug¨¢rmela. Lo que s¨ª puedo decir es que no he concebido nunca un sistema de hacer tortillas sin cascar previamente huevos.
P. ?Qu¨¦ huevos hay que cascar ahora?
R. Bufffff. Muchos. Por ejemplo, tenemos que reconsiderar en gran medida el Estado del Bienestar en Espa?a, lo que te pone enfrente a mucha gente -persuadida de que est¨¢ bien como est¨¢, que protege unos derechos reconocidos y que cualquier reforma es un paso atr¨¢s. Cuando no se trata de recortar derechos, sino de aplicarlos a quien verdaderamente los necesita.
P. En el anterior congreso del PSOE consigui¨® que triunfaran bastantes de sus ideas, pero no triunf¨® usted. Alguien dijo que funcion¨® la t¨¦cnica de marcaje de "si pasa el bal¨®n, desde luego que no pase el jugador".
R. Eeehhh, no lo s¨¦. El resultado del anterior congreso federal del PSOE no fue bueno, en el sentido de que, despu¨¦s aquella falsa conclusi¨®n de que Ferraz [sede del PSOE] mandaba en unas cosas y Moncloa [sede de la Presidencia del Gobierno] mandaba en otras, no permit¨ªa un funcionamiento adecuado, como la experiencia ha demostrado. Creo que eso lo vamos a corregir en el pr¨®ximo congreso, donde sin duda existir¨¢, me parece a m¨ª, una mayor coordinaci¨®n entre la direcci¨®n del partido, el Gobierno y el grupo parlamentario.
P. ?Qu¨¦ le hizo aceptar la presidencia del grupo parlamentario? ?Quiz¨¢ el sembrar un terreno que nunca ha cultivado en su propio partido?
R. S¨ª, ten¨ªa ganas de un puesto que me permitiera un contacto m¨¢s permanente con la organizaci¨®n del partido. Pens¨¦ que para alguien que tiene esta vocaci¨®n pol¨ªtica que yo tengo, que soy incapaz de reprimir, era bueno este tipo de experiencia.
P. Si usted fuera el presidente del Gobierno y quisiera preparar el camino a un sucesor, ?le nombrar¨ªa vicepresidente o ministro de Asuntos Exteriores?
R. ?Vaya pregunta!
P. ?O portavoz del Grupo Parlamentario Socialista?
R. No comment. Bueno. Creo que el presidente del Gobierno est¨¢ pensando en resolver los problemas de este pa¨ªs y no en preparar un delf¨ªn. Adem¨¢s, lo natural en una organizaci¨®n pol¨ªtica como la nuestra es que ese delfin se vaya perfilando con el tiempo. No es decir: ?¨¦ste! Eso no funciona.
P. Pensaba que pod¨ªa ser el puesto de ministro de Asuntos Exteriores. A usted le apeteci¨® ese puesto, ?no?
R. Me pareci¨® que, si dejaba Econom¨ªa, quiz¨¢ el ¨²nico puesto del Gobierno en que yo pudiera rendir bien, por la experiencia en relaciones internacionales como ministro de Econom¨ªa, era el de ministro de Asuntos Exteriores. Pero ¨¦se era todo el significado del deseo sobre ese puesto.
P. Cuando era ministro de Econom¨ªa se sab¨ªa muy bien cu¨¢les eran sus objetivos, entre otras cosas porque era muy ortodoxo. ?Cu¨¢les son sus objetivos ahora que su labor est¨¢ incardinada completamente en el partido, donde adem¨¢s es un heterodoxo?
R. Desde el grupo parlamentario tenemos que conseguir un respaldo suficiente a los proyectos del Gobierno, lo que implica negociaciones para buscar la mayor estabilidad pol¨ªtica. Tratar¨¦ de mantener unas relaciones ¨®ptimas, de cortes¨ªa, y, a ser posible, de cooperaci¨®n, con los dem¨¢s grupos, de modo que ninguno quede excluido de un posible acuerdo. Y me gustar¨ªa que mis puntos de vista y los de los dem¨¢s parlamentarios socialistas tuvieran cierta influencia en la configuraci¨®n de las opiniones dentro del partido y tambi¨¦n en los comportamientos.
P. ?Descubriremos que en ustedtambi¨¦n hay patriotismo de partido?
R. Hombre, siempre lo ha habido.
P. A veces ese t¨¦rmino ha tenido un uso poco admirable.
R. Hombre, si se entiende como sectarismo o como la convicci¨®n de que porque soy el presidente del grupo mis puntos de vista son los ¨²nicos relevantes dentro del grupo, pues no tengo. Pero patriotismo de partido en el sentido de ser un militante m¨¢s, convencido de que si no salvaguardamos las estructuras b¨¢sicas del partido, si no existe una disciplina despu¨¦s de alcanzadas unas conclusiones en un debate suficientemente libre, no somos una organizaci¨®n ¨²til para la socie dad, por supuesto que lo tengo.
P. ?La ruptura de la disciplina est¨¢ llegando por parte de quienes antes la impon¨ªan?
R. Creo que no va a haber rupturas de disciplina, y no lo digo porque de seo pensarlo. Bien es verdad que cuan do mandaron otros en el grupo parlamentario nadie, se sintiera o no en la misma corriente de pensamiento que ellos, hab¨ªa llegado a exhibir la posibilidad de la indisciplina.
P. Usted proclam¨® al t¨¦rmino del anterior congreso que lo hab¨ªa perdi do. ?Qu¨¦ tendr¨ªa que ocurrir en el pr¨®ximo para que usted se considere ganador, pero tambi¨¦n todo el partido?
R. Ser¨ªa bueno que los ¨®rganos de direcci¨®n est¨¦n en perfecta consonancia con el Gobierno. Ha habido tensiones innecesarias entre la estrategia del Gobierno y la del partido, que se han reconducido bien, pero que han desconcertado al electorado y a los militantes. Queremos que la cultura del partido sea de mayor debate interno, y facilitar que participen en la definici¨®n de alternativas personas que no tienen vocaci¨®n pol¨ªtica pero s¨ª preocupaci¨®n por lo p¨²blico. Siempre hay una tendencia a la patrirnonializaci¨®n de la organizaci¨®n pol¨ªtica por parte de sus miembros, que debe evitarse.
P. Parece que est¨¢ siendo tan eficaz la estrategia del Gobierno para garantizar su estabilidad con el apoyo de CIU y PNV como la del PP de que parezca que han pasado tres a?os de unas elecciones realizadas hace s¨®lo tres meses.
R. La estrategia del PP oscila entre la conveniencia de cooperar con el Gobierno en determinadas cosas y de esa manera adquirir la confianza de una parte del electorado, que le ha visto oponerse muy fuertemente, pero no de manera constructiva, y la utilidad de volver a la carga como si no hubiera habido elecciones hace cuatro d¨ªas. En cuanto a nuestras relaciones con las minor¨ªas nacionalistas, se est¨¢n llevando correctamente.
P. ?La negociaci¨®n puede acabar en un Gobierno de coalici¨®n?
R. No lo excluimos, sin que sea una condici¨®n para pactar, porque lo que m¨¢s estabilidad da en una situaci¨®n como la actual es un Gobierno de coalici¨®n. En Holanda o B¨¦lgica, a veces han tardado seis meses en fructificar las negociaciones de un Gobierno de coalici¨®n o de un pacto de legislatura.
P. Hasta ahora han permitido que sean los nacionalistas quienes aparezcan como unos partidos que arrancan decisiones al Gobierno.
R. Sin embargo, gran parte de sus propuestas estaban en el programa del PSOE, con diferentes matizaciones. Me parece que la reivindicaci¨®n de corresponsabilidad fiscal o de medidas de desgravaci¨®n fiscal que estimulen la reactiv¨¢ci¨®n econ¨®mica est¨¢n muy puestas en raz¨®n. Lo que estamos discutiendo es hasta d¨®nde se
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