Por naturales
Vergara / Granado, Garc¨ªa, Gonz¨¢lez
Cinco novillos de Hermanos Vergara (uno fue devuelto por inv¨¢lido): con trap¨ªo, flojos, encastados; 5?, fuerte y noble. 1?, primer sobrero, de Palomo Linares, serio, flojo, manso. 6? segundo sobrero, de Juan Antonio Ruiz, con trap¨ªo, encastado. Daniel Granado, de Bilbao: palmas y tambi¨¦n pitos cuando saluda, en los dos. Rafael Garc¨ªa, de Albacete: aviso y silencio; palmas. Rafael Gonz¨¢lez, de Madrid: ovaci¨®n y salida al tercio; oreja. Los tres nuevos en esta plaza. Plaza de Las Ventas, 19 de septiembre. Dos tercios de entrada.
Rafael Gonz¨¢lez se decidi¨® a torear al sexto novillo por naturales. No una tanda como de compromiso entre un pi¨¦lago de derechazos, seg¨²n han puesto de moda las figuras, sino de principios, nada m¨¢s instrumentar unos pases sentado en el estribo y sacar despu¨¦s el encastado novillo a los medios.Los naturales que dio Rafael Gonz¨¢lez en varias tandas no es que fueran de antolog¨ªa, pero verle el p¨²blico con la muleta en la izquierda, retando al astifino novillo con ofrenda del medio-pecho, ya restallaban los ol¨¦s y cuanto hizo pareci¨® tener importancia.
La ten¨ªa. El toreo al natural no es cualquier cosa. Con el toreo al natural ganaban fama los toreros buenos, luego le compraban el cortijo al marqu¨¦s, lo recorr¨ªan a caballo inspeccionando las tierras de labor, el ganado bravo, la piara, las gallinicas, daban ¨®rdenes al administrador, el administrador se quitaba el sombrero cuando le dirig¨ªa la palabra (pues hab¨ªa servido al marqu¨¦s y ten¨ªa esa costumbre)... Pero ?calla, coraz¨®n! Son sue?os de torero en las duermevelas de v¨ªsperas; sue?os en claroscuro donde se amalgaman t¨¦tricos presagios con luminosas esperanzas; y, en ¨¦stas, el medio de acceder a la fama y a las fincas de regad¨ªo: que le embista un toro en Madrid.
El toro embisti¨® y Rafael Gonz¨¢lez lo tore¨®. M¨¢s cruzadito el toro habr¨ªa encelado su encastada embestida, y as¨ª sucedi¨® cada vez que lo hizo Gonz¨¢lez. Y cuando no lo hizo, el pase le sal¨ªa torcidillo; pero se le perdona. Los novilleros est¨¢n en fase de aprendizaje. Mat¨® de una estocada y la decisi¨®n que puso en el volapi¨¦ mereci¨® sobradamente la oreja.
A su otro novillo le hab¨ªa dado docenas de derechazos y emocion¨® menos la faena. No ten¨ªa sentido semejante contumacia, pues unos naturales que intercal¨® le salieron estupendos. El derechacismo de los novilleros s¨®lo se explica por la influencia de sus mayores, las figuras, que son derechacistas hasta la extenuaci¨®n.
La voluntad de triunfar fue com¨²n en la terna. Daniel Granado, que liquid¨® con entereza un sobrero bronco, lance¨® embraguetado y mulete¨® ce?ido al cuarto, s¨®lo que no consigu¨ªa templar su boyante embestida. Rafael Garc¨ªa cuaj¨® variadas faenas, con m¨¢s pundonor que arte. Quiz¨¢ estos novilleros tienen demasiado presente el modelo de las figuras. El d¨ªa que se olviden de ellas, y se echen la muleta a1a izquierda tal cual hicieron los toreros buenos toda la vida, estar¨¢n en camino de triunfar a lo grande en Madrid, y comprarle el cortijo al marqu¨¦s, y el administrador se quitar¨¢ el sobrero... En fin, todo eso.
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