La cl¨ªnica Barraquer investiga una t¨¦cnica capaz de sustituir el cristalino en las cataratas
El objetivo es recuperar la capacidad de visi¨®n a cualquier distancia
La posibilidad de introducir una lente intraocular que devolviera la visi¨®n de forma permanente a los enfermos de cataratas revolucion¨® hace unas d¨¦cadas la cirug¨ªa oftalmol¨®gica. La lente Permite recuperar la visi¨®n, pero no es capaz de sustituir la funci¨®n de adaptaci¨®n que ten¨ªa el cristalino, por lo que muchos operados han de corregir las limitaciones de la lente intraocular con gafas. Ahora, una investigaci¨®n multic¨¦ntrica en la que participa la cl¨ªnica Barraquer de Barcelona pretende dar un paso m¨¢s: sustituir el cristalino da?ado por una nueva sustancia capaz de reproducir la capacidad de acomodaci¨®n del cristalino, lo que permitir¨ªa recuperar una perfecta visi¨®n, tanto de cerca como de lejos.
La nueva t¨¦cnica ha centrado la atenci¨®n del congreso de oftalmolog¨ªa organizado por la cl¨ªnica Barraquer en Barcelona durante la semana pasada, al que han asistido 1.300 especialistas de todo el mundo. De momento est¨¢ en fase de experimentaci¨®n animal, pero los investigadores se han propuesto poder aplicarla en el 2001.El cristalino es una masa celular transparente, contenida en el interior de una c¨¢psula situada detr¨¢s de la pupila. Su funci¨®n es hacer converger sobre la retina los rayos de luz que forman las im¨¢genes. Es pues, una lente cuya capacidad de acomodaci¨®n permite enfocar autom¨¢ticamente a diferentes distancias.
La masa celular del cristalino es trasparente por la especial naturaleza de las prote¨ªnas que la conforman. Alteraciones biol¨®gicas relacionadas con la edad producen en ciertas personas una modificaci¨®n de la composici¨®n de estas prote¨ªnas, que comienzan a agregarse en masas macrocelulares. El cristalino va perdiendo trasparencia, hasta convertirse en una masa opaca, lo que implica la p¨¦rdida total de la visi¨®n.
Durante mucho tiempo las cataratas se operaron por un sistema relativamente simple: retirar el cristalino opaco que imped¨ªa la proyecci¨®n de la imagen y sustituir su funci¨®n mediante cristales externos. Las gruesas gafas que todav¨ªa se observan en muchos operados. Posteriormente la cirug¨ªa de la catarata dio un paso de gigante al introducir con ¨¦xito las lentes intraoculares, la t¨¦cnica ahora m¨¢s utilizada. Se trata, en este caso, de colocar mediante intervenci¨®n quir¨²rgica una lente fija en el lugar del cristalino.
Ver de lejos y de cerca
Esta lente permite devolver la visi¨®n al paciente, pero carece de la capacidad de acomodaci¨®n que ten¨ªa el cristalino, de manera que el ojo recupera ¨²nicamente la capacidad de visi¨®n a una determinada distancia. La mayor¨ªa de las veces, la lente se acomoda para visi¨®n lejana y se complementa con gafas para visi¨®n cercana. "Se han experimentado tambi¨¦n lentes bifocales, pero hasta ahora los resultados no son satisfactorios", explica Rafael Barraquer, nieto de Ignacio Barraquer, el fundador de la saga de oftalm¨®logos de Barcelona.
Fue el continuador de la saga, Joaqu¨ªn Barraquer, actual responsable de la instituci¨®n cl¨ªnica que lleva su nombre, quien hace unas d¨¦cadas comenz¨® a pensar en la posibilidad de encontrar una sustancia transparente y gelatinosa capaz de sustituir al cristalino. Otros especialistas intentaban tambi¨¦n distintas aproximaciones al mismo problema. Por fin, en 1981, J. M. Parel, director del departamento de Biof¨ªsica del Bascom Palmer Eye Institute de Miami (Estados Unidos) public¨® la primera propuesta concreta, que denomin¨® t¨¦cnica de Phaco-Ersatz 2001. El instituto Bascom Palmer Eye y la cl¨ªnica Barraquer investigan ahora conjuntamente su desarrollo.
"Consiste en vaciar totalmente la c¨¢psula del cristalino de las c¨¦lulas opacas y volverla a llenar con una substancia de textura similar al cristalino", explica Rafael Barraquer. Este Proceso choca con importantes dificultades. La primera es que debe vaciarse completamente la catarata preservando al mismo tiempo la totalidad de la c¨¢psula del cristalino. Hasta ahora se conservaba s¨®lo parcialmente para dar soporte a la lente intraocular. Esta primera dificultad parece ya superada por la utilizaci¨®n de c¨¢nulas de tama?o ¨ªnfimo capaces de succionar el l¨ªquido interior mediante un orificio m¨ªnimo.
Anticuerpos monoclonales
La segunda dificultad consiste en superar los problemas biol¨®gicos que frecuentemente se derivan de la operaci¨®n de cataratas. Entre un 10% y un 20% de los pacientes operados desarrollan al poco tiempo una catarata secundaria. Si no se consigue extraer la totalidad de las c¨¦lulas del cristalino, cabe la posibilidad de que las que quedan comiencen a proliferar por la superficie de la c¨¢psula, dando lugar a una nueva catarata.
"Estamos buscando un sistema que nos permita eliminar todas las c¨¦lulas adheridas al envoltorio, pera evitar su proliferaci¨®n. El que tiene mayores posibilidades consiste en utilizar anticuerpos monoclonales capaces de unirse espec¨ªficamente a este tipo de c¨¦lulas". "La misi¨®n de estos anticuerpos explica Rafael Barraquer, "es depositar en las c¨¦lulas que nos interesan unos colorantes que permita identificarlas. Una vez marcadas con el colorante, podremos eliminarlas selectivamente mediante l¨¢ser. Es importante en este caso utilizar dosis muy bajas, para evitar que se da?en las estructuras oculares pr¨®ximas".
Queda todav¨ªa una tercera y m¨¢s importante dificultad: encontrar el l¨ªquido id¨®neo, la sustancia capaz de reproducir la capacidad de acomodaci¨®n del cristalino. Ha de ser trasparente, con una plasticidad y un ¨ªndice de refracci¨®n adecuados y biol¨®gicamente compatible.
"Una de las l¨ªneas de investigaci¨®n m¨¢s prometedora es la utilizaci¨®n de un gel de silicona. Su gran ventaja consiste en que se trata de una especie de mol¨¦cula gigante de estructura reticular y muy flexible, de manera que se puede introducir totalmente a trav¨¦s de una fina c¨¢nula, pero una vez en el interior, no existe posibilidad de migraci¨®n. Por otra parte, se trata de una substancia completamente inocua". Queda por resolver, finalmente, una ¨²ltima cuesti¨®n: la cantidad exacta de gel que debe inyectarse, para conseguir el ¨ªndice de refracci¨®n que se requiera en cada caso.
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