La invasi¨®n de Panam¨¢, en mambo
La alegr¨ªa dur¨® poco. El riesgo y la elegancia formal que mostrara el pasado martes Principio y fin del mexicano Arturo Ripstein, no tuvo continuidad ayer en la cada vez m¨¢s desangelada selecci¨®n oficial a concurso del festival donostiarra. Es cierto que no se le puede negar voluntad de riesgo a Dollar mambo, musical sin di¨¢logos del tambi¨¦n mexicano Paul Leduc. Pero conviene recordar que el director casi siempre interesante que es Leduc ya hab¨ªa realizado antes una similar operaci¨®n de investigaci¨®n por los senderos de un cine sin palabras, concretamente en sus dos filmes inmediatamente anteriores, Barroco y Latino Bar con resultados mucho m¨¢s estimulantes.
Dollar mambo puede aspirar y con posibilidades, a ser considerado el filme m¨¢s virulentamente antinorteamericano de la d¨¦cada. Narra la invasi¨®n de Panam¨¢ por tropas estadounidenses en diciembre de 1989 y m¨¢s concretamente un episodio cinco meses posterior, la violaci¨®n y asesinato de una ciudadana paname?a a manos de tres soldados del Ej¨¦rcito ocupante. Realizada a partir de la colaboraci¨®n entre varios pa¨ªses, entre ellos Espa?a, la pel¨ªcula muestra, con met¨¢foras sumamente obvias, el antes y el despu¨¦s de la invasion vista a trav¨¦s de un grupo de bailarines de un cabar¨¦ situado en la Zona del Canal.
El problema de Dollar mambo es que el tono de su denuncia de la, por otra parte, injustificable y arbitraria violaci¨®n del territorio paname?o, es de un manique¨ªsmo terrible. El empleo de una est¨¦tica cutre y desangelada, que podr¨ªa ir muy bien a la historia, se estropea por la obviedad de los recursos filmicos empleados por el director: que el sacrificio del pueblo paname?o se nos muestre a partir de la carne desgarrada de la protagonista es s¨®lo un ejemplo de como se las gasta aqu¨ª el otras veces inteligente realizador de Frida.La ira del humilde
De la segunda pel¨ªcula a concurso ayer, El aliento del diablo, de Paco Lucio -producci¨®n: El¨ªas Querejeta con Guti¨¦rrez Arag¨®n como coguionista- poco se puede decir. Se trata en realidad de una peque?a pel¨ªcula, otra m¨¢s en una selecci¨®n oficial que abunda en ellas, de factura pasablemente correcta, pero cuyas intenciones y alcance -sin ir m¨¢s lejos, el porqu¨¦ de su realizaci¨®n o a qui¨¦n va dirigida- se le escapan por completo a este cronista.
En la rueda de prensa posterior a la proyecci¨®n del filme, Lucio habl¨® de simbolog¨ªas, de rigor en la ambientaci¨®n hist¨®rica, de un protagonista "que act¨²a con la fuerza de la raz¨®n". Sinceramente, parece hablar de otra pel¨ªcula, porque la que vio quien esto firma era s¨®lo un fallido intento de aventuras medievales, apoyado en una trama previsible y de arbitrario desarrollo, y que recurre al sobado argumento de la ira del humilde contra la brutalidad del se?or. Y que est¨¢ tan lejos del rigor hist¨®rico como del entretenimiento de capa y espada: ni es un imprescindible documento como Winstamley ni una encantadora falsedad como El halc¨®n y la flecha.
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