El Papa exalta el martirio como expresi¨®n "universal e inmutable" de la moral cat¨®lica
La enc¨ªclica "Veritatis Splendor", un alegato contra "el relativismo y el pragmatismo"
"El martirio es la exaltaci¨®n de una perfecta humanidad de la persona y de la vida", as¨ª como "una contribuci¨®n extraordinariamente preciosa para evitar que la sociedad civil y la propia sociedad eclesi¨¢stica se hundan en la m¨¢s peligrosa crisis que pueda afligir al hombre: la confusi¨®n entre el bien y el mal". Son palabras de Juan Pablo II en su Veritatis Splendor (El esplendor de la verdad), una nueva enc¨ªclica de publicaci¨®n prevista para el pr¨®ximo 5 de octubre, con la que el Papa se propone "reafirmar la universalidad e inmutabilidad de los mandamientos" de la moral cat¨®lica.
Por si hubiera alguna duda del nivel de concreci¨®n el Pont¨ªfice sit¨²a esas que proclama perennes y para las que exige el respeto de todos los hombres, independientemente de su fe o falta de ella, el Papa retoma el crudo estilo epistolar de San Pablo y recuerda que "los inmorales, id¨®latras, ad¨²lteros, afeminados, sodomitas, ladrones, avaros, borrachones, maldicentes y rapaces no entrar¨¢n en el Reino de Dios".Una primera reacci¨®n de medios cat¨®licos frente a las propuestas de esta enc¨ªclica viene de la agencia de informaci¨®n religiosa Adista, que ayer anticip¨® en Roma, en exclusiva, el texto definitivo de la introducci¨®n, de un t¨ªtulo del cap¨ªtulo segundo y de la totalidad del tercero, titulado El bien moral para la vida y la iglesia en el mundo, que comprende la parte propositiva de la enc¨ªclica.
"Es la enc¨ªclica del nuevo antimodernismo, de la intransigencia moral, de la lucha sin cuartel contra el disenso que anidar¨ªa en seminarios y facultades eclesi¨¢sticas. La Veritatis Splendor es, en definitiva, un texto marcado por un irremediable pesimismo acerca del hombre moderno", se afirma en un comentario de Adista.
En cambio, Juan Pablo II considera que su enc¨ªclica responde a la necesidad de "recordar algunas verdades fundamentales a "una comunidad cristiana" sometida a "una puesta en cuesti¨®n global y sistem¨¢tica de la doctrina moral tradicional. Tambi¨¦n se enfrenta, seg¨²n afirma en otro momento, "al riesgo de una alianza entre relativismo ¨¦tico y democracia".
Libertad y naturaleza
De dicha alianza resulta, seg¨²n el Papa, "el peligro no menos serio de que hoy, cuando muchos pa¨ªses han visto el derrumbe de las ideolog¨ªas que han ligado la pol¨ªtica a un concepto totalitario del mundo -y en primer lugar del marxismo- sean negados los derechos fundamentales de la persona humana".Juan Pablo II sostiene que "las numerosas dudas y objeciones" que se formulan a la ense?anza moral de la Iglesia derivan de la misma dicotom¨ªa entre libertad y naturaleza que ya se debati¨® en el Renacimiento y la Reforma, hasta que fue superada por el principio cat¨®lico de la "udidad del cuerpo y el alma". En ¨¦ste se basa el concepto perenne de "ley natural", cuya vigencia actual reafirma el Papa. Una ley que, por su propio car¨¢cter, ha de ser "inmutable y universal" y cuyo contenido identifica la iglesia con los 10 mandamientos de la ley divina, por ser ¨¦sta la expresi¨®n revelada de la "dimensi¨®n moral de la fe", a la que la propia libertad debe estar subordinada.
"Los preceptos negativos de la ley natural (no matar¨¢s, no cometer¨¢s adulterio, no robar¨¢s, no dar¨¢s falso testimonio) son v¨¢lidos universalmente. Obligan siempre a todos y cada uno, en cualquier circunstancia", afirma el Papa. "Estas normas", a?ade en otro pasaje, "representan el fundamento insustituible y la s¨®lida garant¨ªa de una coexistencia humana justa y pac¨ªfica, y por, ello, de una verdadera democracia".
De ah¨ª que su observancia deba llegar hasta e¨ª martirio, que merece una atenci¨®n amplia y destacada en la enc¨ªclica, y que su aplicaci¨®n detallada, tal y como ha sido desarrollada en el Nuevo Catecismo y otros, textos magistrales eclesi¨¢sticos, exija, seg¨²n el Pont¨ªfice, que los te¨®logos morales se atengan a la m¨¢s estricta ortodoxia.
Contra el positivismo
A estos te¨®logos, "expuestos a los peligros del relativismo, del pragmatismo y del positivismo", Juan Pablo II les deja escasa autonom¨ªa. "La teolog¨ªa moral no puede quedar reducida a un conjunto de conocimientos insertos en el simple contexto de las llamadas ciencias del comportamiento" y la ense?anza moral, "necesariamente normativa" de la Iglesia "no se funda en modo alguno en reglas y procedimientos deliberativos t¨ªpicos de una democracia", afirma el Papa."El disenso, bajo forma de protestas bien orquestadas y de pol¨¦micas en los medios de comunicaci¨®n, se opone a la comuni¨®n eclesial y a una correcta comprensi¨®n de la constituci¨®n jer¨¢rquica del pueblo de Dios", a?ade en tono de claro anatema.
Los cancerberos de esta ortodoxia deben ser los obispos, a los que ira dirigida la Enc¨ªclica Veritatis splendor. "A ellos les corresponde atribuir el t¨ªtulo de "cat¨®lico" a escuelas, universidades, hospitales y consultorios ligados a la Iglesia. Pero tambi¨¦n el deber de quitarlo, cuando se observen serias deficiencias".
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