En un solo a?o se registraron 70.000 nuevos parados en Madrid
M¨¢s de 70.000 personas engrosaron la lista de parados madrile?os en un solo a?o. Entre agosto de 1992 y agosto de 1993, el desempleo en Madrid creci¨® un 37,3%, seg¨²n el Ministerio de Trabajo. Y la n¨®mina mensual que paga el Instituto Nacional de Empleo (Inem) a los desempleados madrile?os casi se ha triplicado en tres a?os.
El paro en Madrid comenz¨® a crecer a finales de 1992 y todav¨ªa no ha parado, a excepci¨®n del mes de julio. Si en el verano de 1992 hab¨ªa 188.155 personas registradas como parados en las oficinas madrile?as del Instituto Nacional de Empleo, hoy son 258.336. El 13, 4% de la poblaci¨®n madrile?a en condiciones para trabajar est¨¢ en el paro. Por ahora, esta tasa es un 2, 78% inferior a la media nacional.
El mayor aumento
De todas las autonom¨ªas, Madrid sufri¨® en agosto el mayor aumento del desempleo, seg¨²n datos de la Confederaci¨®n Empresarial de Madrid (Ceim). Los mostradores de las oficinas detectan este drama. Antes, para cubrir una oferta de empleo en Madrid hab¨ªa que mover siete u ocho personas. "Hoy no hace falta porque la gente acude directamente a preguntar", explican los responsables de las oficinas.
Al haber m¨¢s parados, la n¨®mina del Inem bate r¨¦cords cada mes. En tres a?os se ha pasado de pagar 10.000 millones de pesetas a rozar los 19.000 millones en concepto de prestaciones de desempleo. "Esta cantidad es una aut¨¦ntica barbaridad", opina un responsable del Ministerio de Trabajo.
Seg¨²n los expertos consultados, la culpa de este aumento desmedido del paro se debe a que "la construcci¨®n se ha desplomado [22.982 parados] y es un sector que tira de muchos otros". El sector servicios —146.988 desempleados— impera en Madrid, y tambi¨¦n ha sufrido una gran p¨¦rdida de puestos.
Pero hay un nuevo fen¨®meno. Los madrile?os de entre 40 y 60 a?os est¨¢n sufriendo en sus carnes toda la rabia de la actual crisis. Los cabeza de familia empiezan a sufrir los efectos de la guillotina del paro. Hasta ahora, este colectivo se encargaba de atenuar los efectos perniciosos del desempleo.
"La familia es muy fuerte y puede aguantar que un hijo se quede en paro, incluso dos o tres miembros pueden perder el empleo", explica un analista. "Pero ahora el que se queda en paro no es el hijo ni la madre, sino el padre. Hombres de entre 40 y 60 a?os, y que, adem¨¢s, disfrutaban de empleo de calidad, es decir, eran fijos y ten¨ªan antig¨¹edad, La cabeza de familia comienza ser decapitada".
Un representante del Gobierno aut¨®nomo que se ocupa de dise?ar programas de trabajo en los barrios marginales de Madrid ha expresado en numerosas ocasiones su preocupaci¨®n ante el hecho de que el incremento del paro repercute m¨¢s en los barrios donde el problema ya era de por s¨ª preocupante.
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