Miedo y esperanza
ES PARAD?JICO que, dos d¨ªas despu¨¦s de que Nelson Mandela pidiera en la Asamblea General de la ONU el levantamiento de las sanciones que pesan sobre Sur¨¢frica, las dos principales compa?¨ªas del pa¨ªs anunciaran el traslado de la mayor parte de sus actividades a otros pa¨ªses de Europa, Am¨¦rica y Asia. Sur¨¢frica se encamina claramente hacia la democracia y hacia la eliminaci¨®n completa del racismo. Y mientras tanto, la Anglo American Corporation y la legendaria De Beers, las dos empresas mineras de oro y diamantes que pertenecen a la familia Oppenheimer, han anunciado que concentrar¨¢n la mayor parte de sus capitales en Luxemburgo (en donde hace a?os que tienen establecida una empresa, Minorco, SA, con la que burlaban el embargo impuesto a su pa¨ªs por la comunidad internacional).?Miedo a que un futuro Gobierno de mayor¨ªa negra en Pretoria se tome la revancha y las nacionalice? ?Deseo de aprovechar la nueva respetabilidad del r¨¦gimen surafricano para incrementar la rentabilidad exterior de los negocios? Un poco de ambas cosas. Lo interesante es que ¨¦sos son los dos extremos entre los que se mueven ahora los miedos y las esperanzas de todo el pa¨ªs. Dolores de parto democr¨¢tico, violencia inter¨¦tnica, desconfianza y t¨ªmidos esfuerzos de armon¨ªa configuran una situaci¨®n fluida y siempre explosiva. ?Se encamina por fin Sur¨¢frica hacia un futuro m¨¢s razonable?
Resulta extraordinario ver a Mandela, el l¨ªder negro del Congreso Nacional Africano (ANC) al que el r¨¦gimen del apartheid mantuvo en la c¨¢rcel durante un cuarto de siglo, pidiendo a las Naciones Unidas el levantamiento de todas las sanciones que precisamente por ello pesan sobre Sur¨¢frica. Pero a¨²n m¨¢s extraordinario es que el ANC anuncie simult¨¢neamente que estudia con el Frente del Pueblo Afrik¨¢ner (AVF, que engloba a una veintena de organizaciones racistas blancas) su exigencia de que se establezca un Estado afrik¨¢ner separado. Es cierto tambi¨¦n que el partido Inkhata del jefe Buthelezi (gran rival de Mandela) pretende que se conceda la independencia a su enclave zul¨². Si todos saben que un Estado blanco en una Sur¨¢frica negra es a corto y medio plazo un riesgo que no debe correrse, cu¨¢nto m¨¢s la yugoslavizaci¨®n de las etnias negras. Todos temen que el proceso de desintegraci¨®n del apartheid conduzca eventualmente a un ba?o de sangre. Y as¨ª, las conversaciones entre ANC y AVF son una buena noticia, por cuanto intentan limitar la violencia inter¨¦tnica y la degeneraci¨®n de la actual situaci¨®n en una guerra civil. Cosa que bien podr¨ªa ocurrir si Inkhata, por su parte, sabotea las elecciones generales del pr¨®ximo mes de abril.
Tras la larga negociaci¨®n entre todos los grupos ¨¦tnicos y pol¨ªticos que produjo finalmente en la primavera pasada un calendario para el desarrollo constitucional, faltaba por determinar el momento de las primeras elecciones multi¨¦tnicas y la puesta en pie de una autoridad que gobierne interinamente. Los comicios tendr¨¢n lugar el 27 de abril pr¨®ximo; hasta entonces, y desde finales del presente a?o, gobernar¨¢ un Consejo Ejecutivo Transitorio multipartidario. Fue esta doble decisi¨®n la que permiti¨® a Mandela aparecer ante la ONU como un l¨ªder no ya negro, sino plenamente surafricano.
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