El populista pragmatico
La historia de Grecia ser¨¢ cruel con Constantino Mitsotakis. Pasar¨¢ casi de largo sobre el nombre del l¨ªder conservador derrotado el domingo. Su gran oportunidad le lleg¨® muy tarde (a los 71 a?os), fue breve (menos de cuatro a?os al frente del Gobierno), gris y rematada con un claro fracaso. Andreas Papandreu, su enemigo pol¨ªtico e incluso personal de tantos a?os, se ha ganado, en cambio, un lugar destacado. Como su padre, Georgios, alma de un experimento (la Uni¨®n de Centro) que inici¨® en los sesenta la v¨ªa de la renovaci¨®n, este pol¨ªtico de raza lleva en sus genes el carisma, el esp¨ªritu de lucha, la ambici¨®n y la capacidad que separan en pol¨ªtica a los l¨ªderes de un d¨ªa de los protagonistas de toda una ¨¦poca.Incorribustible. Este es el t¨¦rmino que m¨¢s claramente define a quien en Grecia se conoce simplemente como Andreas. Sobrevivi¨® a las c¨¢rceles de dos dictaduras (la de Metaxas y la de los coroneles); fue antinorteamericano en Estados Unidos (donde se nacionaliz¨® y en cuya Marina sirvi¨®); lleg¨® a ser jefe del Departamento de Econom¨ªa de la universidad de Berkeley; promovi¨® la violencia contra quienes la utilizaron para destruir la democracia; cre¨® de la nada tras la ca¨ªda vergonzante de los uniformados el Movimiento Socialista Panhel¨¦nico (PASOK); lo llev¨® al poder en 1981 (y lo mantuvo ocho a?os en ¨¦l); se derrumb¨® con estruendo acosado por los esc¨¢ndalos de la ¨²ltima etapa de su Administraci¨®n, por un coraz¨®n fr¨¢gil que por poco le lleva a la tumba y que le hizo cambiar a su esposa y compa?era (Margaret, estadounidense), por una azafata a la que doblaba en edad... Y se levant¨® con una energ¨ªa de la que ya nadie le cre¨ªa capaz, para vencer a los jueces (que terminaron absolvi¨¦ndole), reconstruir su partido (sacudido por el pesimismo), estabilizar su salud y su vida privada y, finalmente, ya con 74 a?os, reconquistar el poder.
Este viejo zorro pol¨ªtico tiene una piel con dos capas, una de populista y un poco de demagogo, y otra de pragm¨¢tico. Utiliza la primera en las campa?as electorales, en las que es capaz de desatar el entusiasmo desaforado recurriendo a todo un arsenal de trucos y promesas que, una vez en el poder, no se preocupa excesivamente de cumplir a rajatabla. Sus cr¨ªticas anteriores a 1981 (cuando estaba en la oposici¨®n) a la pertenencia de Grecia a la OTAN y la Comunidad Europea no se correspondieron a su pol¨ªtica una vez que lleg¨® al poder. Los subsidios comunitarios, especialmente a los agricultores, permitieron respirar a la econom¨ªa griega, y ¨¦l no pod¨ªa ir contra corriente. Su rebeld¨ªa en la OTAN se convirti¨® finalmente, en una sagaz t¨¢ctica para no perder terreno frente al vecino-aliado-enemigo Turqu¨ªa. Y sus escarceos amorosos con personajes sospechosos como Muarnmar el Gaddafi y Sadam Husein tuvieron la virtud, al menos, de elevar el papel internacional de su pa¨ªs muy por encima de su importancia real. Y eso, para Papandreu, es tambi¨¦n patriotismo, tanto como luchar por el cierre de varias bases norteamericanas, que al final conven¨ªa casi m¨¢s a Washington que a Atenas.
Ahora, nuevamente, se respira cierta atm¨®sfera de temor en medios atl¨¢nticos y comunitarios. Se teme que corrija la pol¨ªtica econ¨®mica de ajuste y se aleje de los objetivos de Maastricht. Se teme que, en la crisis yugoslava act¨²e m¨¢s como balc¨¢nico que como europeo. Pero una vez en el poder, ser¨¢ muy probablemente la piel del pragm¨¢tico la que oculte el pellejo del populista.
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