El Madrid de Juan Benet
Nunca le agradeceremos suficientemente al Pisuerga el impagable servicio de que pase por Valladolid, lo que, como es sabido, nos da derecho a hablar de cualquier tema incluso en el contexto menos aparentemente apropiado. Y as¨ª yo ahora, apelando al curso de este r¨ªo de tan temibles crecidas y acusados estiajes, voy a divagar sobre el Madrid de Juan Benet partiendo de la ¨²ltima menci¨®n de este escritor, que acabo de escuchar en un acto p¨²blico. Asist¨ª recientemente -?o, dada la velocidad de la historia, ya no es reciente el 4 de octubre de este a?o?-, asist¨ª, digo, a la presentaci¨®n de la novela Demasiado peque?o para ganar la guerra, publicada por Vosa, de Juan Ignacio Ferreras en la sede madrile?a de la Asociaci¨®n Colegial de Escritores y, por aquello de que en mi principio est¨¢ mi fin, que dijo el poeta, acab¨® la presentaci¨®n y lleg¨® la hora del coloquio. Uno de los asistentes le pregunt¨® a Ferreras por los novelistas que m¨¢s han influido en su obra y este escritor dio su lista un poco a rega?adientes. En su adolescencia Pereda e incluso Ricardo Le¨®n, y m¨¢s tarde, entre otros, Mart¨ªn Santos, el Torrente Ballester de La saga fuga de J. B., pero no Cela, ni tampoco Benet. Es tambi¨¦n Ferreras un poeta de una calidad excepcional y de una enorme finura psicol¨®gica -su Fragmentos para una autobiograf¨ªa casi l¨ªrica, publicado hace dos a?os por Ediciones Libertarias, es un libro bell¨ªsimo e impresionante- y, como correspond¨ªa a estas cualidades, remat¨® su alusi¨®n a su nulo inter¨¦s por la novel¨ªstica de Benet con un respetuoso y relativista "al menos, por ahora, porque nunca se sabe". Era l¨®gico que quien reconoce en p¨²blico su inter¨¦s juvenil por Ricardo Le¨®n tenga que admitir un posible inter¨¦s futuro por las novelas de Juan Benet.Y la menci¨®n de Benet, el autor de Oto?o en Madrid hacia 1950, en este oto?o madrile?o tan excepcionalmente desapacible y fr¨ªo, que a este paso va a tirar por tierra ese lugar com¨²n de que esta estaci¨®n es en Madrid la mejor del a?o y la que da a la Villa sus mejores luces, me hizo volar la imaginaci¨®n a mis itinerarios diarios m¨¢s frecuentes. He cruzado en los ¨²ltimos meses docenas de veces por las calles Cinca y Segre y por las calles Tambre y Balbina Valverde -la calle madrile?a cuyo nombre, no s¨¦ por qu¨¦, m¨¢s me ha costado memorizar; siempre la he recordado como Rosaura Valverde-, todas ellas paralelas, salvo la ¨²ltima, y muy pr¨®ximas a la calle en que vivi¨® durante tantos a?os y muri¨® Juan Benet. Y al atravesar estas calles de la colonia de El Viso -esa zona urban¨ªsticamente tan privilegiada de Madrid-, el recuerdo autom¨¢tico del autor de Volver¨¢s a Regi¨®n me ha producido siempre una punzada de melancol¨ªa, que es lo que, naturalmente, produce el recuerdo de los muertos queridos. Y del mismo modo que, como dec¨ªa Horacio, a la primavera la arrolla el verano, el recuerdo de los muertos queridos se lo termina llevando el taxi y lo disuelve pronto en el delirante caos del tr¨¢fico.
Oto?o en Madrid hacia 1950, publicado por Alianza Editorial, es la recopilaci¨®n de cuatro textos -Barojiana, Caneja, Juan Manuel, El Madrid de Eloy y Luis Mart¨ªn-Santos, un memento, junto con un pr¨®logo-, ya publicados con anterioridad por Benet en diversos medios entre 1972 y 1986. Barojiana es una magistral descripci¨®n de la tertulia de P¨ªo Baroja, una agud¨ªsima cr¨ªtica de la posici¨®n art¨ªstica del novelista vasco y, respecto a Madrid, un relato magn¨ªfico de aquella ¨¦poca -finales de los cuarenta y comienzos de los cincuenta- en que la capital de Espa?a contaba con medio mill¨®n de habitantes y era todav¨ªa ca?ada de paso para el ganado. Baroja viv¨ªa en Ruiz de Alarc¨®n, a dos pasos de la Academia de la Lengua, y Benet describe ese barrio, que tambi¨¦n era el suyo, y que engloba el Museo del Prado, el Jard¨ªn Bot¨¢nico y el incluso casi civil Museo del Ej¨¦rcito, como la combinaci¨®n m¨¢s lograda de monumentalidad, naturaleza y vecindad, como el barrio m¨¢s arm¨®nico y sedante de Madrid. En los tres textos restantes, tambi¨¦n espl¨¦ndidos y con datos varios sobre Madrid, no pod¨ªa faltar, contada en las p¨¢ginas 90 y 91, una divertid¨ªsima an¨¦cdota sobre una conferencia pronunciada por el profesor F¨¦lix de la Fuente en mi querid¨ªsima Valladolid. Tambi¨¦n a Valladolid la am¨® mucho Juan Benet y bien le demostr¨® a esta ciudad su pasi¨®n y¨¦ndose a vivir e incluso a morir a un chal¨¦ -que en Madrid se llama hotel- de la madrile?a calle Pisuerga, el alegre torrente nacido en Pe?alara y que desemboca en los dorados y err¨¢ticos cerros de ?beda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.