Escalofr¨ªo de guerra civil en Sur¨¢frica
Blancos y negros temen que los extremistas provoquen un estallido 'a la bosnia'
Nelson Mandela, el presidente del Congreso Nacional Africano (ANC), anuncia en la ONU el fin de la campa?a internacional de sanciones econ¨®micas contra Sur¨¢frica, que la Asamblea General levanta; el Parlamento blanco aprueba una ley que ofrece cierto poder gubernamental a la mayor¨ªa negra por primera vez en la historia; en abril del a?o que viene todos los surafricanos participar¨¢n en elecciones para un Gobierno democr¨¢tico. Ante los aplausos de la comunidad internacional, todo parece indicar que Mandela ser¨¢ el primer presidente negro de Sur¨¢frica y que, por primera vez desde la llegada de los colonos holandeses, en 1652, habr¨¢, como dice la consigna del ANC, justicia para todos. Pero un escalofr¨ªo recorte al pa¨ªs, el del temor a una guerra civil a la bosnia.Los cambios en Sur¨¢frica no s¨®lo han ocurrido en el terreno pol¨ªtico. Hace dos meses, en otro acontecimiento sin precedentes, bellezas rubias tuvieron que ceder el primer puesto en el concurso Miss Sur¨¢frica a una negra. En playas, parques p¨²blicos y barrios residenciales reservados por ley hasta hace muy poco para los blancos, hoy abunda la gente negra, lo que produce innumerables an¨¦cdotas reveladoras del desconcierto de no pocos blancos ante la nueva situaci¨®n.
Pero si la vida cotidiana est¨¢ cambiando de manera sorprendente, los ¨²ltimos avances pol¨ªticos no han provocado grandes celebraciones. De hecho, el repudio por los conservadores blancos y negros de las conversaciones multipartidistas ha llevado al presidente Frederik W. de Klerk a especular con la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum, consulta que no har¨ªa sino agravar tensiones. En la calle, la pregunta se repite tanto entre negros como entre. blancos: "?Habr¨¢ guerra civil?".
En la encrucijada
El temor lo alimentan los pol¨ªticos. La derecha blanca y negra lanza amenazas de guerra casi diarias; el ministro de Justicia y Defensa, Kobie Coetsee, advierte que Sur¨¢frica se podr¨ªa convertir en "otra Bosnia"; el secretario general del ANC, Cyril Ramaphosa, teme que el pa¨ªs ?se ahogue en sangre". "Estamos en una encrucijada", dice. "Puede que todo salga bien, pero tambi¨¦n es posible que las elecciones generen niveles de violencia inimaginables".Lo que es mucho decir. En los tres a?os y medio transcurridos desde que Mandela fuera liberado de la c¨¢rcel, la violencia pol¨ªtica ha producido m¨¢s de 10.000 muertos. Elementos de extrema derecha dentro del Ej¨¦rcito y de la polic¨ªa han combinado sus fuerzas con el esencialmente zul¨² Partido de la Libertad Inkatha, del jefe Mangosuthu Buthelezi, en un intento de desestabilizar las comunidades negras y socavar o, como m¨ªnimo, retrasar el proceso democr¨¢tico.
Son estas fuerzas las que ahora amenazan con sabotear las elecciones como posible primer paso a una guerra civil. Las amenazas no son vanas, como saben, los habitantes de Katlehong, un gueto de Johanesburgo, donde han muerto centenares de personas en los ¨²ltimos tres meses y donde se producen incidentes como el de hace unos d¨ªas, cuando un grupo de hombres armados recorri¨® en coche seis kil¨®metros disparando durante todo el camino. Dejaron 19 muertos y 22 heridos. Nadie se responsabiliz¨® de los hechos. Y nadie se sorprendi¨®.
La guerra ha llegado ya a ciertas zonas del pa¨ªs. Las varias agrupaciones de extrema derecha blanca aseguran que si no hay cambio de Tumbo pol¨ªtico se extender¨¢ pronto a otras zonas. Unidos desde mayo bajo el mando de un alto militar retirado, el general Constand Viljoen, cuentan con el potencial necesario para crear un terror que ETA y el IRA envidiar¨ªan.
La alternativa que Buthelezi y Viljoen plantean al plan democr¨¢tico propuesto por el ANC y por el Gobierno de De Klerk es una especie de secesi¨®n a la yugoslava. Buthelezi propone la creaci¨®n de una nueva regi¨®n de mayor¨ªa zul¨² con total autonom¨ªa Fiscal y militar. Viljoen exige un Estado independiente y soberano para los afrikaners.
Mandela y otros l¨ªderes del ANC se han esforzado para convencer tanto a Viljoen como a la poblaci¨®n blanca de que, una vez en el Gobierno, no har¨¢n una revoluci¨®n econ¨®mica. Y que tampoco habr¨¢ ning¨²n juicio de N¨²remberg contra las fuerzas de seguridad.
El ANC estima que si logra conseguir el apoyo militar al proceso democr¨¢tico, la ultraderecha no se atrever¨¢ a echarse al monte, pron¨®stico que comparten los diplom¨¢ticos extranjeros en Pretoria, que temen la opci¨®n bosnia casi tanto como los mismos surafricanos.
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