El drama del espa?ol
El problema de las terminolog¨ªas es uno de los mayores a los que se enfrenta el espa?ol ante el progreso cient¨ªfico-t¨¦cnico. "Todos los t¨¦rminos tendr¨ªan que entrar en espa?ol de la misma forma en toda el ¨¢rea ling¨¹¨ªstica", dice el ling¨¹ista Jos¨¦ Manuel Blecua, "para evitar que, a falta de bases de datos, t¨¦cnicos, los pa¨ªses hispanoamericanos se conviertan en simples usuarios de empresas extranjeras en cuestiones relacionadas con el espa?ol, tal y como est¨¢ ocurriendo ahora".El ingeniero Jos¨¦ Manuel Mor¨¢n explica en su ponencia que los hispanohablantes, al participar escasamente en el desarrollo de las industrias de la lengua, "renuncian a influir de modo decisivo en su futuro". Y aunque se felicita por el avance de los tratamientos de texto en microordenadores, se lamenta de que "estos programas inform¨¢ticos suelen ser de procedencia anglosajona, y disponen de ¨®rdenes, glosarios y ayudas ortogr¨¢ficas que parecen fruto de un plan artero para acabar con el espa?ol. Si no es as¨ª, ?c¨®mo es posible que el programa de tratamiento de textos m¨¢s popular en los pa¨ªses de habla hispana -de una empresa norteamericana- invite constantemente a entrar datos en lugar de a introducirlos?
Los diccionarios y correctores ortogr¨¢ficos tampoco merecen mucha confianza, puesto que "los almacenes electr¨®nicos de palabras que hoy existen no disponen m¨¢s que de un vocabulario vergonzante y hasta equivocad¨®". Mor¨¢n cita programas de autoedici¨®n que no reconocen la palabra hay como forma verbal de haber.
"Otra fuente de posibles influencias negativas se encuentra en la creciente actividad de traducci¨®n autom¨¢tica y asistida por ordenador, con programas de autor¨ªa casi siempre for¨¢nea", a?ade.
La segunda lengua del mundo no puede permitirse el lujo de hacer como que el problema no le afecta. "La mejor defensa ante estas perturbaciones causadas por la industria multinacional es producir nuestros propios soportes en espa?ol y traducir adecuadamente los extranjeros", dice.
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