Deliraron a gusto
Junto a las c¨¦lebres cochinadas freudianas que indiscutiblemente ocupan el n¨²mero uno de la lista, una de las grandes mitoman¨ªas er¨®ticas es poder llegar a tener un l¨ªo de cama con una condesa rusa, y si es exiliada y millonaria, mejor. Una condesa rusa, dada su escasez, es un lujo asi¨¢tico; criada con una dieta de champa?a y caviar, alcanza su saz¨®n en la madurez. Llegada a este punto, es un felino mayor en forma de se?ora, igual de seductor, igual de peligroso. Distante, exquisita, elegante y aristocr¨¢tica, la condesa rusa es tambi¨¦n fuego, pasi¨®n y vehemencia sin freno. El c¨®ctel es explosivo.Fedora Romazoff, la protagonista de Fedora, es m¨¢s que condesa, es princesa; sus posibilidades en la l¨ªnea citada son inmensas, por este motivo esta ¨®pera de Umberto Giordano siempre tiene una cantidad respetable de p¨²blico fiel, y si no tiene m¨¢s es porque musicalmente tiene inter¨¦s pero es un poco de rompe y rasga.
Fedora
De Umberto Giordano. Int¨¦rpretes principales: Mirella Freni, Gloria Fabuel, Jos¨¦ Carreras y Enric Serra. Orquesta y Coro del Gran Teatro del Liceo. Direcci¨®n musical, Stefano Ranzani. Direcci¨®n esc¨¦nica, Giuseppe de Tomasi. Producci¨®n del Gran Teatro del Liceo (1988). Gran Teatro del Liceo. Barcelona, 27 de octubre.
Fedora necesita una soprano de una pieza, una mujer madura y segur¨ªsima que d¨¦ empaque y dignidad al personaje, pero que tambi¨¦n sepa hacer subir la temperatura del escenario cuando en el segundo acto le da el arrebato. Mirella Freni es hoy una soprano segur¨ªsima y madura, y por ser de M¨®dena no tiene problemas con lo del arrebato. Freni, sin ser la mejor Fedora de la historia, pues a su voz le va un repertorio m¨¢s l¨ªrico, es una de las mejores que se pueden encontrar hoy. Su actuaci¨®n en el Liceo fue muy considerable, enorme, pero no alcanz¨® el nivel de aquella memorable Boh¨¨me de diciembre de 1991.
Fedora no se l¨ªa con cualquiera y requiere un Loris Ipanoff que no se le arrugue en Amor ti vieta, que aguante el tipo en el d¨²o del segundo acto y que la sepa insultar con convicci¨®n en el tercer acto. Jos¨¦ Carreras no se arrug¨®, empez¨® descentrado, acab¨® insultando muy bien y siempre estuvo muy valiente, como al p¨²blico le gusta. En el d¨²o, la verdad, no conjuntaron mucho; si llega a ser de Mozart era para silbarlo, pero era de Giordano y aqu¨ª lo que importaba era el calor, los vaticis y la entrega, y de todo esto hubo. Una buena l¨ªnea de canto, homogeneidad en el color vocal, exactitud en las entradas y todas esas cosas habitualmente tan importantes aqu¨ª se permite que queden en un segundo plano.
El estado vocal de Carreras era una de las inc¨®gnitas. Tras su enfermedad ha cantado ¨®pera en diversos teatros, pero no lo hac¨ªa en el Liceo desde el estreno de Crist¨®bal Col¨®n, en 1989, y para muchos aficionados la prueba de una ¨®pera entera en el Liceo era necesaria y definitiva para formarse una opini¨®n. Carreras lo sab¨ªa y algunos nervios pas¨® al principio.
Carreras no est¨¢ soberbio, pero est¨¢ bien, con unos a?os m¨¢s sigue teniendo los mismos defectos y virtudes de siempre: no controla del todo bien las din¨¢micas medias y bajas y tiende al trazo grueso. No reserva, aprieta donde hay que apretar, y donde no tambi¨¦n. Adem¨¢s, desconf¨ªa de su propio registro medio; pero cuando hay que lanzarse fuerte y hacia arriba, se lanza sin dudar, juega esa carta espl¨¦ndidamente, te hace creer que ha llegado al mism¨ªsimo l¨ªmite de la rotura y eso, desde siempre, fascina. Discreta la orquesta y competente Stefano Ranzani, el director. Bien Gloria Fabuel y Enric Serra como Olga y De Siriex. Pasables el resto de los personajes menores.
La producci¨®n, de la casa, es la que se vio en 1988, una producci¨®n que quiere ser de alto standing con seis habitaciones, cuatro cuartos de ba?o, chimenea, parqu¨¦ y piscina comunitaria. La direcci¨®n esc¨¦nica es convencional, que es quiz¨¢ la mejor opci¨®n que se puede tomar con esta ¨®pera: no complicarse la vida y hacerla seg¨²n las indicaciones del libreto.
El ¨¦xito fue apote¨®sico, el p¨²blico a?oraba a Carreras, hab¨ªa venido a delirar y delir¨® a gusto. Por la cantidad de tiros-largos parec¨ªa una funci¨®n de gala de los viejos tiempos: toda la platea parec¨ªa poblada por los elegant¨ªsimos comparsas de la suntuosa fiesta del segundo acto de Fedora.
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