El cambio de estrategia de VW
Los autores denuncian que Volkswagen ha incumplido pactos y exigen a las administraciones demostrar hasta d¨®nde llega su defensa del inter¨¦s nacional
Si nos atenemos a lo declarado por los responsables de la operaci¨®n, porque los documentos contin¨²an siendo secretos, a Seat se le inyectaron cerca de 250.000 millones de pesetas para dejar en manos de Volkswagen una empresa completamente saneada.Seat era, ha sido hasta hace cuatro d¨ªas como quien dice, la plataforma ideal para i¨®n de Volkswagen, no s¨®lo por las potencialidades del mercado espa?ol, donde esta empresa ocupaba y ocupa una buena porci¨®n del mismo sino para su proyecci¨®n hacia mercados como el del este de Europa o el Latinoamericano.
A tenor de las ¨²ltimas noticias, a lo que parece estamos m¨¢s ante un cambio de esrategia en la multinacional que frente a una reacci¨®n como consecuencia del resultado econ¨®mico previsto para 1993. Dif¨ªcilmente se puede entender de otra manera que ahora se trate de modificar el dise?o que dio como resultado el acuerdo con los sindicatos de abril de este mismo a?o.
Asistimos en Europa, y sobre todo en la CE, a considerables cambios econ¨®micos, industriales y territoriales, que dar¨¢n lugar a concentraciones y acuerdos re c¨ªprocos, a nuevas relaciones entre las casas matriz y los suministradores, as¨ª como a una lucha, en Europa, entre los distintos constructores de autom¨®viles ante la inmediata liberaliza ci¨®n del mercado ¨²nico. En este contexto, la carrera sin freno en busca de incrementos de productividad, las deslocalizaciones y los ajustes de empleo colocan encima de la mesa el desarrollo y porvenir de la industria del autom¨®vil.
Espa?a est¨¢ situada, no s¨®lo geogr¨¢ficamente, en el sur de la CE. Volkswagen, en las negociaciones que ahora se abren, deber¨ªa explicar qu¨¦ papel se reserva a Skoda en su nueva estrategia.
Desde hace a?os, los ciclos de producci¨®n y ventas de autom¨®viles se ajustan, en l¨ªneas generales, a los ciclos globales de la producci¨®n. En tiempos de recesi¨®n aparece una retracci¨®n de la demanda y una ca¨ªda de las ventas. En estas situaciones, los reajustes de plantilla, las regulaciones de empleo, las reducciones de producci¨®n, la cancelaci¨®n de inversiones y las guerras de marketing para amortiguar las ca¨ªdas particulares y la competencia por situarse en la salida de la crisis en las mejores condiciones son pol¨ªticas que emplean los constructores de autom¨®viles. Tras cada una de estas crisis, el mapa de reparto de mercado se recompone; unos pierden, otros se refuerzan.
Dentro de, este panorama se enmarca la crisis de Seat y la nueva estrategia de Volkswagen. El ultim¨¢tum lanzado por el consejo de administraci¨®n de VW se ha cobrado la primera v¨ªctima: D¨ªaz ?lvarez, presidente de Seat. Su dimisi¨®n ha puesto al descubierto las intenciones de la casa matriz: reducir costes mediante una reducci¨®n dr¨¢stica del empleo y concentraci¨®n en un solo centro de su pro ducci¨®n.Hoy ya no se puede esgrimir el argumento de la baja productividad o el posicionamiento competitivo de los centros espa?oles para justificar una dr¨¢stica pol¨ªtica de ajuste, puesto que ¨¦stos son tan o m¨¢s competitivos y con niveles de productividad m¨¢s altos que los alemanes.
Las causas que han conducido a esta situaci¨®n se conocen, pero no se pueden comprender ni compartir. Conociendo el funcionamiento econ¨®mico-financiero de las transnacionales, resulta improbable, a no ser que se trate de una estrategia planificada, que de buenas a primeras Seat se encuentre hipotecada por unas deudas fara¨®nicas contra¨ªdas con VW.
La devaluaci¨®n de la peseta frente al marco, el coste de los componentes comprados a VW, no bastan para explicar una situaci¨®n que el 16 de abril se califica de "infinitamente mejor que hace cinco anos, y que gozaba de buenas expectativas", ni comprender c¨®mo el 21 de junio se anuncian unas p¨¦rdidas de 12.000 millones para 1993 y ahora son 100.000 millones. Las inversiones en el centro de Martorell han sido financiadas con cargo a Seat a trav¨¦s de cr¨¦ditos de la propia VW, neg¨¢ndole ¨¦sta la posibilidad de hacerlo de otra manera y, sobre todo, sin establecer un seguro de cambio. ?Por qu¨¦ no se hizo? Las respuestas dadas por VW no convencen. Si algo queda claro conforme transcurren los acontecimientos. (incumplimiento de acuerdos firmados con los sindicatos, paralizaci¨®n de inversiones en Zona Franca, retirado proyecto de fabricaci¨®n Rose en combinaci¨®n con Suzuki, ralentizaci¨®n de producci¨®n del Toledo, dimisi¨®n del presidente, nota p¨²blica de VW despu¨¦s de la reuni¨®n con los responsables sindicales) es que VW quiere limitar capacidad y reducir dr¨¢sticamente empleo en el Estado espano!, adem¨¢s de enjugar la deuda mediante la segregaci¨®n de Landaben, medida esta ¨²ltima. que tambi¨¦n tiene otra alternativa, como es la de ampliar capital o liquidar deuda, m¨¢s cuando los beneficios de Landaben a corto plazo son muy superiores a los resultados contables de su segregaci¨®n. Con todas estas medidas, lo que est¨¢ en juego es la continuidad de Seat tal cual es en estos momentos.
Convendr¨ªa recordar que Seat fue adquirida por VW por 80.000 millones de pesetas, que si a muchos les puede parecer una cifra elevada ¨¦sta estaba avalada por un patrimonio jugoso. A este gran volumen de patrimonio se uni¨® la red comercial, que ha permitido a VW poder llegar a cuotas de penetraci¨®n en el mercado espa?ol del 15%, cuando anteriormente su presencia era simb¨®lica.
Tambi¨¦n refrescar la memoria en el sentido de que cuando adquiri¨® Seat estaba capacitada para fabricar y vender 450.000 coches fabricados de forma integral, con una gama renovada por el anterior gestor -INI-, que supone situar a Seat en un nivel competitivo similar a la media del sector en el Estado espa?ol. Convendr¨ªa puntualizar que medio mill¨®n de coches con fabricaci¨®n integral supone lo mismo que la actual capacidad productiva entre 700.000-800.000 coches entre los tres centros, por tanto, cuando VW propone reducir la capacidad productiva actual significa un retroceso para Seat y para la industria auxiliar, as¨ª como para el desenvolvimiento economico y social.
La destrucci¨®n de empleo directo e inducido que significar¨ªa la crisis de Seat han creado de manera natural la alarma social. No es para menos. Si se tiene en cuenta las cuantiosas ayudas p¨²blicas recibidas por VW en el momento de hacerse cargo de Seat y el torpedo que significar¨ªa al empleo, 10.500 trabajadores directos y del orden de 30.000 empleos inducidos, exigen de los poderes p¨²blicos, y particularmente del Gobierno central, una actitud mucho m¨¢s clara que la mantenida hasta el momento.
Ya el 28 de septiembre, en una reuni¨®n con el Ministerio de Industria, alertamos y exigimos que ¨¦ste investigara y se pronunciara sobre el tema, a la vez que expusimos nuestra opini¨®n sobre la situaci¨®n y salidas.
Desde CC OO, hemos solicitado al Ministerio de Industria y al Parlamento, a trav¨¦s del grupo parlamentario de IU-IC, los acuerdos de venta de Seat a VW por el INI. Si el Gobierno, a trav¨¦s de su vicepresidente Serra, dice que no conoc¨ªa los planes de VW, si el anterior responsable del INI, Luis Croissier, protagonista de la venta de Seat a. VW, ha declarado que no exist¨ªan cl¨¢usulas secretas, no entendemos por qu¨¦ el acuerdo no se hace p¨²blico. La cuesti¨®n es sencilla.
Los sindicatos rechazamos el plan de ajuste de VW, vamos a defender Seat, mediante la movilizaci¨®n y la negociaci¨®n. La responsabilidad de los trabajadores de Seat ha quedado demostrada suficientemente en los ¨²ltimos a?os, su sacrificio tambi¨¦n, ahora es a Volkswagen a quien hay que exigirle cumplir lo pactado, y son el Gobierno central, la Generalitat y el Gobierno foral, a quienes corresponde demostrar hasta d¨®nde llega su defensa del inter¨¦s nacional.
El 20 de abril, la direcci¨®n de VW firm¨® unos acuerdos con los sindicatos. A partir del cumplimiento de estos acuerdos, debe ponerse en marcha un plan industrial, tecnol¨®gico, financiero, comercial y social, que asegure la permanencia de Seat como empresa independiente con capacidad aut¨®noma para dise?ar y fabricar autom¨®viles en Landaben, Zona Franca y Martorlell, y evitar as¨ª convertirse en un ap¨¦ndice de la cadena de VW en Alemania.
Sobre esta tarea, desde CC OO pensamos que el Gobierno central y los de las comunidades aut¨®nomas deben participar. en el accionariado de Seat-VW, asegurando con su presencia en el consejo de administraci¨®n, que no se vuelvan a producir situaciones como ¨¦sta. Si esta decisi¨®n se hubiera tomado en el momento de venta de Seat a VW, ahora no ser¨ªa igual la situaci¨®n. Posiblemente no hubiera llegado a producirse.
Desde CC OO hemos planteado nuestra posici¨®n con toda claridad, y exigimos a la multinacional el cumplimiento de sus compromisos as¨ª como la garan t¨ªa del mantenimiento de' la marca Seat, como elemento imprescindible de integraci¨®n del grupo en Espa?a, as¨ª como el conjunto de los centros de trabajo y el empleo, definiendo una clara pol¨ªtica de producto. Lo mismo se le ha transmitido a la direcci¨®n del grupo en las reuniones mantenidas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.