Las macronoches del sur
Discotecas de cinco pisos, con casinos, cines y piscinas se elevan sobre la periferia de Madrid
El Palladium viene a representar un Parten¨®n como sacado de la Guerra de las galaxias, con columnas iluminadas de metro y medio de di¨¢metro, piscinas que en verano descubren el techo de la quinta planta para mirar las estrellas, cine, dos pistas, karaoke, hamburgueser¨ªa, minicasino, chicas y chicos gog¨® (bailarines profesionales), 12 encargados de seguridad comunicados por un hilo negro, concurso de miss Harley Davidson -con pase de ropa Harley y las famosas botas Carolina-, actuaciones de grupos como Danza Invisible o Amistades Peligrosas.M¨¢s: ma?tre, subma?tre (as¨ª denominan los due?os y los 50 empleados a los encargados -corbata, gemelos y pajarita-, de la discoteca), magos que inflan globos y los cuelgan de la oreja del respetable en forma de pantera rosa... Un sitio, en definitiva, pensado para que los matrimonios de la localidad madrile?a de Coslada (79.000 habitantes) dialoguen o degusten los m¨¢s de 10 c¨®cteles de la casa mientras sus v¨¢stagos retozan unas plantas m¨¢s abajo.
"Vips" de Coslada
La puerta autom¨¢tica del aparcamiento se abre lenta, silenciosa, s¨®lo permeable para algunos empleados y vips (very important persons, gente muy importante) como las autoridades policiales de Coslada.
Antes de que el personaje haya aparcado, el jefe de sala se habr¨¢ enterado de su presencia mediante la radio que le comunica con todo el personal de seguridad, y saldr¨¢ a recibirle. Una copa por aqu¨ª y un emparedado por all¨¢; a las autoridades hay que tratarlas bien. Norma de la casa.
El Palladium engulle los fines de semana 7.000 personas, que devuelve a la calle con una media de 3.000 pesetas menos y la sensaci¨®n de haber visitado el buque insignia de lo que se podr¨ªan denominar las macronoches del sur de Madrid.
Al ritmo que marcan sus pinchadiscos se mueven los j¨®venes de la periferia, gente que tambi¨¦n acude a Kavana y Tropic Costa, las dos en Getafe (140.341 habitantes), Big Bang (Villaverde), Titanic (Atocha) y Vogue y Alliens en Fuenlabrada (147.780).
En total suman un regimiento de 400 empleados que atienden toda la vor¨¢gine atrapada el resto de la semana en cursos de formaci¨®n profesional, contratos temporales, oposiciones y colas de parados. Detr¨¢s de todo ello, un nombre: Jos¨¦ Rom¨¢n L¨®pez Paredes. A ¨¦l y a su socio les dio por montar la discoteca Titanic hace 10 a?os, la Palladium hace tres y todas las dem¨¢s, hasta una en El Algarve portugu¨¦s entretanto.
Un equipo propio de alba?iles, fontaneros y electricistas se encarga de mantenerlo todo a punto para que nada falle cada fin semana -s¨®lo abren viernes, s¨¢bados y domingos- y para reformar los edificios cada vez que se reinaugura alguno. Rom¨¢n L¨®pez tal vez desconoce la teor¨ªa del pr¨ªncipe de Lampedusa, pero sabe que es preciso que algo cambie para que todo siga igual.
Por eso la semana pasada se inaugur¨® en Getafe la discoteca Kavana. Pas¨® de llamarse M¨ªster Black -tambi¨¦n de su propiedad- a Kavana, sin m¨¢s. Kavana comprende tres plantas y seis gog¨® con minifaldas bailan en columnas sobre el resto de los mortales.
Una pantalla transparente que baja sobre la cabinas de los pinchadiscos recibe un rayo l¨¢ser valorado en 15 millones de pesetas, que luego se transforma en una mujer semidesnuda, con botas y pechos verdes; mujer que se contonea al ritmo de la m¨²sica por encima de los de la cabina. Justo cuando la pantallita empieza a aburrir a quienes acaban de verla esa noche, la luz se divide y aparece otra bailarina l¨¢ser, compitiendo a la hora de atraer las miradas con las cuatro gog¨® girls encaramadas en sendas columnas.
Mientras las bailarinas suben las piernas a lo can can, las gog¨®, se bajan cada dos minutos la minifalda negra desde la ingle a los muslos. Las gog¨® que eligi¨® hace unos d¨ªas Luis Miguel, el hermano de San Rom¨¢n, responden al tipo de chica guapa de las que cualquier joven de la discoteca tarda cinco o diez minutos en encontrar defectos f¨ªsicos. Cobran entre 7.000 y 10.000 pesetas por sesi¨®n. Piluca, por ejemplo: 17 a?os, melena rubia, estudia idiomas y dice ser azafata de vuelo Amalia, de 18, trabaja en una oficina y los fines de semana se sube a la columna a bailar. Por que le gusta, dice; para alimentar su ego, opinan otros.
Jos¨¦ Rom¨¢n, el due?o, se abstiene. La noche va bien; el negocio, estupendamente; as¨ª que sube las escaleras, toca las paredes forradas de piedras de pizarra, como en un castillo medieval, saca una llave, la aplasta contra un risco y se abre una puerta que conduce a su oficina: mesa desordenada, tel¨¦fono, calculadora y archivos coronados por una leve capa de polvo. Toda la contabilidad, en ese habit¨¢culo de dos metros cuadrados.
Dinero, ninguno
Y dinero, ninguno. Los camareros ganan unas 130.000 pesetas al mes, y no tocan un duro en toda la noche. Las monedas caen en tres m¨¢quinas que expenden m¨¢s de 50 bonos distintos: desde un zumo de pifia (400 pesetas), hasta una botella de whisky de reserva (9.000 pesetas), pasando por los cubalibres (500). Cada m¨¢quina vale un mill¨®n, y hay unas 20 en toda la cadena.
Hace tres d¨ªas, el director de las elitistas discotecas Pach¨¢, Ricardo Urgell, declaraba a una redactora de este peri¨®dico: "Mira, trabaja para el pobre, que te har¨¢ rico. Ahora te cambiar¨ªa el Pach¨¢ por el Titanic. En una discoteca impersonal de Alcorc¨®n o de Alcobendas se forran; aqu¨ª, no. Una cosa es crear imagen y otra ganar dinero".
Pero Rom¨¢n no cambiar¨ªa su Titanic por Pach¨¢, ni por Archy, ni por Joy, ni por ninguna de las discotecas saturadas de modelos, ejecutivos y arist¨®cratas venidos a menos. "Si nos lo hubi¨¦ramos propuesto, habr¨ªamos llegado a ese p¨²blico tambi¨¦n. Se trata de contratar a otros relaciones p¨²blicas y moverte en otros c¨ªrculos, simplemente".
Pero su estrategia va enfocada hacia fiestas de car¨¢cter popular y los karaokes. En casi ninguna macrodiscoteca faltan los karaokes, con alg¨²n espont¨¢neo tipo Javier de Porres, un asiduo de la casa, que, a petici¨®n de Rom¨¢n, se atreve con una canci¨®n de Jos¨¦ Luis Perales.
El p¨²blico, chicas y chicos sentados, esperando, viendo las im¨¢genes del v¨ªdeo, y De Porres, chaqueta, corbata, la mano en el bolsillo y la otra en el micr¨®fono, mir¨¢aaaridote a los ojos jurariaaa, acariciando el cable del micr¨®fono, que tienes algo que ocultarmeeeee. La gente le anima con palmadas, y c¨®mo es eeel, hay voces femeninas que se suman y hacen de coro, en qu¨¦ lugaaar se enamor¨® de tiii; De Porres se anima, y preg¨²ntaleeee, de nuevo, a qu¨¦ dedica el tiempo libreee. "Es que hoy estoy un poco.ronco", se disculpaba humilde ante los halagos del due?o.
La otra cara
?sa es la cara amable, el decorabonito de las macronoches: ambiente discreto cuidado por los chicos de seguridad, polo negro, chaqueta marr¨®n con botones dorados, y dos azafatas minifalderas que reparten sonrisas y chapitas de la casa. La otra cara puede aparecer en la puerta.
Hace tres a?os, Luis Domingo Sanz fue apu?alado en Titanic tras discutir con un cliente. Hace nueve meses, el estudiante Jos¨¦ Ram¨®n Freire denunci¨® en comisar¨ªa a los vigilantes de Titanic porque lo encerraron en un cuarto y lo apalearon.
El jefe de sala cont¨® otra versi¨®n: un empleado le llam¨® la atenci¨®n al estudiante porque se hab¨ªa saltado la fila del guardarropa; el joven le amenaz¨® con pegarle dos tiros. "Entonces, entre dos empleados le redujeron y le echaron fuera de la discoteca; eso fue todo".
"La verdad es que no tenemos percances serios apenas", se excusa Jos¨¦ Rom¨¢n L¨®pez. "Hay que tener en cuenta que por el Titanic pasan casi 10.000 personas en un fin de semana. Y los pro blemas que hemos tenido han sido por chorradas. Ya es que en cualquier cosa te quieren implicar. Por ejemplo, las chicas aquellas que se escaparon de casa y dijeron que las hab¨ªan secuestra do, declararon haber estado en el Titanic". Susana Ruiz, la joven de San Blas hallada muerta en un descampado de su barrio, dijo a sus amigos la ¨²ltima vez que la vieron viva, que quer¨ªa ir a un concierto de Palladium. "Claro est¨¢ que de todas esas cosas, de puertas para afuera no tenemos culpa nosotros".
Palladium: Jes¨²s de San Antonio, 2 (Coslada). Big Bang: Vieja de Pinto, 17 (Villaverde Alto). Alliens: Castillejos, 23 (Fuenlabrada). Vogue: M¨®stoles, 7 (Fuenlabrada). Trople Costa: Madrid, 129 (Getafe). Kavana: Juan de la Cierva, 32 (Getafe). Titanic: Atocha, 125 (Madrid). Aqualung Universal: Paseo de la Ermita del Santo, 40. Parquesur: carretera de Toledo, km 9 (Legan¨¦s).
Demasiado humildes para ser alcoh¨®licos
S¨®lo abren los viernes, s¨¢bados y domingos, pero esos d¨ªas las macrodisco se convierten en reinas indiscutidas de la periferia.La Big Bang acciona su show fight,. una plataforma de hierros y focos que se mueve desde el techo a la pista como si fuera a aplastar a los que bailan. Cuatro veces que se mueva en la noche, 100.000 pesetas. Y en verano m¨¢s, m¨¢s show light y m¨¢s rayos l¨¢ser.
La Tropic Costa aumenta en julio su recinto en miles de metros cuadrados, hasta hacerse m¨¢s grande que un campo de f¨²tbol: piscinas, toboganes, 4 pistas de baile, una de patinaje, nueve barras...
Otros locales, como Parquesur, en Legan¨¦s, o Aqualum Universal, en Carabanchel, ambas de la empresa Parques Urbanos, despliegan tambi¨¦n todo su arsenal. El precio medio en las discotecas de Jos¨¦ Rom¨¢n L¨®pez var¨ªa seg¨²n el local, pero viene a ponerse en 500 pesetas en la sesi¨®n de tarde y 1.000 en la de la noche, con derecho a consumici¨®n. Los hombres pagan unos veinte duros m¨¢s que las mujeres. Los calcetines blancos no est¨¢n prohibidos, ni a los bajitos se les deja fuera. "Yo creo que con los tiempos que corren de crisis en la puerta ya no se queda nadie", dice el due?o.
En cuanto a la juventud y sus costumbres, Jos¨¦ Rom¨¢n L¨®pez lo ve todo como cuando comenz¨® hace 10 a?os: el alcohol, inofensivo; y las drogas, totalmente prohibidas en sus locales. "Aqu¨ª un chaval no se vuelve alcoh¨®lico porque, entre otras cosas, no dispone de medios econ¨®micos para beber tanto".
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