La emperatriz de Jap¨®n sigue muda
La Casa Imperial atribuye el silencio de Michiko a las cr¨ªticas de la prensa
Un d¨ªa despu¨¦s de haber perdido el habla, el pasado 20 de octubre, la emperatriz Michiko abandon¨® palacio con un saludo triste y todav¨ªa silencioso. Los chambelanes, a falta de una explicaci¨®n m¨¦dica, atribuyeron la dolencia a una amargura invencible causada por cr¨®nicas falsas y crueles sobre su vida: la emperatriz sigue muda desde entonces porque una prensa mentirosa y antigua se ha alzado vociferante contra ella.Los analistas de Shukan Asahi sostienen que el verdadero objetivo es el emperador Akihito, por haber aceptado las nuevas libertades. Poco antes, de perder la voz, la primera plebeya en el Trono del Crisantemo se hab¨ªa confesado "perpleja" por el tono de las cr¨ªticas, sin precedentes en la historia contempor¨¢nea de la dinast¨ªa. No hace mucho, varias revistas, casi todas de gran tirada y conservadoras, rompieron con esta respetada instrucci¨®n no escrita: "Quien no tenga algo positivo que decir de la familia imperial, mejor que se calle".
Las publicaciones salieron a la calle acusando a la emperatriz de comportarse con un hedonismo y maneras impropias de quien emparent¨® con el asceta Hirohito, divino hasta que en 1945 fuera secularizado por Estados Unidos. Que no fuera noble, decidiera educar personalmente a sus hijos e instalase una cocina que ella misma utiliz¨® le gan¨® la hostilidad o antipat¨ªa de su suegra y c¨ªrculos m¨¢s rancios de la corte. Cuatro a?os despu¨¦s de su boda, en 1959, sumida en una profunda depresi¨®n y al borde de un ataque de nervios, enmudeci¨® temporalmente.
Minoru Hamao, antiguo chambel¨¢n y autor de varios libros sobre los emperadores, piensa que a?os atr¨¢s los medios de comunicaci¨®n nacionales fueron extremadamente corteses y delicados, "y ahora est¨¢n siendo groseros. La evoluci¨®n no es buena". Una de las revistas a la carga imputa a la emperatriz modos autoritarios, un genio endiablado, dominadora influencia sobre su esposo y fastidiosos caprichos. Fideos y tertulias a medianoche o manzanas peladas a las dos de la madrugada son algunos de los antojos citados. "Si los sirvientes hacen algo que no le gusta, no cesa de reprenderlos durante horas", afirmaba el an¨®nimo informante del semanario Takarajima 30. Otro cargo era m¨¢s venenoso: a los emperadores no les gusta el uniforme de las Fuerzas Armadas.
El disgusto de Michiko, considerada muy vulnerable a las emociones fuertes, fue tremendo y lo hizo public¨® por escrito el pasado d¨ªa 20: fecha de su 59? cumplea?os y jornada en la que sufri¨® el desmayo y la p¨¦rdida del habla. "Nuestra sociedad", pidi¨®, "no debe ser de aquellas que prohiben la cr¨ªtica, pero tampoco convertirse en una (sociedad) donde son difundidas cr¨ªticas que no se basan en hechos ni en comprobaciones".
Despu¨¦s pidi¨® perd¨®n a quienes "de alguna forma haya podido molestar con mis palabras".
Varios diputados han aconsejado al organismo que se ocupa de los asuntos de palacio que presente una querella judicial contra las publicaciones encontradas culpables de causar la profunda pesadumbre.
De momento, la Casa Imperial debate intensamente c¨®mo tratar a los medios de comunicaci¨®n. El pasado martes, los funcionarios de palacio desment¨ªan, por primera vez en su historia, los comentarios de prensa sobre el car¨¢cter y las costumbres de la esposa del emperador del Jap¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.