Testigos de las matanzas en Burundi
M¨¦dicos espa?oles regresan tras el golpe de Estado en el pa¨ªs africano
El enfrentamiento entre las etnias hutu y tutsi no era desconocido para los seis m¨¦dicos y sanitarios que viajaron hace un mes a Burundi en misi¨®n humanitaria. Sin embargo, poco pod¨ªan imaginar que, d¨ªas antes de concluir su misi¨®n, se encontrar¨ªan con un golpe de Estado. El d¨ªa 21 de octubre, militares golpistas mataron al presidente Melchior Ndadaye, l¨ªder del partido Frodebu y primer presidente hutu en la reciente historia de esta ex colonia belga, y desencadenaron una matanza en todo el pa¨ªs.Cinco de los seis espa?oles regresaron el domingo por la noche de Burundi, v¨ªa Bruselas. Los familiares de Andr¨¦s Camprod¨®n, Soledad Gallardo, Amalia G¨®mez, Jos¨¦ Francisco Forteza y Rom¨¢n Blanco les esperaban emocionados en e' aeropuerto de Barcelona despu¨¦s de unos d¨ªas de angustia por las noticias de matanzas que llegaban de ese pa¨ªs africano. Ellos afirman que piensan volver una vez que se aclare la situaci¨®n. Todos han tenido que curar y operar a los heridos en los combates entre las etnias. "A los misioneros y m¨¦dicos blancos nos respetaban, pero durante varios d¨ªas hemos visto c¨®mo la gente ca¨ªa abatida a tiros a nuestro alrededor", afirma el cirujano Andr¨¦s Camprod¨®n.
Andr¨¦s y su mujer, Soledad Gallardo, que era la segunda vez que viajaban a Burundi, vieron de cerca la brutalidad de los enfrentamientos cuando les llamaron desde el obispado de la ciudad de Gitega. "Tuvimos que ir a atender a los heridos de una matanza selectiva que hab¨ªa realizado el Ej¨¦rcito en un barrio de esa ciudad", declaran. Mientras, en Espa?a, el Colegio Oficial de Enfermer¨ªa de Baleares trataba de averiguar noticias sobre el grupo de sanitarios.
Jos¨¦ Francisco Forteza, de Mallorca, y Soledad Gallardo prestaban sus servicios en la misi¨®n de Yniabikere, en el interior del pa¨ªs. Al estallar el sangriento golpe se encontraron totalmente aislados. Un helic¨®ptero ruso de las Naciones Unidas los traslad¨® hasta la capital, Bujumbura, donde se unieron al resto de espa?oles. "Los espa?oles fuimos los ¨²ltimos en salir. Primero evacuaron a belgas, alemanes y estadounidenses", afirma Jos¨¦ Francisco. Los seis sanitarios hab¨ªan viajado a Burundi por sus propios medios, sin contar con el apoyo de ninguna organizaci¨®n humanitaria. Jos¨¦ Francisco recuerda ¨²nicamente el auxilio de la colonia de m¨¦dicos y misioneros espa?oles, unos 30, en Burundi.
Los espa?oles en este pa¨ªs africano solamente han vivido una semana del golpe. Sangre, mucha sangre, confusi¨®n y huida. Diversos testigos relataron que las aguas del r¨ªo Akanyaru, en la frontera, arrastraban decenas de cad¨¢veres. Miembros de la etnia hutu, mayoritaria y a la que pertenec¨ªa el presidente asesinado, desencadenaron una venganza a gran escala contra los tutsi, etnia minoritaria que controla el Ej¨¦rcito y organiz¨® el golpe. Los sanitarios consideran que no se trata s¨®lo de una guerra de etnias, sino de una cruel batalla por el poder.
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