"Jerusal¨¦n s¨®lo pertenece a Dios"
"No hay duda de que el suelo ceder¨¢ bajo los pies de muchos l¨ªderes de la regi¨®n que se serv¨ªan del enfrentamiento con Israel para llegar al poder o conservarlo", reconoce el rey Hussein cuando se le pregunta sobre las consecuencias del acuerdo palestino-israel¨ª, que priva a varios Estados ¨¢rabes no democr¨¢ticos del elemento movilizador del enemigo sionista.Pregunta: ?C¨®mo ve usted el futuro de la relaci¨®n entre Jordania y un Estado palestino?
Respuesta: Llevo mucho tiempo diciendo que esta regi¨®n deber¨ªa imitar el modelo europeo de integraci¨®n, puesto que los los modelos son complementarios. Si la relaci¨®n se basa en el respeto mutuo, podremos evitar el enfrentamiento. Nuestros hermanos palestinos insisten a estas alturas en que quieren una confederaci¨®n con Jordania. Yo insisto en que no hagamos nada excepto trabajar de abajo arriba. Y eso exige una apertura de la sociedad ¨¢rabe para que cualquier asociaci¨®n sea algo natural, normal y significativo. Este mismo. razonamiento es v¨¢lido para una mayor integraci¨®n de la regi¨®n. Se han realizado grandes esfuerzos para lograr la unidad, pero han fracasado porque no se llevaron a cabo de abajo arriba. S¨®lo habr¨¢ verdadera unidad cuando haya pluralismo y libertad de expresi¨®n, de modo que podamos relacionarnos mutuamente sobre una base humana. Para coronar esta esperanza de paz basada en las nuevas posibilidades democr¨¢ticas en el mundo ¨¢rabe, yo, como musulm¨¢n, hachem¨ª y ¨¢rabe, y como hombre interesado en estar de acuerdo con mi conciencia, he propuesto celebrar conversaciones para un pacto sobre los santos lugares de Jersusal¨¦n que elimine todas las revindicaciones de soberan¨ªa.
P. ?Cu¨¢l es, en concreto, su idea?
R. Los santos lugares de Jerusal¨¦n deber¨ªan ser apartados de la ¨®rbita preservados de los intentos de cualquiera por imponer la soberan¨ªa sobre ellos. S¨®lo pertenecen a Dios todopoderoso. Los derechos de todos deben ser reconocidos por igual. El di¨¢logo deber¨ªa permitir una reuni¨®n de los fieles de las tres religiones monote¨ªstas para forjar la, paz. La Ciudad Santa deber¨ªa quedar excluida de cualquier soberan¨ªa temporal. ?Es algo tan absurdo creer que los jud¨ªos, los musulmanes y los cristianos puedan orar al Dios de Abraham en este santo lugar? Jerusal¨¦n puede ser un lugar de reconciliaci¨®n. Tendremos que elaborar los detalles, y no puedo pronunciarme todav¨ªa sobre ninguna propuesta concreta. Pero el talante general expresado aqu¨ª coincide con mi idea.
P. Es de suponer que el Parlamento que salga elegido en Jordania el 8 de noviembre tendr¨¢ que aprobar alg¨²n tratado de paz entre Jordania e Israel. Pero el l¨ªder del Frente de Acci¨®n Isl¨¢mico, Ishaq al Farhan, ha descrito el acuerdo entre la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) e Israel como el primer paso hacia la dominaci¨®n israel¨ª de la "regi¨®n de Oriente Pr¨®ximo". Si el Frente de Acci¨®n Isl¨¢mico obtiene los 25 o 30 esca?os esperados, ?podr¨¢ bloquear un tratado de paz?
R. Creo que, independientemente de otros factores, los jordanos son muy pragm¨¢ticos a la hora de asumir sus responsabilidades. Espero que en el futuro act¨²en de forma m¨¢s. responsable.
Por lo que respecta a este l¨ªder, estoy plenamente comprometido con la causa de una paz duradera que cambie completamente la situaci¨®n en la zona. No s¨¦ lo que ocurrir¨¢ en el pr¨®ximo periodo: es el electorado el que debe decidir.
P. Se halla usted en la curiosa situaci¨®n de ser un monarca que es el principal promotor de la democracia en el mundo ¨¢rabe. ?Qu¨¦ hay detr¨¢s de este nuevo modelo democr¨¢tico que propone usted para Jordania?
R. Mi confianza en mi pueblo es firme. Mi deber hacia ¨¦l es permitirle participar en las decisiones sobre su futuro. Nuestra democratizaci¨®n no es nada nuevo. Llevamos tiempo tratando de llevarla a cabo, pero durante muchos a?os no hemos podido continuar de forma normal. En 1956 se celebraron unas elecciones libres. Pero los jordanos, incluy¨¦ndome a m¨ª, cre¨ªamos en la unidad ¨¢rabe. La construcci¨®n de la naci¨®n comenz¨® despu¨¦s, y pas¨® por tiempos muy dif¨ªciles, como la guerra de 1967 y sus consecuencias. El reencuentro con las elecciones libres s¨®lo fue posible cuando renunciamos a Cisjordania, en 1988, lo que permiti¨® a la OLP aceptar las resoluciones 242 y 338 de la ONU y a su vez posibilit¨® la evoluci¨®n de los acontecimientos que ahora est¨¢n desembocando en la autonom¨ªa palestina. No pod¨ªamos celebrar elecciones antes, estando ocupada la mitad del territorio legalmente bajo jurisdicci¨®n jordana. As¨ª que, a la primera oportunidad, en 1989, dimos el primer paso y celebramos unas elecciones generales y desarrollamos una Carta Nacional. La Carta define nuestro sistema de gobierno como una monarqu¨ªa hereditaria y parlamentaria, en la que las decisiones del Gobierno est¨¢n sujetas a la aprobaci¨®n de un Parlamento elegido libremente.
P. Lo m¨¢s interesante de la apertura . pol¨ªtica en Jordania durante los ¨²ltimos a?os es su experiencia con los militantes isl¨¢micos.
R. Cuando los movimientos populares tienen que someterse a la prueba de gobernar, la gente se da cuenta de sus limitaciones. Y las personas libres siempre tienden al pragmatismo.
P. As¨ª que, actualmente, el Frente de Acci¨®n isl¨¢mico compite en las elecciones contra docenas de otros grupos, e individuos con el lema El islam es la soluci¨®n. Entretanto, en Argelia y Egipto, cada semana son ejecutados islamitas. ?No es la inclusi¨®n democr¨¢tica una forma mejor que la represi¨®n para enfrentarse a la amenaza del islam militante?
R. No quiero referirme a ning¨²n otro Estado ¨¢rabe en particular. Pero nosotros estamos decididos a construir un ejemplo de algo que funcione, de algo que el mundo pueda observar, que revele las verdaderas posibilidades de la sociedad isl¨¢mica y desv¨ªe la atenci¨®n de la imagen presentada por extremistas intolerantes.
P. Es decir, introducir a estas personas en el proceso genera moderaci¨®n, mientras que excluirlos mediante la represi¨®n provoca extremismo. ?Es as¨ª?
R. Eso deber¨ªa ser obvio. Hubo una ¨¦poca en la que est¨¢bamos casi solos en toda la regi¨®n, no se nos comprend¨ªa y sufr¨ªamos una enorme presi¨®n, tras el desastre de la guerra del Golfo y la invasi¨®n iraqu¨ª de Kuwait. Si no hubi¨¦ramos emprendido el camino democr¨¢tico y si el pueblo no dirigiera la pol¨ªtica de nuestro pa¨ªs, no habr¨ªamos sobrevivido.
Copyright Los Angeles Times Syndicate, 1993
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