El obst¨¢culo protestante
Empieza a ser un secreto a voces que un sector del Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s (IRA) busca una salida honrosa para poner fin a m¨¢s de seis d¨¦cadas de lucha armada. No todo el IRA quiere la paz, y la bomba de Shankill Road, hace 10 d¨ªas, fue tal vez un golpe de los radicales contra los partidarios de la negociaci¨®n. Pero si Gerry Adams, l¨ªder del Sinn F¨¦in y portavoz pol¨ªtico del IRA, ha convencido de su voluntad de di¨¢logo a alguien tan honrado y veterano como John Hume debe haber verdad en la oferta.No es s¨®lo cansancio. Desde el acuerdo anglo-irland¨¦s de 1985 que estableci¨® cierta corresponsabilidad de la Rep¨²blica de Irlanda en los asuntos norirlandeses, los republicanos constatan que la historia se mueve a su favor. En Irlanda del Norte y en Gran Breta?a la opini¨®n mayoritaria es que, antes o despu¨¦s, las dos Irlandas acabar¨¢n unidas. Conforme el horizonte republicano se ha aclarado, el de los unionistas se ha oscurecido. Como consecuencia del acuerdo anglo-irland¨¦s, el terrorismo protestante ha ganado en recursos y en audacia. Los l¨ªderes. protestantes se han encerrado a su vez en posturas de creciente intransigencia. En 1985, con la normalizaci¨®n de las relaciones aci entre Londres y Dublin, se sintieron traicionados. A partir de ese momento, su alarma no ha hecho sino crecer. En el protagonismo concedido por John Major al primer ministro irland¨¦s, Albert Reynolds, con la declaraci¨®n conjunta del viernes en Bruselas, han cre¨ªdo encontrar una nueva confirmaci¨®n a sus sospechas. Desde su punto de vista, el Reino Unido se est¨¢ preparando para abandonarles a merced de la rep¨²blica. Varios dirigentes unionistas criticaron ayer la oferta de di¨¢logo de Major. En realidad, era la propia negociaci¨®n lo que les preocupaba. En su opini¨®n, cualquier cambio ser¨¢ perjudicial para su bando y favorable para los republicanos.
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