?Cerrar?, ?qu¨¦ va!
Los dependientes del centro comercial creen que todo se arreglar¨¢
Los empleados de los 49 establecimientos ya abiertos en la Esquina del Bernabe¨² est¨¢n tranquilos. Saben del l¨ªo suscitado en torno a este centro comercial por la prensa. "La que ha liado Mendoza", comentan. Pero creen que no llegar¨¢ la sangre al r¨ªo. No temen por sus empleos porque est¨¢n convencidos de que todo se arreglar¨¢.La inmensa mayor¨ªa de estos selectos comercios, dirigidos a un p¨²blico de alto nivel adquisitivo, son atendidos por encargados y personal contratado, no por sus propietarios. Ayer, las preocupaciones de los dependientes estaban bien lejos de la reuni¨®n sobre el tema que se celebraba en la Gerencia municipal de Urbanismo. "Seguimos las noticias que hablan de ¨¦sto, pero por curiosidad, no porque estemos intranquilos", aseguran.
La dependienta de una tienda de ropa de cama y lencer¨ªa est¨¢ segura: no va a suceder nada. "No siento ninguna preocupaci¨®n y creo que mis jefes tampoco" explica resuelta mientras atiende una llamada telef¨®nica. "El ambiente est¨¢ tranquilo, ser¨ªa horroroso que derribaran ¨¦sto con los millones que ha costado, no interesa a nadie y menos con el paro que hay", a?ade.
"Eso s¨ª, al d¨ªa siguiente de las declaraciones de Mendoza hab¨ªa aqu¨ª un revuelo terrible, todos coment¨¢bamos el asunto", relata. `A quien se le ocurre, decir en p¨²blico que hab¨ªa enga?ado al Ayuntamiento", comenta estupefacta.
Problema del jefe
Algunos empleados est¨¢n hartos de hablar del tema. Otros prefieren no pronunciarse. "Eso es un problema para mi jefe, no para m¨ª, no creo que ocurra nada", indican los trabajadores de varias tiendas de ropa. "Regular¨¢n aquellas cuestiones que sean necesarias, pero cerrar seguro que no", comenta el dependiente de una tienda de ropa masculina.
"El ambiente est¨¢ muy relajado, si existiera alg¨²n riesgo se ver¨ªa movimiento", cavila una de las limpiadoras de este recinto impoluto.
La encargada de un establecimiento de regalos reconoce sentir "un poquillo de preocupaci¨®n". "Pero no mucha" a?ade acto seguido. La vendedora de una tienda de molduras tambi¨¦n admite que con los acontecimientos de estos d¨ªas ha llegado a pensar que podr¨ªa peligrar su trabajo. "Son ideas que se te pasan por la cabeza, como tantas otras, pero no creo que suceda nada".
Al vendedor de quesos y embutidos del supermercado Alfaro le parece inveros¨ªmil un posible cierre de locales. Sonr¨ªe entre piezas de camembert, cabrales y manchego: "aqu¨ª nos sentimos todos tranquilos". Est¨¢ seguro de que no llegar¨¢ a ver las orejas al lobo.
"Poni¨¦ndonos en lo peor, si esta cadena tiene que reducir su superficie en cien metros, los pueden quitar del almac¨¦n y ya est¨¢, la parte de tienda sigue igual", a?ade este hombre con veinte a?os de antig¨¹edad en la empresa. A pocos metros, la encargada de la panader¨ªa corrobora sus palabras mientras se afana en llevar las cuentas del d¨ªa.
El gerente del supermercado tambi¨¦n est¨¢ convencido de que los problemas de licencias se van a resolver. "El director nos ha dicho que todo est¨¢ correcto, pero si no lo estuviera, ya con un centro levantado, a lo que hay que ir es a arreglar la situaci¨®n, porque no vas a derribarlo ?no?", se pregunta.
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