Una econom¨ªa muy informal
El trabajo sumergido se ha convertido en complemento funcional y de flexibilidad para el circuito oficial
Como asegura m¨¢s de un experto, el trabajo sumergido en Espa?a ya no es negro sino gris. La econom¨ªa formal y la informal se han convertido en actividades complementarias. La primera utiliza a la segunda como complemento funcional y de flexibilidad. "?C¨®mo es posible entonces delimitar cuando el producto final es enteramente clandestino o enteramente legal?, se preguntan algunos economistas. ?Es posible aventurar a cu¨¢nto asciende la econom¨ªa informal en t¨¦rminos de Producto Interior Bruto (PIB)?, vuelven a cuestionarse.Datos recientes publicados por la revista The Economist adjudican a Espa?a un 25% de econom¨ªa sumergida en relaci¨®n al Producto Interior Bruto (PIB). S¨®lo Grecia supera el ¨ªndice de clandestinidad espa?ol de entre un grupo de 13 pa¨ªses, al alcanzar un 30% de producci¨®n oculta. Italia y Portugal siguen a Espa?a con unos niveles de econom¨ªa irregular del 20% sobre su PIB.
La ¨²ltima medici¨®n que realiz¨® el Gobierno espa?ol para conocer el grado de econom¨ªa informal del pa¨ªs data de 1988 y se sustenta en el estudio que el Ministerio de Econom¨ªa public¨® en 1985 bajo el t¨ªtulo de Condiciones de Vida y Trabajo en Espa?a. La conclusi¨®n fue reveladora: un 29% de los ocupados espa?oles, es decir, m¨¢s de tres millones de personas, trabajaban en condiciones irregulares. De ¨¦stos, un 80% del total adquir¨ªan tal categor¨ªa por no cotizar a la Seguridad Social.
El estudio del fen¨®meno dio lugar, a finales de los a?os 70, a cuatro escuelas o l¨ªneas de investigaci¨®n: cuantitativa, fiscal, cualitativa y te¨®rica. Expertos de la Comunidad Valenciana (Bernab¨¦, Migu¨¦lez, Sanchis e, Ybarra), abanderaron la corriente cualitativa. Una d¨¦cada despu¨¦s, la Comunidad Valenciana se ha convertido en paradigma de la econom¨ªa irregular en Espa?a. La econom¨ªa sumergida se sit¨²a en esta autonom¨ªa entre el 25% y 30% de la producci¨®n final, y afecta a casi un 21% de la poblaci¨®n asalariada, seg¨²n un estudio sobre Condiciones de vida y trabajo, editado por la Generalitat valenciana en 1991.
El fen¨®meno est¨¢, sin embargo, ampliamente extendido por toda la geograf¨ªa espa?ola. En restaurantes andaluces no es extra?o que el personal del local pregunte amigablemente al cliente si desea la factura en tren (con IVA) o en avi¨®n (sin ¨¦l). En Madrid, las papeler¨ªas pueden acudir a los almacenes de mayoristas y realizar sus compras sin la inclusi¨®n del impuesto.
El estudio de la Generalitat valenciana pone de manifiesto que los c¨®nyuges del cabeza de familia presentan el mayor ¨ªndice de irregularidad (un 42%), lo que evidencia el papel subsidiario de buena parte de las mujeres en la obtenci¨®n de ingresos para la unidad familiar.
Estudios que han analizado el fen¨®meno desde el punto de vista tributario advierten que la proliferaci¨®n del trabajo oculto agrava el d¨¦ficit p¨²blico, ya que el Estado ingresa cada vez menos, mientras los gastos no disminuyen, sino que incluso crecen. Del gasto p¨²blico se benefician los trabajadores irregulares que utilizan los servicios de la Seguridad Social o la ense?anza p¨²blica, sin contribuir. La permisividad social de la que disfruta la econom¨ªa sumergida parece ser lo ¨²nico que la diferencia del fraude.
Josep-Antoni Ybarra, profesor del departamento de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Alicante y estudioso del fen¨®meno desde 1975, explica que la fiebre de la cuantificaci¨®n de la econom¨ªa informal pas¨®, "y ahora, si se hace alg¨²n comentario, carece de importancia si lleva el quantum". Desde el punto de vista de la pol¨ªtica econ¨®mica, Ybarra defiende que la econom¨ªa oculta se ha convertido en "un banco de pruebas", a trav¨¦s del cual se experimentan los cambios m¨¢s importantes del actual sistema socioecon¨®mico. "Se estudia la posibilidad de transferir al campo de las relaciones laborales legales los aspectos m¨¢s positivos de la econom¨ªa sumergida", argumenta Ybarra. "Antes, hab¨ªa un cierto temor a lo que se conoc¨ªa como fiscal¨ªa [inspecci¨®n]", se?ala Ybarra. "Ahora la actitud del empresario clandestino descubierto en falta es la de decir: 'Tenga usted las llaves y sepa que destruye 20 empleos".
Seg¨²n explica Ybarra en un art¨ªculo publicado en el libro La otra econom¨ªa (Alfons El Magn¨¤nim-IVEI, 1988), "la econom¨ªa oculta es el gran argumento del liberalismo espa?ol para demostrar la inadecuaci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica a la realidad". Y prosigue: "Las exigencias de flexibilidad y de aminoramiento de cargas, fiscales y laborales, ser¨ªan los ejes principales para la emersi¨®n en este discurso neoliberal".
Miembros de la escuela valenciana consideran err¨®neo afirmar que un aumento de la econom¨ªa sumergida implique la existencia de menos desempleo. Tampoco est¨¢ cient¨ªficamente claro que cuando se incrementa la producci¨®n oficial se reduzca la sumergida, o viceversa. Y se utiliza porque es m¨¢s barato producir en condiciones sumergidas que emergidas.
Aurelio Mart¨ªnez, consejero de Econom¨ªa de la Generalitat valenciana y director del Departamento de Econom¨ªa de la Presidencia del Gobierno hasta mediados de 1993, define la econom¨ªa sumergida como un caj¨®n de sastre donde se incluye todo lo que no es oficial y se encuentra al margen de las leyes.
Para Mart¨ªnez, el trabajo oculto siempre ha existido, pero comienza a ser un problema cuando supera "un volumen que podr¨ªamos calificar como normal". A su juicio, la eclosi¨®n de la econom¨ªa sumergida se produce en Espa?a en tomo a los a?os 70 debido al incremento de la presi¨®n fiscal y a la p¨¦rdida de competitividad de determinados sectores. "Frente a estos dos elementos, los empresarios segmentan las actividades y las sumergen, evitando as¨ª desde negociar salarios hasta pagar impuestos", argumenta.
Se establece un c¨ªrculo vicioso. La proliferaci¨®n del trabajo irregular genera una competencia desleal que afecta a los empresarios que s¨ª cumplen con sus obligaciones impositivas. La existencia de este circuito extra oficial sirve, a su vez, para que otros tantos empresarios justifiquen el desv¨ªo de parte de su producci¨®n oficial hacia el terreno de la econom¨ªa oculta, asegura el consejero.
Esta pr¨¢ctica tiene dos efectos inmediatos: se evaden los pagos a la Seguridad Social y, desde el punto de vista fiscal, se recauda menos y hay m¨¢s fraude. "Estos empresarios trasladan la carga social al resto de la sociedad", afirma Mart¨ªnez. "Competir a base de precios es una salida hacia atr¨¢s. Espa?a debe olvidarse de que puede competir con Taiwan, porque hipoteca su futuro".
La Administraci¨®n asegura que la d¨¦cada de bonanza econ¨®mica de los a?os 80 ha mitigado el problema, ya que el crecimiento tiende a aflorar empresas. El consejero cree que un segundo elemento importante es la concienciaci¨®n sindical. "La econom¨ªa sumergida siempre ser¨¢ entendida por los sindicatos, sobre todo, en momentos de crisis", sentencia.
Proliferaci¨®n de sectores
Sobre el trabajo negro, oculto, irregular, informal, subterr¨¢neo..., as¨ª hasta completar una larga lista de denominaciones bajo las que se conoce el fen¨®meno, existen muchas m¨¢s versiones. Actividades econ¨®micas como la agricultura, la hosteler¨ªa, la construcci¨®n, la, confecci¨®n, el calzado y el juguete son caldo de cultivo para la proliferaci¨®n del trabajo irregular. "Es imposible pasar desapercibido cuando realizas inversiones de 100 millones de pesetas", confiesa Ricardo Cardona, presidente de la Asociaci¨®n de Empresarios Textiles de la Regi¨®n Valenciana, organizaci¨®n vinculada a la patronal CEOE.
Antonio Rom¨¢n, presidente de la Asociaci¨®n de Empresarios de la Confecci¨®n de Valencia, asegura que ni siquiera la econom¨ªa sumergida es interesante para este sector. "Las importaciones son abundantes y no hay manera de competir con pa¨ªses como Vietnam que paga a 10 centavos (unas 13 pesetas al cambio) la hora de trabajo", describe el empresario. "Esta competencia", agrega Rom¨¢n, "ha provocado muchos cierres de empresas legales". "Si tenemos que compet¨ªr con pa¨ªses subdesarrollados", agrega el industrial, "tendremos que produ cir de forma tercermundista". Para Rafael Calvo, presidente de la Federaci¨®n de Industrias del Calzado Espa?ol (FICE), la econom¨ªa sumergida es dif¨ªcil de cuantificar, aunque estima que el 30% de la producci¨®n en este sector es irregular. En opini¨®n de Calvo, el marco legal no ha permitido a la industria del calzado desenvolverse suficientemente. "Cuando el fabricante observa que si cumple religiosamente la ley es imposible ser competitivo, se produce una progresiva desaparici¨®n de empresas solventes en el sector del calzado", describe el presidente de FICE.
Por otro lado, Calvo argumenta que la econom¨ªa sumergida no es un privilegio de Espa?a. "En Italia se practica con la misma o mejor soltura que aqu¨ª", matiza. Las ¨²nicas soluciones para que la industria del calzado sobreviva son, a juicio de Calvo, flexibilizar la jornada, que debe pactarse anual y no semanalmente -existen 90 d¨ªas al a?o en los que no hay casi actividad, seg¨²n Calvo-, y liberar al empresario del pago de las cotizaciones a la Seguridad Social durante los meses de inactividad. La flexibilidad laboral es otra demanda que considera imprescindible.
Pascual Pascual, dirigente de Comisiones Obreras en Elche (Alicante), una de las ciudades donde abunda la econom¨ªa sumergida, manifiesta que la actividades se sumergen para mantener el nivel de beneficios. "Las empresas comercializadoras son las que se han llevado el gato al agua", explica el sindicalista. "Algunas de ellas", prosigue Pascual, "que figuran en los primeros puestos del r¨¢nking de exportadores, apenas tienen plantilla". Seg¨²n el representante sindical, la funci¨®n de estas empresas se limita, en ocasiones, a poner cordones al calzado, a etiquetar o a empaquetar.
La econom¨ªa sumergida no es como la droga donde todo es clandestino. Se da en el inicio y en las fases intermedias, pero no en el final, advierte el responsable sindical. "Aqu¨ª s¨ª que hay un culpable y es la empresa que abre las puertas a la econom¨ªa sumergida para ser m¨¢s competitiva", acusa. Tanto UGT como CC OO han optado por la emersi¨®n incentivada de empleo clandestino y descartan que las medidas represoras logren aflorar la tupida red que conforma la econom¨ªa informal en Espa?a.
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